Revista Adynata
Dijiste / Alude al Alud
Y vas, al refugio que te aguarda.
Despellejas el lugar que supiste llamar hogar.
Caminas por las orillas de la luna,
e identificas con simpleza que una brisa incómoda te margina de la tierra.
Saber del dolor puede ser un temporal que desgarra,
un trueno que le teme al retroceso.
Dijiste
¡Que incongruente te pusiste!
Dijiste.
No saber abordar la pena.
Es que cruzando el río, puede estrellarse, sin saber explorar.
¿Cómo enseñarle, a nadar a la tristeza, a bañarnos ahí?
Un instante.
Dialogar con el lobo que anida en la maleza gruesa de mi casa,
no hace falta devenir aullando, estremecido, oculto.
Compañero que refuerza y cuida de mi alma.
Caminante que enciende los cristales.
No te hagas cargo de mi vértigo.
Me comprometo a bajar la guardia.
Dijiste,
¡Nosotras no somos los corderos!
Y aullaste.
