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  • Foto del escritorRevista Adynata

Hacemos el carnaval cuando queremos / Verónica Scardamaglia

Un encuentro entre carnavales y escuela, está por suceder.

Encuentro que funciona como invitación para instalar los saberes y oficios que actualmente se ponen en juego en cada fiesta de carnaval, a adentrarnos en la Formación Profesional y las relaciones entre las Artes Populares, los oficios y los múltiples valores que situamos allí: sus relaciones posibles con las industrias y consumos culturales para contribuir a ampliar las posibilidades de nuestro CFP con las relaciones entre arte, cultura, trabajo y educación.


Nos proponemos poner de relieve los saberes del vestuario, la caracterización, la confección de sombreros y tocados, puesta en escena, sonido y técnica, la gestión cultural, cotización, organización y valorización del trabajo artístico a través de la convocatoria a reconocidxs referentes para la realización de algunos talleres abiertos a nuestra comunidad.


El tiempo opera como una de las claves desde la cual pensar esta apuesta: tiempo (del oficio) y actualidad tantas veces cooptada por plataformas digitales e inteligencias artificiales que encuentran en la velocidad su aliada principal. En contraste: el tiempo del armado, del proceso, de la preparación, el tiempo del despliegue, de la presentación. En esta primera edición, nos proponemos saber un poco más sobre las murgas de “estilo uruguayo” que se caracterizan, entre otras cosas, por presentarse como una obra con tres tiempos: una presentación o saludo, los cuplé (llenos de crítica y humor) y la canción final, la retirada.


Tiempo inventado de encuentro entre Formación Profesional y Carnavales, yuxtapuestos y abrazados, juntos, pero no amontonados. Una escuela alojando talleres simultáneos y sucesivos. Un carnaval haciendo(se) escuela. El carnaval ha nacido para subvertir y nos desafía a no reducirlo a lo abigarrado de serpentinas y cornetas, de antifaces, disfraces y bailoteos. Ya el mercado, ya el calendario han pretendido encorsetarlo, venderle y dictarle sus formas, pero el carnaval no es una patria sino un territorio que trae “esa mezcla rara que somos” a decir de Silvia Rivera Cusicanqui[1] que discute colonialismos y propiedades, que tensiona identidades y máscaras bajo el asedio tanto del estilo como de las tradiciones. Buscamos, entonces que la calle, la cultura y la fiesta popular entren a la escuela, que la escuela sea oficio y carnaval.


Dicen que en los orígenes de los carnavales, se armaban feroces batallas en las que se arrojaban harina, naranjas, huevos de gallina o avestruz y cáscaras de huevo rellenas de agua de olor. Dicen que caían cataratas de agua desde terrazas y balcones e incluso, había quienes trepaban por las paredes para irrumpir en las casas y eran repelidos, entre gritos y carcajadas, a baldazos de agua.

Dicen que casi toda la población celebraba estos festejos y que para fines de 1800 se empezaron a organizar concursos oficiales con comparsas y surgieron allí las primeras murgas nombradas como mascaradas. La murga ha nacido para levantar la voz de las denuncias contra las injusticias sociales. Relata Washington “Canario” Luna, intérprete de la murga uruguaya Brindis por Pierrot "Yo salí a la calle a los 12 años, a laburar en lo que viniera: lustrar zapatos, vender diarios, números de lotería. (…) A los 14 años ya estaba saliendo en carnaval. La finada de mi vieja me tuvo que firmar un permiso del Consejo del Niño porque era menor y no me dejaban salir. Pasé hambre, nunca tuve Reyes. Por eso uno canta las cosas con un poco de rabia, con bronca. El murguista no es muy bien visto, como siempre se dijo, no tiene dientes, es vendedor de diarios, lustrador, tiene poca lectura. Y siempre con esa bohemia de tomar una copita." Agrega Catusa Silva [2], director de la murga Araca la cana: "Acá nadie fue a un profesor de canto, nadie canta con el estómago, que es lo natural. Cantan con la garganta. Ya ni siquiera se canta con la nariz, como antes, porque eso te significa tener menos dicción. Lo mismo que el cantar de costado, eso no es ser murguista. Otra cosa: tenés que tomar el vino por la botella. Y fijate que la nota se cuelga de oído. Es un raro privilegio que tiene el murguista. Coloca su voz de oído porque no conoce la música".


Paridxs por estas historias que entretejen la fiesta comunitaria y las denuncias políticas, insistimos en encontrar allí valores y posibilidades para hacernos de espacios de formación en la yuxtaposición entre arte, cultura, trabajo y educación. Sabemos que otras formas de educación son posibles, desde ellas insistimos en hacer bailar las injusticias, cantar garganta en mano las denuncias, agitar con ritmo picado las protestas y pintarnos las caras de carcajadas para decretar que el sábado 19 de octubre será otro día más de carnaval. Será una jornada que disfrutará de una serie de talleres con referentes reconocidos y un cierre espectacular con tres murgas. Un encuentro de Formación Profesional que okupará con Artes Populares y Oficios del Carnaval el CFP de la avenida Asamblea, acá por Parque Chacabuco.



[1] Silvia Rivera Cusicanqui es socióloga y escritora. Entre sus obras más conocidas se encuentran “Sociología de la imagen”, “Un mundo Chi ´x´i es posible” y “Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores” (2010) de Ed. Tinta limón.

[2] Catusa Silva fue obrero en una fábrica metalúrgica, y experiencia en oficios varios, desde cortador de calzado hasta vendedor ambulante. al frente de la murga Araca la Cana en los últimos 25 años, puede exhibir el siguiente currículum, desglosado en parámetros comerciales y humanos: 27 discos editados, 9 de ellos de oro y uno de platino.


NOTA: Encuentro de Formación profesional en Artes Populares y Oficios del Carnaval. Sábado 19 de Octubre. Centro de Formación Profesional Nro 6 Asamblea 153.

Inscripción a talleres y cronograma de actividades: http://cfp6-cifpa.edu.ar/evento191024.html



Cecilia Mur (2024) Encuentro Artes Populares y Oficios del Carnaval

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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