Leída en la tumba de María Angélica Sabelli
En su memoria y la de cada uno de los fusilados
en la base naval Almirante Zar, el 22 de agosto de 1972
Señor no sé si María Angélica creía
o no creía en vos / y si la fe existe / corre o nada /
se desborda por fuera de los actos /
como un río de cristal que nunca tuvo cause
Tampoco sé si en el final del día / a la hora de los lobos
y las nubes de espumas negras / ante el espejo del justo amor /
el amor que deja su huella / eso sirve para algo / más que un
ruego / una servidumbre o las indulgencias pagadas con oro
Pero no dudo Señor que estuviste a su lado (¡fuiste su costado!)
cuando la torturaron y otras agonías / cayendo como lluvia de
vidrio sobre la comisaría de Villa Martelli (hablo de un tablado
del infierno)
Y que fuiste vos quien arrimó un poco de paz /agua del milagro /
por piedad o bondad una gota de rocío/
¡ese instante! / ¡esa víspera de muerte! /
sobre su cuerpo enloquecido / hecho carne
en la carne machucada por tanto golpe /
a pura picana / ese cuerpo de muchacha abierto y padecido
hasta convertirse en muchedumbre de dolor /
en sinfonía del espanto
Señor ella tenía el pelo negro (como ala de pájaro)
los ojos traían la luz con gloria de quien mira más allá /
y su mano pequeña había escrita alguna vez / bien grande
y a los apurones
PERON VUELVE
EL CHE VIVE
como quien dice vuelve la alegría / los niños no vivirán para
la muerte /se limpiará esa bóveda que abundó en la sangre /
esa sangre de inocentes / o mejor como quien siente
que la patria es un murmullo de vientos
y de músicas sagradas
un aliento que tiembla / una arenita que se queda
para siempre en los dedos…
Señor recuerdas cuando en la cárcel de Villa Devoto
ella se subía a la ventana y miraba los cielos que nacían
detrás de los rojos cielos / tenebrosos / mal de augurios
¿Miraba la muerte que le venía pronto?
¿Miraba esos pasos que no daría?
¿Ese mar silencioso que le esperaba?
¿Pero sus ojos eran el mar / sus manos eran el fuego?
¿Su vida una esperanza que se desvanecía / una nube
de ángeles desnudos en la mañana breve…?
Señor no habrás olvidado
cuando a María Angélica la llevaron al sur (como si fuera
ganado y no dulzura)
y que en la celda de su último penal en el universo de sus
precarios días / ella acomodaba su poca ropa / leía
poemas para sus compañeros (mientras la belleza
dormía en sus brazos igual que un gato)
y planeaba la libertad como quien alza una hoguera
y esperaba alegre la llegada de cada último domingo del mes
para ahuyentar la tristeza de sus padres / su sonrisa Señor
y su gracia de mariposa que detiene sus alas en el vuelo
eran una gracia para ellos…tan mal tratados…
tan desolados…
Señor conoces toda la historia: la fuga / la toma del aeropuerto
un avión que no aterriza /su entrega a los jueces la promesa /
las fuerzas de la Marina /
sus últimas noches en la base Almirante Zar
(de espaldas al mar)
y de cómo vejaron su cuerpo de niña / su alma de niña
que anhelaba pasiones sin limosnas…
Ella estaba en un pasillo con la cabeza baja (¿y las nubes…
y las nubes…?)
llevaba sus mantas y esperaba / un nuevo interrogatorio /
una nueva crucifixión… (¿un abandono sin respuesta para el
ayúdame Dios mío…? / Un clamor de sombras que interroga:
¿Por qué me abandonaste…?
Señor primero fue un tiro en el brazo / después le destrozaron
la nuca y aunque ya estaba muerta
volvieron a pegarle un balazo en la cabeza (¡la sangre / la sangre!
¡y esa mirada sin espejo de quien derrama la sangre!)
Señor para esa madrugada no quedan pájaros del cielo
ni belleza de la tierra / no tengo otra cosa que el recuerdo de la
madre de María Angélica
mientras viajábamos a rescatar su cuerpo
No tengo más y apenas que esa sonrisa de antes
que conocía de María Angélica
la sonrisa de quien tenía veinte años el pelo negro (que no
se agitará)
y que alguna vez había escrito en las paredes /
en los muros / en el agua…
su grito de vida / su grito de tempestad
su grito por el grito de los 16 asesinados
por tanta muerte en las paredes / en los pisos /
en las caras / en las manos / en el país de los olvidos…
Señor la joven viajera no se resigna
no se resignará Señor
¿Señor esperas de nosotros el olvido?
¿El olvido Señor y así perder el amor de ella / ella que
era una criatura bienaventurada del amor…?
¿Y así perder la vida de ella / ella que vivía como si fueran
eternas cada hora de la revolución…?
¿Y así dejar marchar el tren que lleva a los sueños
que nos sueñan con la frente celeste
como olas bravas de la mar / como savia del girasol /
o sea la vida para la vida… aún en el tiempo en que la historia
sólo es sal que quema en las heridas…?
Quien olvida traiciona Señor
Nuestra gran memoria
Nuestra única riqueza
La debida aventura
Esa estrella gigante
El único camino Señor
Para que las tumbas de Trelew
no se cubran de oscuras hierbas / más que secas
sin gloria y sin rocío…
VICENTE ZITO LEMA,NICIÓ UN VIAJE...MÁS DEJÓ UN EQUIPAJE AL QUE IRÉ A BUSCAR, UN POEMA, UNA REFLEXIÓN, TANTO!!
Ese hombre esa mujer no tienen rostro
No tienen nombre (no son más que la cresta
de una mar de ventura y nueva
que penetra en la frontera de piedra
apenas espuma
que con los vientos regios
siempre vuelve)
Un grito se alza en la noche brilla
en la espesura del silencio decae
fugaz
Después la sorpresa que abate la resistencia
sin milagro el tamaño
de la herida
por el suelo ropas / fotos / libros rotos
una cartera vacía
El coche avanza por la calle impune
nadie lo detiene
todos saben
Ese hombre esa mujer atados traspiran mucho
respiran mal
la…