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  • Foto del escritorRevista Adynata

Vivir sólo cuesta vidas / Verónica Scardamaglia

Actualizado: 14 mar 2023

Decime cosas lindas que hoy estoy sensible

Y que no quiero acordarme que vivo en un mundo horrible

“Manicomio” Emanero, 2020.i

El capitalismo con todas sus formas nos lanza a una carrera en la que extrae, extrae y extrae: centavos, gotas de agua, granos de arena, moléculas de oxígeno, partículas de tierra, pestañeos de vidas.


Desde la irrupción de la pandemia, un tufillo a lo respirado en los 90 flota en el aire. Lo confirma cierta moda retro con buzos, camperas y pantalones aggiornados con algo de brillosa novedad que se aviva al compás de un revival de ritmos sampleados y remixados.

Pero esta época no sólo trae la cosa neoliberal que ya supimos, sino que algo de aquel desfondamiento cacerolero del que se cumplieron 20 años, también se hace presente, esta vez con la desazón inquietante de esta pospandemia. Pareciera que el alud que comenzó en 2020 ha caído de lleno, obligando a registros de todo lo ya vivido, recién ahora. El peso resulta agobiante y, muchas veces, aplasta.

Las quejas y discusiones en pasillos institucionales también hacen volver aquellas estelas de lo ya vivido. Se recrea la polarización moralizante entre adultos y jóvenes, libros y tecnologías, rock y trap, entre tantas otras.

Mientras las juventudes intentan armarse mundos conversando a través de fotos, videos, gifts y memes.

Decía Bifo Berardi en 2019: “¿Y qué pasa en el territorio de la política? La decisión racional y secuencial se sustituye por una forma de comunicación que llamamos “memética”. Es el meme lo que produce los efectos de la política contemporánea. ¿Qué es un meme? Un meme es una unidad mínima hiperintensa e hipersugerente, pero no racional, de comunicación política.”1 Afirma también que “El meme es la forma mediática del pensamiento mitológico, que no conoce la crítica ni la temporalidad histórica”.2


Juventudes lanzadas a sacudir los cuerpos desde las diferentes formas que los bailes de hoy proponen, vía challenge de tik tok, vía convenciones de kpop, vía fiestas -comercializadas, clandestinas, en discotecas, esquinas y playas; con jagger, gin tonic, fernet, spritz, cerveza o vino-.

Juventudes que recurren al ensimismamiento, ya no como orden de aislamiento mundial sino como decisión de auriculares invisibles o que agigantan las orejas, tapándolas, ya sea en el rincón de una pieza, de un aula, de una calle.

“No me escuchan”, “nadie me quiere”, “no le importo a nadie”, “no nos escuchan” antes o después de enojos que estallan o implosionan vidas. Escuchas sordas que tantas veces acontecen bajo el manto aplastante de las interpretaciones, siempre avasallantes.


En un encuentro a fines de noviembre del 2022 con profesorxs tutorxs, muchxs afirmaban, refiriéndose a lxs estudiantes actuales, que a diferencia de antes de la pandemia, ahora lxs notan con mucha más intensidad, con relaciones afectivas mucho más aferradas, muy corporales y con emociones más a flor de piel. Notan también ya instalada una apertura y respeto a diferentes géneros. Y relatan diferentes situaciones en las que aparece mucho dolor y mucho enojo por no ser escuchadxs. Y refieren que muchxs jóvenes afirman “ya no tenemos de qué agarrarnos”.

Afirmaciones que resuenan como ecos de los 90, tiempo en el que los intentos de suicidio habían aumentado en Argentina, al igual que ahora. Tema que ya alarmaba a familias y escuelas.


Ante el hecho consumado, una catarata de arrepentimientos, culpabilizaciones, llantos, enojos, búsqueda de explicaciones chorrea y chorrea en lxs adultxs. Familias y escuelas se desesperan otra vez…

Una serie de interrogantes producen vértigo: ¿qué hace que se nublen y se resquebrajen esos mecanismos que ayudan a sostener los tejidos de esta vida en la que estamos? ¿Qué formas de esto que se llama el mundo adulto se densifican tanto que obturan posibilidades de mirar, escuchar, acompañar a lxs jóvenes y llegan, tantas veces a llevarlos al borde de la muerte - cuando no a ella-? ¿Cómo resulta que lo evidente de la necesidad de cuidados se pasea pornográficamente ante muchos ojos y, aún así, pasa desapercibido?

Y cuando los velos caen, tantas veces a costa del dolor desangrado de lxs jóvenes, las vestiduras rasgadas dejan al desnudo la futilidad de esas vilezas que entorpecían los movimientos y los cuidados. No sé trata sólo de una maternidad desquiciada o descuidada o drogadicta o exigente o que trabaja noche y día o de un paternidad violenta o que no puede hablar o abusadora o descuidada o que sólo piensa en la guita. Figuras en las crianzas que hacen marca: cuando están porque están y cuando no están porque no están. No se trata sólo de lo familiarista. Tampoco sólo de cuestiones económicas o de clase. Sino de la complejidad de esto y más que se encarna y desespera, que se sustancializa y duele.


En tiempos de crisis económicas y políticas, el futuro se torna incierto y angustia. Esa incertidumbre cuando no queda maquillada por las promesas del marketing, queda ninguneada y cargada de un imaginario apocalíptico y postapocalíptico que alimenta el miedo a zombis y monstruos, cuando los peligros vienen de estas formas de vida...

La dictadura de la apariencia y del aparecer que Debord concpetualizara hacia 1967, hoy se encuentra individualmente dirigida desde cada dispositivo celular en el que se multiplica a través de cada app. A movimiento mínimo de un dedo te paseas por una galería de frustraciones posibles en secuencia casi inmediata con otra galería de idealizaciones posibles, entreveradas con gatitos, escenas cotidianas de estrellas de la música, del deporte, recetas de cocinas, tips de maquillaje, ofertas de ropa, recomendaciones de restaurantes y bares, guías de turismo, entre mil otras cosas según las preferencias que el algoritmo te arroje. Todas las variedades con el roce mágico de un dedo.


Afirma Bifo Berardi en la Revista Crisis “una máquina técnica reticular prolifera y multiplica los automatismos a través de la colección masiva de datos y la integración de la inteligencia artificial. Estos automatismos tecnolingüísticos hacen posible la continuación de la acumulación capitalista y de una normalidad social cada vez más deshumana y psicopatógena.”3


Miedo, a la policía”


Estas maquinarias patriarcales de producción de daños, de silenciamientos, de opresiones y violencias; instituyen modos de criar y de educar que no ven, no escuchan, no hablan o que obligan a ver, a escuchar, a hablar que están arrasando con las juventudes.

Insiste el desafío de deconstruir lo avasallante de este capitalismo patriarcal y extractivista en lo íntimo de cada modo de relación. En lo sutil de cada mirada. En lo respetuoso de cada escucha y cada pregunta. En cada uno de esas palabras y movimientos mínimos que sentimos nuestras. Por supuesto de esos pensamientos que nos piensan.

En tantos años de trabajo profesional con juventudes, crece y crece una montaña de dolores escuchados y acompañados que han llevado a levantar críticas radicales hacia la organización democrática de la vida y sus instituciones. Con un cotidiano que no para de ofrecer indignidad y despojos para vivir, repleto de intervenciones que no intervienen, funciones que no funcionan, remedios que no remedian. "El éxito de las instituciones es su fracaso" escribía Foucault.

Un cotidiano que, en muchísimas vidas, ilusiona para frustrar garantizándose así que la rueda de promesas hipoteque la vitalidad, la imaginación y las ganas de seguir intentando vivir de otras maneras.

Que hospitales, prisiones, lugares de trabajo, amores, escuelas y familias se desborden casi sistemáticamente no implica solo dato de que esas formas están estalladas sino evidencia de que estos funcionamientos consisten en formas de gobierno de las vidas al servicio de los consumos y la devastación. Con cada crisis neoliberal, la obscenidad asquerosa de la parodia democrática que las sostiene, se vuelve evidente e impacta, arrasando vidas que no importan, no porque antes esto no estuviera a la vista sino porque cuando queda poco por explotar, acumular y extraer, la rapiña crece. Y las juventudes ya no importan. Afirma Boaventura de Sousa Santos en un reportaje publicado en Telam en diciembre 2020 que "la democracia muere democráticamente".


Mientras un año electoral comienza, en la conmemoración por los 10 años del asesinato de Omar Cigarán por parte del policía Diego Walter Flores, Marta Ramallo dice: “Tuvieron casi el mismo destino con Johanna. El destino de nuestras pibas no puede ser una red de trata ni una bala en la cabeza que luego despedazan a las familias… Por más que lo hayan gatillado a Omar, hoy sigue vivo".

Un allanamiento equivocado o un desalojo implosionan, un encierro en un manicomio o en una cárcel. La certeza en la piel que hogar no implica necesariamente un cálido refugio donde estar.

Crecen los intentos de suicidios en jóvenes y desde hace tiempo se viene contruyendo al nuevo enemigo, el bullying.

Un adulto, un fiscal, un juez otra vez no le cree a una criatura abusada.

Una jueza dictamina la restitución de Arcoiris a los violadores (padre y abuelo).

Tehuel sigue desaparecidx.

Necesitamos reinventar acciones para desnublar, despejar, desnaturalizar, descubrir y sacudir -de cuajo- esas viejas formas desde donde sea que nos toque, contando con el auxilio de vientos furiosos y también suaves, de fuegos ardientes y también brasas, y de aguas turbulentas y también calmas.

No queremos más violaciones ni asesinatos ni intentos de suicidio. Ya no soportamos vivir así. Necesitamos destruir esas máquinas de putrefacción alimentadas por mecanismos de aparentar, silenciar, interpretar, culpabilizar que viajan en lo íntimo de las relaciones para que ya y de una vez por todas, dejen de aplastar vidas.




1 “Volver a aburrirnos es la última aventura posible”: entrevista con Franco Berardi, Bifo

2 Revista Crisis “La política en la era del contagio” por Facundo Carmona 4 de noviembre 2020. “Las perillas de la razón que orientaban la vida social e individual del ciudadano, parecen ir desactivándose ante la sobrecarga de información. Las producciones de alta rotación viral se consumen sin distancia crítica, mientras el “contagio memético” –afirma Berardi– toma el lugar de la persuasión política. El orden de la razón, que se propuso como objetivo identificar “la regularidad del mundo natural y su mensurabilidad mediante el conocimiento”, tuvo su correlato en “la ley política” que proyectó esta “supuesta regularidad en la acción social”. Este orden se recodifica en ambos ejes, se fractaliza y recombina a través de las “reglas de conexión inscriptas en las interfaces técnicas de la comunicación social”. La hipótesis que cruza todo el trabajo de Bifo señala el reemplazo de la razón crítica por la facultad mitológica. “

3 Revista Crisis “La política en la era del contagio” por Facundo Carmona 4 de noviembre 2020.



Graham Franciose - De la serie : 2022 Morning Coffee Paintings - 2022 - Acuarela

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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