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Morder la piedra / v. Nicolás Koralsky

  • Foto del escritor: Revista Adynata
    Revista Adynata
  • 1 jul
  • 2 Min. de lectura

I.

Encontrarse una piedra en la boca

después de dar una mordida

 sobre un manjar.

El gusto que dejan los días

que pesan

se sienten como asperezas al masticar.

Una piedra parte el diente

obliga a sacar de la boca

la ingesta.

La lengua

busca las raspaduras

repasa los perfiles que, de memoria

reconocía en la dentadura.

El paladar, ahora recinto

de una vulnerabilidad

nueva.

Una rotura, mínima

quizás no necesita

la cura del daño.

 

El gusto que dejan los días

que pasan

sabe a la sangre de una mordida

mientras inocentemente triturábamos un alimento.

Parten el interior.

Las paredes carnosas, rotas

nos obligan a escupir de la boca

la carne

confundidos entre el dolor del animal sacrificado

y la propia cavidad lastimada.

 

Los días  

que presan

dejan el gusto

de cuerpos amontonados

en las pupilas

 que, acostumbradas, miran con hambre

el espectáculo del dolor

 a la distancia.

Guerra llena la boca

una cucharada colmada 

 empuja al interior el sustento.

Mientras, gatitos tiernos se alternan

con imágenes del desastre.

 

Los días 

que pasan

se hacen del gusto

de una decepcionada bulimia.

El rastro del vómito imprime

un color ocre, pasado.

Toda la Historia devuelta

corroyendo el mineral  

que formó la fuerza blanca

de la sonrisa.

Dientes  que dejan relucir

la imaginación raquítica de Occidente, que

solo sabe hacer trizas

como atractivo. 

 

Los días

se posan

con gusto proteico.

Papilas gastadas, ceñidas mandíbulas.

Musculaturas de fuerza

pesos  muertos levantan.

Sus cuerpos batidos acumulan cálculos

en vísceras abiertas

en otras ciudades.

Piedras se acumulan

sin poder levantar cementerios.

 

Los días 

que pegan

necesitan hablar con piedras en la boca.

Hablas tartamudas

tragan el lenguaje  

antes de decirlo.  

 

II.

¿Cómo se traga el dolor

de la mordida?

Decir con la herida

el titubeo

la palabra .

 

Escribir  

ausencias que raspan  

nuevas gramáticas  

contra el hueso.


III.

Piedras que no se escupen  

 perlas  

duras

secretas  

en las se desgasta la lengua.

 

Rumiarlas  

como quien procesa  

la pérdida  

hasta que  

dejan de-tener  

sabor.

 

IV.

Piedra hecha

sarro. 

Una vida

dura

mastica, insípida

insistente

en lo que no se deja  

de(s)hacer.

 

V.

La vida, parece ser, cada vez más dura ¿no?

como esa piedra

que rompe la ola

como esa ola

que desgasta la piedra.


Lorenzo Tonda - ¡Maldición! - 2024 - Escultura de resina pintada con acrílico - 32 × 27,9 × 22,9 cm
Lorenzo Tonda - ¡Maldición! - 2024 - Escultura de resina pintada con acrílico - 32 × 27,9 × 22,9 cm


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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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