Fragmento sobre el tránsito por el encuentro de las orillas / Romina Brunetti
- Revista Adynata
- 6 may
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Saberse pensada… sentirse esperada… un lugar donde llegar. Resonancias de un encuentro.
La nave de los 22 había zarpado ya, pero aún postergaba la espera de otra llegada, una última demora anunciada. A la distancia de lo más próximo… un faro desgarra la oscuridad, una nave rasga las orillas, un silencio horada porosidades, unas sensibilidades quebrantan doctrinas de individualismos feroces, apuestan a las singularidades de lo común. Acá no sobra nadie.
Demorarse. Detenerse. Atravesar, bordear, atomizar lo lejano. Orillar con timidez y deseo. Hacerse a la mar. La nave espera, aguanta, sostiene, acaricia, insiste, acoge el desvío, conspira pensamientos que impregnan políticas deseantes.
Expectante, con ensoñada lucidez, marchar a la búsqueda del “castillo en medio del bosque” que el poeta Fijman imaginó. Presencias. La de Vicente, intuida desde antes del convite de la generosidad amiga. Al acortar distancias…cada vez más potente. En esa presencia insinuada, se condensan otras presencias entrañables, extrañadas. Los afectos que nos habitan, las palabras que nos piensan, los pensares que nos hablan. Sentires. Respirar en común. Conspirar.
Tomarse el tiempo. Dos centellantes sensibilidades aguantan la espera en la antesala de la noche. Salir al camino, alumbrarse. La compañía necesaria. Demorarse, detenerse, permanecer. “Detenido y andando” canta Gabo, la historia de una vida, sus demoras, amores, vacilaciones, despedidas, desvíos, inconclusiones. Abismarse.

Declaro el impoder de las palabras, que abandonan la nave, se fugan. Anticipo, no se inscriben, no escribo, no puedo. “Piensa una herida”. Demorarse, alumbrar la espera, alojar el silencio, no renunciar a lo venidero. Sospechar el silencio. “Pensar es esculpir en la niebla”. Convite a conspirar. Darse al pensar: una entrega, una renuncia. Darse a la experiencia, imágenes de otros trayectos, cruces, escuchas, desvíos. ¿La experiencia es también lo impedido? A veces. Enrarecer lo pensado, devenir de lo impensado. Demorarse, desviarse, orillarse. “Débil no es quien puede poco, sino quien está separado de lo que puede”. ¿Quién dijo qué? Prestarse palabras, resonancias impregnadas en sensibilidades permeables, que eximen alertas de imperiosas miserias cotidianas que acechan deseos, fuerzan pura alienación. Pausa. Darse al anacronismo de la historia presente, vencida. Resistir. Dejarse incomodar por la intuición que nos reclama, materializar las ideas. Conspirar.
Un fragmento, un retazo, perder el hilo, deshilvanar. Parir las dudas, las preguntas, hendir traiciones en el olvido que todo recuerda. Memorias de lo frágil, opacidades. Orillar, zurcir. Darse al pensar. Soltar, soltura, errancia. Perder el hilo (otra vez). Andar descalza.
Indolencia, indiferencia, neutralidad, distancia. Violencia es mentir. Macerar dolores. Una pizca de espera. Una lluvia de papas. No hay salud mental. La vida como viene. Chapoteos. Derecho a la irreductibilidad. Pesallidiario. Las nadies. Postales. Post postales. Papá.
Habitar la belleza, la caricia, el encuentro, la fugacidad, la permanencia. Estar. Compartir el vino -ventajas de la cocina-. Macerar dolores (otro poco). Soltar. Resistir las mismas rancias recetas de siempre con mucho conservante. Alimentar el fuego. Pensar memorias, nombrar indecibles, liberarse del daño, repulgar empanadas. “Iré en mi viaje donde deba ir”, reza la página donde se abre el libro de Vicente, que Regine me comparte. Oráculo. Cartografías chiquitas. Repulgamos empanadas. La suavidad como conjuro de la aspereza. Sospechar una conspiración.

Dispersiones y porosidades que habitamos, movimientos, experiencias sensibles se abren paso a pesar de nosotrxs. ¿Qué dimensión para lo acontecido? Distopia -de las buenas-. Lentes capturan lo inasible. O capturas de lo inasible en un instante de eternidad. Evanescencias de lo eterno. Susurros, arrullos del mar, mar de pensares que orillan lo imposible como llamado a la posibilidad, y su condición. Insistencias de lo imposible. Orillas, bordes, que saben que hay costados. Derecho a habitarlas, derecho a la deriva, desvíos, acontecimiento en los bordes. Reivindicar la eternidad como acto político, re-encantar la vida. Conspirar.
“Las crueldades: su constante reside en la innecesariedad” (Percia). Macerar dolor (un poco más). Sensibilidades humanas, demasiado humanas, que encuentran palabras perdidas de las fragilidades ausentes. Se intuyen, nostalgian pasados imperfectos. La mala prensa de las sensibilidades en tiempos de farsantes libertades. Aturdimiento de los pensamientos, atormentarse, abrumarse, otras brumas, sosiego, la dulzura del olvido.
Pensar atina un silencio.
Sensibilidades que piensan lo imposible, lo existente y lo innombrado, rarezas, invenciones, lo improbable que urge, la experiencia como producción de verdad. Emparchan, arman, acompañan, arrullan, abrazan, hilvanan, tejen, zurcen, esperan. Conspiran los sueños, los afectos, las señas, los desvíos, los pensamientos, los textos.

“Conspirar quiere decir respirar juntos”. Siguen conspirando.
Ojalá.

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