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- Se entra en la palabra archipiélago buscando islas* / Agustina Falco
Hay que decir que a veces lo que se extraña duele en el cuerpo. Se siente como una presión en el centro mismo del tórax, no en el corazón exactamente, sino en una zona más difusa, como cuando algo funciona mal en esos órganos que, por estar en contacto con tejidos de revestimiento, irradian dolor hacia todos lados. De a ratos ese dolor se presenta como una dificultad para respirar, como cuando alguna costilla se fisura o se quiebra. Una vez, a eso de los dieciséis años, supo de la sensación de la llegada del aire con dificultad producto de una (o quizá fueron dos) costillas fisuradas. Se habían fisurado por un abrazo demasiado fuerte. Esa falta de aire en nada se comparaba a la falta de aire por un deficiente funcionamiento de los alvéolos. Era una novedad. El aire entraba sin dificultad, no había un cepo en la garganta, el problema eran los músculos y los huesos que tenían que ocuparse de expandir el cuerpo para recibirlo. Las costillas fisuradas no tienen mucho arreglo más que andar por la vida, por varios días, con una faja que las mantenga más o menos en su lugar. Y tiene sentido: agregarle más endurecimiento a lo ya endurecido, y que comience a funcionar a su mínimo para evitar el dolor que produce la expansión de esa zona que otrora era lo habitual. Nunca va a poder saberse cuánto aire se pierde en ese tipo de funcionamiento. Hay un capítulo de Seinfeld en el cual Elaine se enamora de una voz en el teléfono. Quizá no convenga decir “se enamora de una voz”, se enamora de un mundo plagado de imágenes que se sostienen por una sonoridad por demás de particular: la voz. Lo mismo pasa, muchas veces, con la escritura. Ese capítulo termina con lo obvio: cuando por fin se encuentra con la persona que emite esa voz todo el encantamiento se acaba. Agus (2025) Fotografía. Verónica Scardamaglia Una obviedad: no hay, y nunca va a haber, una tabla de daciones amorosas. Una sospecha: de lo que nada se espera, todo se espera. Una inquietud: ¿en qué lenguaje se nombra el desencanto? Recuerda, casi todos los días, que tiene un mensaje de audio que nunca más pudo volver a escuchar. Lo escuchó, una vez, la primera vez, en el momento en que llegó: fue una escucha entre la desolación y la bronca, entre la tristeza y la vergüenza. La voz también portaba algo de esos afectos pero se oía entera, endurecida. O al menos así retiene la sensación la memoria. Pasó un mes de eso, pasó un mes así. Un mes le pasó de la voz pero no de las imágenes. Las fotos no portan esa potencia de lo finito y lo eterno. Luego, otra vez lo evidente: la voz, ese juego tan particular del aire, es lo primero que se borra de la memoria. Si lo sabrá… Hace años atrás lo supo. Fue después de una muerte, en ese movimiento de querer hacer durar lo imposible. Revisó el teléfono en búsqueda de unos segundos de voz. Nada. El celular, que poco entiende de sabidurías, conserva una conversación que arranca con una muerte. Un día, hace cinco años atrás, con un número que ya no remite a la misma persona. No se imagina manera más justa de saber una vida. ¿cómo se llega a que lo humano sienta como existencia sin más? Recuerdo la primera vez que se me murió una planta querida. La formulación “se me murió” es errada pero necesaria: ya se sabe que las vidas no se le mueren a una, se mueren simplemente; el posesivo que habilita nuestra lengua quiere decir acá un lazo afectivo o emocional. Recuerdo las tres o cuatro opciones que me habían ofrecido para salvarla. Ninguna funcionó. El problema son siempre las raíces frente a la muerte: algo que no está al alcance de los sentidos más que por los efectos que de ellas derivan: hojas, ramas, flores, brotes. Otra manera de decir lo mismo sería así: es posible que algo esté muerto aunque todavía no se sepa. Hablar de plantas desquicia los sustantivos. Quizá por eso la naturaleza fue (casi) siempre la principal metáfora de la literatura. Se podría estar hablando de humanos, de pueblos, de patrias. Lleva un tiempo aprender que la muerte duele por muerte nomás. *Florencia Lobo (2018). “Archipiélago” en El lento deambular de las tormentas. Antonio Berni Juanito pescando, de la serie Juanito Laguna 1956 (primera imagen conocida de Juanito Laguna fue creada en) Serigrafía 518/800 35.5 x 44.5 cm
- ‘Papá, así te veo yo’ / Joaquín Allaria Mena
“Lo propio del archivo es su hueco, su ser horadado”. Didi-Huberman (2007) La noche del domingo 16 de marzo presenté en el encuentro clínico Pensar en las orillas mi proyecto de largometraje documental acerca de mi padre y el duelo por su muerte. Clínico, como sabemos, no se escribe sin hacer serie con estético, político. Ético. Éramos veintidós personas reunidas a veintidós años de aquél marzo en que, para mí y muchxs otrxs, cambió todo para siempre. Veintidós es también el número en que terminaba su matrícula de médico, es decir que en los veintidós sin el veintidós -como se autodenominaba jocosamente a veces- fuimos también veintidós. Coincidencias del tiempo, locuras de la historia. Picardías (2025) Fotografía. Verónica Scardamaglia En los últimos años, pude entender que en ese número se cifraba además de un chiste o un significado en la tabla de los sueños , como se conoce en nuestras orillas rioplatenses a la cábala de apuestas numéricas para la quiniela, la descripción de un hombre loco de pasión por su profesión, de entrega hacia sus pacientes, de amor por su familia. En la investigación que estoy llevando adelante descubro que mi papá fue ese loco y también el enloquecido por un trabajo pesado, un ámbito laboral despiadado, una infancia imposible. A partir de distintos materiales de archivo (fotos, audios, filmaciones, objetos personales y de uso laboral) revisitados más de veinte años después, busco construir una narración en la que se cruzan como líneas argumentales el devenir de su carrera especialista en cirugía cardiovascular pediátrica, su propia infancia, historias con pacientes de todo el país, el hospital público, el desfinanciamiento estatal de la salud, el dolor de vivir, compartir un campo profesional y heredar el oficio de trabajar al cuidado de la vida. “Papá: así te veo yo” es la frase que escribió mi maestra de Sala de 4 en el interior de una tarjeta azul que hicimos para el Día del Padre y que él guardaba entre sus efectos personales . Debajo, una flecha conduce a un dibujo mío con marcadores, medio garabato, en que lo represento con piernas y brazos verdes, cabeza naranja y nariz violeta. Seguido, intenté escribir mi nombre en letras sueltas y desordenadas. Al costado, dice ¡Feliz día! y la fecha: 19 de junio de 1994. Joaco (2025) Fotografía. Verónica Scardamaglia Por eso de nuevo Papá, así te veo yo : porque intento retratarlo en este presente, ahora que sé escribir mi nombre y también mis apellidos, el paterno y el materno: mis marcadores, mi legado entero convertido en herencia -como señaló cariñosamente Franco Ingrassia. No es un título definitivo. Es uno que me sirve para seguir avanzando, un working title . Otros posibles van desde “Ese hombre que fue mi padre” hasta “Cuando tus manos daban vida”. Acá está el primer y humilde boceto de trailer, también en progreso, que elaboré para una clínica audiovisual de verano que hice de la mano de Fermín Eloy Acosta y Agustina Pérez Rial, dos realizadorxs de alto vuelo que coordinan una propuesta llamada “Cuerpo de archivos”. El cuerpo, los cuerpos, siempre los cuerpos. Ese espacio, junto al siguiente taller “Montar la memoria del futuro” que urdí con el cineasta Manuel Embalse, junto al inicio de este camino de escritura al cuidado de Julián López y no sin el acompañamiento grupal de compañerxs lúcidxs y sensibles de esta ciudad y desperdigadxs por todo el mundo, son el obrador de este proyecto. 'Papá, así te veo yo' (1er boceto de trailer, febrero 2025) “ Desde su inauguración y hasta que murió, acá hizo su carrera como cirujano cardiovascular infantil mi papá, donde llegó a operar del corazón a más de tres mil niños. Es, también, el hospital donde estuve internado muy grave cuando nací, donde en mi infancia y el principio de mi adolescencia me traían a consultas, donde lo acompañaba a trabajar y hasta donde me quedaba a dormir cuando él hacía guardia. Fue tanto el dolor que nos produjo su muerte, que demasiado rápidamente nos sacamos de encima la mayoría de sus cosas. Todavía hoy mi hermano, que en ese entonces tenía dieciocho años y yo trece, me pide perdón por no haberme permitido elegir qué pertenencias suyas quedarnos. Así, durante más de veinte años creí que me faltaban muchas cosas de él. Que no las tenía. Que las había perdido para siempre. Pero en realidad no me había puesto a buscar. No había podido mirar a los ojos su archivo.” Valeria Ortega Sin título 2020 Oleo sobre papel 12 × 9 cm
- Fernand Deligny: presencias cercanas y cartografías que alumbran lo común/ Ana Laura García
Fernand Deligny fue un educador, cineasta, poeta y etólogo francés (1913-1996). Trabajó primero como voluntario y luego como educador en un Asilo (Hospital Psiquiátrico); en Paris, fue maestro de chicos con diferentes discapacidades o retrasos (1938). En 1947 organizó la Grande Cordée (una red de acogida de chicos “delincuentes” y psicóticos) junto a miembros del partido comunista francés, la cual funcionó por 15 años. Hacia finales de los años 60, luego de una estancia en la clínica La Borde, Deligny y un grupo de compañeros llevaron a cabo una tentativa de vida con chicos autistas profundos (no verbales), que viven en la “vacancia del lenguaje”. Allí convivieron en diferentes redes de acogida en el ambiente natural de las Cevenas, de forma muy sencilla: trazaron líneas de errancia y mapas, filmaron películas, amasaron el pan, Deligny escribía…trataban de auto sustentarse. Recibieron derivaciones de casos complejos que buscaban una alternativa a la internación psiquiátrica. Desde esa cotidianeidad, el autor pensaba de una manera particular el lugar de los adultos de la red, adultos que eran figuras de cuidado que no tenían una formación profesional específica. Las llamarán “presencias próximas o cercanas”. Propongo pensar la posición de las “presencias cercanas” y abordar la práctica que las mismas llevan a cabo en ese espacio compartido en el que procuran vivir junto a chicos/as catalogados de "ineducables", "incurables" e "invivibles". "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Las presencias Desde sus primeras experiencias, Deligny nos anima a pensar nuestro lugar en términos de presencias. Así aparece en Semilla de Crápula (1945) y de un modo similar en Los Vagabundos eficaces y otros relatos (1947), donde plantea la figura del educador de “presencia ligera”. No vamos a detenernos en estas elaboraciones previas ya que nos interesa concentrarnos en un momento posterior, cuando elabora la idea de “presencias cercanas” en las redes de acogida con chicos autistas. La tentativa de las Cevenas radicaliza en muchos aspectos los planteos de Deligny, lo cual lo lleva a reelaborar algunas ideas previas, a buscar herramientas y a inventar nuevas prácticas. Imaginemos ¿qué puede significar para un chico autista la palabra de un adulto?, ¿desde dónde podemos hacernos presentes cuando el lenguaje está en falta?, ¿cómo hacer lugar a algo en común cuando lo simbólico está en retirada? Son conmociones muy profundas las que fueron enfrentando, un choque contra todas las inercias a las que estamos habituados los educadores, terapeutas, quienes trabajamos con la palabra como una herramienta fundamental para el lazo con el otro. Cuando el lenguaje simbólico está en falta, cuando el “monigote” o la representación de la figura humana no aparece en el dibujo del niño, cuando el otro no nos devuelve una mirada en la cual podemos reconocernos, cuando no hay un sujeto que pueda nombrarse como tal, ¿dónde nos ubicamos? Si la distancia con esos chicos es demasiado grande, ¿tenemos que abandonar la posibilidad de que exista algo en común? Esa distancia ¿justifica la inacción o bien la domesticación o eliminación de esas sensibilidades que no se nos parecen? "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Deligny habla de “vacancia del lenguaje”, “ vacance” tiene más de una acepción en el francés y ese juego nos sirve: como lugar vacante (un lugar o puesto disponible, el sujeto del Lenguaje faltó a la cita), como vacación (el lenguaje en ellos está ocioso, se tomó un descanso) y como vacío (de poder, de lenguaje). Estas acepciones iluminan la idea de que el lenguaje está en falta, pero no en el sentido de un vacío a colmar, a corregir o a interpretar. Simplemente esa sujeción al lenguaje no está. Hay una brecha que abre para Deligny la posibilidad de observar el lenguaje con distancia (Deligny, 2017b), como algo no necesariamente asimilable a nuestra naturaleza (de especie). Isaac Joseph, quien fue durante varios años su editor, dice al respecto…tomando algunas expresiones de Deligny: He aquí en lo que Janmari es eficaz: el hecho de vivir con él permite ver venir de lejos la palabra, como se ve venir de lejos la justicia cuando se vive con los delincuentes. "Pertenezco al lenguaje" dice Deligny, y es un mundo. [A Janmari] Le debo todo. Es mi maestro. Por vivir cerca de esos niños, que le escapan, lo veo venir de lejos." Que el lenguaje sea nuestro mundo puede enceguecernos en algunos de sus efectos que no son ni efectos de verdad ni efectos de realidad sino efectos de maestría, De ahí la necesidad de tomar sus distancias para percibir la posición de ese lenguaje. (Isaac Joseph, en Deligny, 2017a: 850; traducción nuestra) Si el lenguaje es lo que nos hace ser humanos…cuando el lenguaje está en falta ¿en qué podemos confiar? Poco a poco irán observando que, en ese espacio inhabitado por lo simbólico, no hay puras ausencias; existen otras maneras de ser, hay sonidos, crecen gestos, proliferan líneas de errancia, brotan balanceos, trazos asignificantes. De esta manera se inicia una práctica que desde nuestro punto de vista consiste en dejarse afectar por esos modos de ser que en principio podríamos decir que son impropios. Es un cambio de orientación radical: vivir cerca de chicos muticos les permite mirar de lejos el lenguaje, desasimilarlo de lo que somos, y denunciar su complicidad con el poder. De ahí que Deligny se nombre como etólogo y poeta. La manera de ser de estos chicos afectará su relación con el lenguaje y su lugar como poeta en la red, el cual estará al servicio de la tarea constante de designificación del lenguaje. La tarea del poeta es “arrojar palabras duras que nadie más pronuncia”, palabras que no generan obediencia que no están dirigidas a nadie en particular. El cambio de perspectiva posibilita observar qué es lo que puede identificar o requerir de nuestra presencia un chico autista sin ningún presupuesto previo acerca de lo que necesita o es bueno para él o ella. Se trata de ver de cerca qué es lo que cuenta para esa singularidad…ahí donde todos los saberes previos, las interpretaciones e intenciones vienen a morir, ¿qué es lo que verdaderamente cuenta? En el ensayo titulado La tentativa ([1975] 2009), que forma parte del libro Permitir, trazar, ver, Deligny dice: En julio de 1967 se daba comienzo a esa iniciativa que persiste desde entonces: vivir en presencias “próximas” de un chico autista, mutista, sin demasiadas ideas preconcebidas, más que el proyecto de sacarlo de lo que los “saberes” al acecho elaboran, difunden, decretan y vulgarizan a propósito de esos chicos, “psicópatas graves, ineducables, irrecuperables”, por repetir los términos de los profesores-expertos, que han observado durante meses a ese chico, entre otros, La Salpetrière y otros lugares previstos a tal fin. (Deligny, 2009: 45) Desde esa afectación autista, Deligny y las presencias adultas se vuelcan a identificar referencias. Buscan percibir marcas en el espacio, movimientos errantes de los chicos, gestos reiterados, formas de actuar no conjugadas, al infinitivo. Reorientan sus intervenciones, el espacio es reorganizado como una red de presencias, los adultos se esfuerzan por devenir cosas entre otras cosas presentes en la vida cotidiana. Procura, como expresa Cardoso Pinto Miguel (2006), abandonar la forma Sujeto para devenir “algo”, piedra costumbrera, presencia o cosa y así poder ser identificado-referenciado por el niño, de acuerdo a su sistema de percepción. Las presencias cercanas trazan líneas, hacen cartografías, filman: la imagen sirve para vislumbrar lo que permanece innombrable, aquello que es refractario a nuestro entendimiento habitual. “ nosotros vivimos en el tiempo (proyecto) ELLOS viven en el espacio ven lo que no nos concierne” (Fernand Deligny, Manuscrito inédito y no fechado. En: AA.VV., 2013. Traducción nuestra) La práctica se lanza sobre el espacio (porque “ellos viven en el espacio”) y la imagen (porque “ven lo que no nos concierne”). Una forma de construir lazo y cercanía con lo que no vemos, con lo que no entendemos y escapa a nuestra percepción habitual. Allí juega un papel fundamental la práctica de producir imágenes a través del cine y de las cartografías. Mapa de Le Serret (junio de 1975). En: AA. VV. (2013). Cartes et lignes d´erre. Maps and wander lines. Traces du réseau de Fernand Deligny 1969-1979 . Paris: L´Arachnéen. Los mapas Los mapas pondrán atención en lo que los niños son capaces de hacer, más allá de sus síntomas: no hablan, pero se desplazan en el territorio, hacen movimientos, vagabundean. En ese reiterar ritual de los trayectos cotidianos, los niños autistas crean un territorio como “red de referencias y trazas, el cual se extiende entre unos y otros, pero no pertenece a nadie” (Isaac Joseph, En: Deligny, 2017a: 852; traducción nuestra). El “trazar” de los mapas se refiere a los diferentes gestos y trayectos que los niños de la red establecen en el territorio a partir de sus actuares cotidianos. Algunos de esos gestos o rituales luego serán transcriptos por los adultos de la red sobre papel o calco. Siguen el recorrido de un trayecto que el chico realiza en el espacio y que observan de manera reiterada, eso que observan lo trazan como línea sobre el mapa o plano que tiene la representación del espacio. Aparece, así, la práctica cartográfica del trazar las “líneas de errancia” en los mapas. Pero, ¿para qué trazar los mapas? ¿Por qué construir una cartografía a partir de los gestos, desplazamientos y trayectos cotidianos de los niños de la red? Se deben trazar los mapas para permitir que otros modos de vida afloren, para respetar esos gestos “para nada” de los niños y de los adultos, para ser capaces de ver eso que ninguna mirada alcanza a ver. Los mapas también permitieron registrar las presencias de los niños, sus desplazamientos, sus gestos, sus formas de vivir y percibir el espacio/ tiempo. El “actuar”, según Deligny, refiere a las formas de ser de esos chicos que viven fuera del lenguaje simbólico. Sus formas de ser no son tratadas ni como manifestaciones de algo más (oculto o inconsciente) ni como síntomas. Deligny llama “actuares de iniciativa” a esas conductas en las que el niño emprende una marcha, explora un movimiento con el cuerpo, con un objeto. El “balancear”, tan característico del niño autista, pertenece al actuar del niño, así como el “errar”, el “vagar” o el “azarear”. Son gestos de ser, es decir, acciones reiteradas que están presentes cotidianamente en la vida de esos chicos. El “actuar” deligniano es intransitivo e inintencional (Alvarez de Toledo, 2013: 9): carece tanto de objeto (o complemento) como de sujeto. Si no hay sujeto, tampoco hay proyecto o meta a ser realizada. Está desprovisto de todo “para” y cualquier exceso de “para” puede destruirlo, sostiene Deligny (2015a: 28 y 58). Lo verdaderamente importante reside en la acción misma que se está efectuando. Son actuares que se bastan a sí mismos, ya que no están supeditados a ninguna finalidad ni proyecto exterior a ellos. En tal caso, podría pensarse que esos actuares se toman a sí mismos como finalidad: tramar por tramar, errar por errar y así continuando. Existen siempre inacabados, en perpetuo retorno y haciéndose a sí mismos. Se trata de un obrar incesante que lanza una temporalidad diferente a la cronológica, en la cual vivimos inmersos como Sujetos enlazados al lenguaje. En tanto estamos sujetos al lenguaje, Deligny piensa que nuestro “ser conscientes de ser” no escapa a la vivencia del tiempo como pasado-presente-futuro. Nuestra consciencia nos hace advertir el paso del tiempo y, de este modo, los actos se vuelven útiles (“hacer para”), calculados y pensados en función de un proyecto o una meta que nos da razón de ser. Por el contrario, el tiempo del actuar es continuo e infinito, un tiempo suspendido y sin duración. Se trata de actuares perpetuamente en obra, sin un principio ni un fin determinado. Tanto en las líneas de errancia como en las redes es imposible distinguir dónde comienzan o hacia dónde se dirigen. No hay donde llegar ni adonde volver, porque el actuar no se rige por esos lugares preasignados, sino que sigue otras referencias. El actuar construye sus propias referencias intensivas. Se sorprenden al descubrir que las líneas de diferentes niños en diversas épocas llegan hasta un mismo punto del mapa y se concentran allí, atraídas por algo: el fuego, las piedras o un curso de agua que pudo haberse extinguido, pero que el niño percibe como si estuviera. El niño siente la huella, una “memoria de especie" lo conduce hasta ahí en sus desvíos. Puntos comunes aparecen al superponer los mapas: encastres o nudos intensivos de líneas, alumbran visiones de “lo común”. Tinta china sobre papel calco. Las líneas de errancia de Philippe y Anne y los gestos de amasar el pan. Monoblet, 1976. En: AA. VV. (2013). Cartes et lignes d´erre. Maps and wander lines. Traces du réseau de Fernand Deligny 1969-1979 . Paris: L´Arachnéen. Esos mapas interesan por la visión de “eso que no nos mira” o de “eso que no nos concierne” y que escapa a cualquier significación. Más que una observación, es una tentativa para “ver” lo que escapa a nuestra mirada de sujetos hablantes, para comenzar a percibir eso que no es lenguaje en nosotros y que puede ser lo común, pero que a primera vista no nos incumbe. Existe un “resto” que un chico autista pone en evidencia con su presencia y que ninguna mirada llegará a ver nunca de forma acabada. Estas visiones (¿qué nos exceden?) son los hallazgos de una tentativa de vida que busca obstinadamente recrear lo común, sin cerrarlo ni identificarlo con la imagen previa que tenemos del “Hombre-que-somos” (Deligny, 2015a). Bibliografía: Alvarez de Toledo, S. (2013). “Introduction et Glossaire”. En: AA. VV. (2013). Cartes et lignes d´erre. Maps and wander lines. Traces du réseau de Fernand Deligny 1969-1979 . Paris: L´Arachnéen. Cardoso Pinto Miguel, Marlon (2016). Á la marge et hors- champ. L´humain dans la pensée de Fernand Deligny. Tesis de doctorado en Artes Plásticas y Filosofía. Université Paris 8 y Universidade Federal do Rio de Janeiro. Deligny, F. (2017b). Lettres a un travailleur social . Paris: L’Arachnéen. ________([2008] 2015a). Lo arácnido y otros textos . Buenos Aires: Cactus. ________ (2015b). Los Vagabundos eficaces. Barcelona: UOC. ________ ([2007] 2017a). Oeuvres . Paris: L’Arachnéen. ________ (2009). Permitir, trazar, ver . Barcelona: Museu d’Art Contemporani. ________ ([1945] 2017c). Semilla de crápula. Consejos para los educadores que quieran cultivarla . Buenos Aires: Cactus-Tinta Limón. Fotograma del documental "Ce gamin, là" - Renaud Victor & Fernand Deligny - 1976
- De nuevos aires y orillas / María García
Vivo en la orilla de la ciudad... cualquier idea de vivir más adentro me ahoga... vivo la orilla como la posibilidad de respirar... Es raro, es una sensación corporal. Me ahoga la imagen de vivir lejos de la orilla. Es raro porque mi barrio es pobre, está olvidado, abandonado… algo aquí huele mal ... pero en sus calles hay vida... pelopinchos, reposeras, parrillas, fulbitos, vidas desprolijas, rotas, vidas del margen, empujadas, expulsadas, vidas no registradas. Que haya vida en la calle es una necesidad vital para mí, no puedo imaginar la vida sólo habitando intramuros familiares. Conventillos al punto del derrumbe, llenos de niñeces que igual juegan, patios que albergan uniones, veredas que aseguran encuentros, el cielo es parte de este barrio. Algo de eso me ayuda a respirar... nadie es invisible entre nosotrxs... nos saludamos... nos conocemos... nos aceptamos. Las sonrisas de aquí son más grandes de lo normal y encienden los ojos. Cosa rara sentir que aquí algo alberga. Cuerpos sin sostenes maternan, cuidados se socializan o se fugan. Hombres de existencias cansadas intentan atajar penales, los del yugo y también jugando con sus hijxs. Sensibilidades suaves aún intentan respirar enlodadas. Sensibilidades enlodadas aún intentan respirar… suave. Hay una orilla de río/riachuelo que de vez en cuando recibe tortugas y aves, ¿ellas también eligen esta orilla espesa? ¿Serán las locas de su especie? Vivo en la orilla porque siempre permite mirar sin límites, creer en la otra orilla como posible... planear una huida... perderse pensando. sin título (2025) Verónica Scardamaglia. Pensar me desahoga. Trabajo en la orilla, en la orilla de la city, al borde del fastuoso puerto madero. Trabajo con los bordes de la inclusión, imaginando qué hacer para que no lxs lleve la corriente. Cuerpos habitan la recova, vidas en la calle. Existencias excluidas, cuerpos abatidos, hambrientos. Luego de darle una “ayuda” un joven me dice “dios la bendiga”, ¿qué hizo tu dios con vos?, pienso. Siempre me pregunto: ¿y si le duele una muela, la espalda, la panza qué hacen? ¿Es posible que sientan su cuerpo tal como nosotros lo entendemos? ¿Cómo no enloquecer si te empujan a la nada? ¿Cómo no enloquecer si te cortan los hilos que te sujetan a un mundo “social”? ¿Cómo hacés para no sentir tu mal olor, tus músculos, tu desesperanza? ¿Cómo no caerse de un mundo que anda alocado? ¿Cómo volver a subirse a la “rueda” si gira loca? ¿Cómo no soltarse si te empujan? Caídxs de la rueda social, excluidxs del intercambio del saludo, del “cómo estás”, del “buen día”, del “baño”, del mañana, sus palabras son meros sonidos que dejan de hacer cadena con las nuestras, son excluidxs de la palabra, de un intercambio vital humanizante, ¿Cómo se siente no ser escuchadx nunca más, no ser notadx? ¿Cómo se siente no saber si hay mañana, pero “mañana” literal? Sin habla, sin mirada, sin mañana, ¿qué cuerpo queda? ¿qué huida se puede soñar desde esa orilla? ¿Puede la caída de la sociedad del capital enloquecer a alguien, o es sólo la forclusión del significante del Nombre del Padre la que enloquece?... Se hizo costumbre llevarlos a hospitales psiquiátricos, ¿de qué los curarían allí? Forclusión: mecanismo de defensa en el que el sujeto se niega a reconocer la realidad de una percepción traumatizante, dice el diccionario. El sujeto, ¿se niega? Una realidad, ¿arrasa? O ¿una realidad niega una sensibilidad que sufre? Mis padres llegaron a esta orilla, huyendo. En la documentación de ingreso al país de mi papá figura como ocupación “pastor”. Pastor de ganado, obvio. Cuando llegó al país había un bombardeo que hizo que no pudieran bajar del barco, quedaron en la orilla por un tiempo... algunxs decidieron bombardear al pueblo, hubo más de 300 muertos, no pudieron asesinar al presidente. Años después una bala no salió, la locura contra el pueblo no muere. Desembarcan buitres de barcos piratas... ejércitos de orcos... esta vez nos miran de frente, están aquí ciegos de odio, entre sus cuerpos y los nuestros no hay nada. Pensamos que esto no se volvería a repetir... pensamos que falcon verdes habían desaparecido... desde la orilla que construimos ya no se logra ver hacia dónde ir... nuevas ilusiones hacia dónde navegar… Nada de lo que digamos concuerda con su dialecto... nada de lo construido porta valores para ellxs, nuestros valores parecen haberse evaporado o convertido en aquello a destruir... nos dicen que ni lxs jóvenes los consideran como horizontes, eso es devastador. Aparece un pequeño bote que invita a subirse para respirar un rato... construir nuevas orillas en medio del arrasamiento... tiene un ritmo suave, eso atrae... Tanta suavidad es imposible de rechazar... “sólo lo suave puede rozar lo que huye” dijo un maestro de las sensibilidades y aquí estamos inventando nuevas formas que no ahoguen. Benito Quinquela Martín Día gris en la Boca, 1962 Óleo sobre madera prensada 60×70cm
- Poesía y delirio / Regine Bergmeijer
Hace muy poco se reestrenó una obra teatral “Encuentro de poetas”, obra que imagina el encuentro entre los poetas Jacobo Fijman y Vicente Zito Lema; obra llena de poesía y delirio como el diálogo entre ellos dos. Hace poco hubo otro encuentro. Veintidós (sí léase bien 22) psicólogos (empleo el sustantivo en plural en sentido amplio) en la casa del Conde Vicente, como llamábamos la casa una vez construida, con manos propias y ajenas. Por lo grande y por lo hermosa. Una casa muy cerca de una playa que alguna vez fue desolada y salvaje y ahora ya está sobrepoblada y comercializada. Pero esa es otra historia. Mi gran pregunta, ante el plan de nuestro amigo Marcelo de organizar un encuentro era ¿22 psicólogos en una casa, será posible?, y sobre todo ¿habrá poesía y delirio? A Vicente le hubiera encantado, sin duda alguna. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico La idea, de a poco, fue tomando cuerpo y alma. Sentíamos como si estuviéramos por organizar un viaje de egresados. ¿Quién dormía en la casa y quien en otras?, ¿Cómo organizar la comida, ¿veganos?, ¿vegetarianos?, ¿el transporte? Y por supuesto lo más importante, porque teníamos que hacer algo serio, ¿quién iba a presentar qué trabajo? Para mí, la única manera de tener este lugar soñado como propiedad privada consiste en compartirlo, y así pasó. Yo, amante del caos, vi como durante cuatro días la casa se convirtió en una comunidad de pensamiento, sentimiento y, más que nada, en una comunidad amorosa. La convivencia fue impecable, los trabajos uno mejor que otro, y la comida sabrosa y abundante. Y ya que soy amante del caos, o más bien el caos en mí es más fuerte que el orden, me parecía interesante, para estas notas, buscar en los escritos de algunos filósofos sus ideas al respecto. Encontré lo siguiente y pensé como aplicarlo a nuestro encuentro… Para Nietzsche, el caos no es simplemente una ausencia de orden, ( la casa estaba ordenada hasta que llegaron los 22… y terminó con papeles y sillas por todas partes, un caos hermoso ), sino un estado fundamental y vital que precede y alimenta la creación de la vida y la cultura. ( Llegaron todos llenando el bosque de vida y cultura ). El caos es visto como fuerza primordial, el “caos primario”, del cual emerge la vida y la posibilidad de la voluntad de poder. Nietzsche cree que el caos es necesario para la emergencia de nuevas formas de vida, arte y cultura. El caos representa la energía desorganizada y la falta de límites ( aquí Nietzsche se equivoca en el caso nuestro, porque había mucha organización y los límites los impuso el propio programa ), lo que permite la ruptura con lo establecido y la creación de lo nuevo. La voluntad de poder, el principio fundamental de Nietzsche, se manifiesta en la lucha por la afirmación de la vida y la creación de nuevos valores ( nuevas amistades ), los cuales se nutren del caos ( muchos platos para lavar ). ( Y con mucha escucha creamos vida intercambiando el pensar sobre la salud mental ). La voluntad de poder intenta dar forma y sentido al caos, pero siempre en un estado de cambio y tensión. Nietzsche ve la vida como una experiencia compleja y a menudo caótica, en la que el sufrimiento y el caos son inevitables, ( vaya que los psicólogos saben de sufrimiento y el caos en la vida de sus pacientes ) pero también son fuentes de crecimiento y aprendizaje. ( A lo pichoneano, crecimos todos y aprendimos cada uno de cada uno y de lo colectivo ). "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Ahora en cuanto Spinoza, filósofo tan querido por Vicente, el concepto de caos no es central, aunque una idea del orden intrínseco a la naturaleza sí lo es. Spinoza no ve la naturaleza como caótica ( nuestro jardín sí lo es ), pero Spinoza no lo ve como caótica, sino como un sistema determinado y necesario ( muy necesaria la cantidad de piñas y pinocha para el fuego que ardió durante los cuatro días en la chimenea ), donde todo está conectado y se mueve según leyes naturales. Para Spinoza, el caos surge de la percepción humana ( mi culpa, entonces ) que a veces considera ciertas acciones o eventos como malas o desordenadas ( no es mi caso ), mientras que desde un punto de vista divino, todo es perfecto y necesario. ( Y este fue el caso, todo el encuentro fue perfecto y necesario. La casa se lo agradece y yo también ). ¡Una experiencia que da para ser repetida! ¡Hasta la próxima! La memoria nos guía La conciencia nos hace La Belleza nos pertenece (En memoria de Vicente Zito Lema, quien con su espíritu presente nos dejó generosamente su casa) Mar de las Pampas, 1 de mayo 2025 Donna Faiella Espíritus en el Cielo 2019 Impresión digital sobre papel 21,6 × 27,9 cm
- Apuntes sobre poesía y psicoanálisis en contextos de crueldad / Sofía Noel Ceballos
Dice Rebeca Solnit (2020): No podemos retroceder en el tiempo pero sí podemos regresar a los escenarios de una historia de amor, de un crimen, de la felicidad y de una decisión fatídica; los lugares son lo que permanece, lo que podemos poseer, lo que es inmortal. Los lugares que nos han hecho quienes somos se convierten en el paisaje tangible de la memoria y en cierto modo también nosotros nos convertimos en ellos. Son lo que podemos poseer y lo que al final acaba poseyendonos. El paisaje tangible de la memoria podría ser, por ejemplo, un dolor que encuentra un sitio donde dejar un rastro, un borde de dónde agarrarse. Escenarios de la historia, una evidencia sensible. Una apoyatura para relatos estallados, que ofrece al recuerdo drenarse en tonos, sombras, texturas. Una punta para tironear al olvido y situar un horror que es común. Que haya sitios de memoria implica que el dolor ocupe un lugar. Que la palabra puesta sobre alguna cosa ayude al relato, a la evidencia de una verdad que busca negarse por decisión de la política de la crueldad. + Cuando escribo, insiste una pregunta que me hicieron hace un tiempo: ¿Cómo pensar poéticamente en un contexto donde la crueldad está de moda? + Dice María Negroni (2023) que la poesía en el ruido de hoy, da a escuchar un silencio. Habrá que diferenciar, silencios de silenciamientos. Más adelante dice: Enseña preguntar (y a perderse). Reemplaza lo que no hay por la alegría, acaso incongruente, de intentar nombrarlo. + ¿Cómo pensar mientras las muertes evitables, ese imposible de asimilar se nos presentifica con demasiada cercanía? Al escribir, ¿evadimos el contexto o planteamos una salida en el texto? + Dice Marie Gouric (2020), sobre su escritura: Más que respetar, mi esfuerzo es la escucha, que es lo más difícil de esta época. De ahí trabajo con eso que es lo que tengo, que yo hice para decir algo pero ahora viene a decir por sí mismo y conviene escucharlo. Y remiendo, ajusto, masillo, aprieto, barnizo, presiono, desvasto, uno, martillo, arranco, pego, reparo o lo que sienta necesario. Les pido ayuda y compañía. Bien por los textos dejados a descansar. ¿Quién no descansa con ellos? Las paredes de la casa donde vivíamos con mi familia se partían y mi padre me enseñaba que era el material sobre los cimientos que todavía seguía trabajando. Nada corrijo, la palabra corrección le ha quitado ternura a todo lo que está sobre este mundo y prefiero no usarla sobre nada. ¿Quién es merecedor de corregir algo? Puede que las palabras estén cansadas, de ser siempre las mismas, de ser insuficientes, de ser usadas para dañar sin consecuencias. Quizá al escribir se les pueda inventar un lugar para que se echen a descansar y reanimarse, ofrecerles compañía. + Dice Claudia Masin (2023), en Curar y ser curados: Allí donde los hechos crudos impondrían su halo de resignación, la escritura poética abre un resquicio, una grieta: habla acerca de lo que no pasó, pero podría haber pasado, y al nombrar aquello que hasta ese momento no existía en ningún lado, lo hace existir. Además, plantea que existen estados de poesía y que son evanescentes, contados raptos en los que podemos ser capaces de resonar con los otros, con lo otro, con lo que es aparentemente ajeno . Al mismo tiempo expresa que es ese momento donde el padecimiento descansa, es un momento transitorio y frágil. + Según Alicia Genovese (1997), el poema surge como una línea quebrada y digresiva o una línea más regular que en cualquier caso se va abriendo y complejizando a través de asociaciones, simultaneidades, a través de todos aquellos recursos que el poema precisa enlazar para empujar sus materiales Se trata de un dispositivo que desmonta la utilidad de la palabra, la despega de las cosas. En ese marco, ¿cuándo acontece un poema? En la misma línea, ¿cuándo se muestra el inconsciente? + Lacan (2011) menciona que existe una posibilidad evanescente, difusa y difícil en la que el sujeto puede reconocerse como el contador . Mientras, el inconsciente está a la espera. Será trabajo del analista situar la pequeña parte del relato en la cual se expresa y saber estar ahí para el intento de salvar al lenguaje después de todo. + Poesía y Psicoanálisis llevan la marca de la experiencia. En un poema acontece algo del orden de un saber que no se sabe, antiguo y difuso pero común. Es en la experiencia analítica que se abre la posibilidad de reconocerse en un discurso que proviene de lo desconocido. + En El creador literario y el fantaseo , Freud se pregunta qué es lo que hace que un poema trastoque un afecto displacentero en una descarga de placer. Habla de un efecto poético y este sería algo así como “la posibilidad de conmover”. Me interesa como concepto, pero además porque lo plantea como un capricho: ¡Si al menos nosotros pudiéramos poetizar! ¿Qué es lo que sucede en el poema que dice lo displacentero subvirtiendo en descarga de placer? ¿Ese efecto es gracias a la forma que lo caracteriza? ¿Qué aporta a la práctica del Psicoanálisis la práctica Poética? + Derivas de la palabra conmover (desde su etimología) : Perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente o con eficacia a alguien o algo. Mover a ternura, enternecer. Poner en movimiento, suscitar, impulsar, excitar, quitar, mover con violencia, agitar. Cabalmente, por completo, porque también puede indicar “poner juntos”, como en la palabra compadre, más el verbo movere, que nos indica mover, apartar, como en las frases “movere gradum” (dirigir sus pasos, marchar) y “movere mente” (perder el juicio). Por lo tanto “conmover” significa mover o agitar nuestros sentimientos de manera completa, cabal o hasta el enternecimiento. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico + Diana Bellessi (2023) lo dice como un sueño: ¿Y cuál es este sueño comunal del que todos parecemos venir, y recordamos al leer un poema? Quizás sea aquel momento previo a la adquisición del lenguaje, antes de hablar como todos los adultos, antes de la imitación masiva centrada en las posibilidades de comunicación del significado. Cuando la palabra mesa, por ejemplo, no quería decir sólo esa superficie sostenida en cuatro patas que sirve para comer, o trabajar o apoyar el diario; antes que la palabra sólo sirva, de que esté casi exclusivamente al servicio de una función, y de un único significado. La poesía es la infancia como posibilidad, un espacio/tiempo donde la lógica se subvierte y la palabra no remite a un único significado. Puede dialogar con la musicalidad, con las asociaciones, con las deformaciones para que predomine la satisfacción. Cada palabra tiene la posibilidad de ir saltando sobre designaciones temporales, sonidos, vibraciones y ritmos que no sirven más que para musicalizar un cuerpo, para ensayar cómo suena una voz. + Dice Olga Orozco (2019) que la poesía no hace nacer fantasmas sonoros o conceptuales para encerrarlos en las palabras, sino que hace estallar aún los fantasmas que las palabras encierran en sí mismas. También que: un poema representa el alivio de haber salvado al lenguaje, después de haberlo expuesto al mayor de los peligros . Ese peligro podría ser esa palabra coagulada, autoritaria, que se cierra sobre sí misma. ¿Salvar al lenguaje podrá ser la posibilidad de trastocar el sentido? El poema es una ocasión para abrir la lectura y la escritura en una dimensión distinta, rara, pluridimensional. + Al hablar sobre la clínica, Roberto Harari (1985) toma la figura del “versero”, que es quien hace el verso : alguien que crea con la palabra. Dice “verso” y nos lleva a “verter”, porque deriva de “verteré”, que quiere decir girar, dar vuelta, volver, derribar, cambiar, convertir . Hacer el verso es lo que permite hacer uso de la palabra para construir otros escenarios posibles. Al mismo tiempo, comparte raíz con “versus”, es decir “en contra”. Es este “hacer el verso” que se eleva en contra de una suerte de palabra constituida, aquella que en el análisis procuramos no atender. + Mediante la práctica analítica se producen otros efectos que emergen en el uso de la palabra. En otras vertientes que no responden a la producción de un sentido unívoco. Más bien, el sentido se encuentra justamente vaciado y devuelve al sujeto la posibilidad de reconocerse en un discurso del cual es parte. + En un esfuerzo por reivindicar la palabra como un principio ético, la poesía resulta una forma de abordar la dimensión clínica desde un carácter político. Cuando la palabra se revela como autoritaria, con un sentido coagulado y las derivas fomentan la crueldad, la destrucción y el negacionismo sobre la historia que cuenta los dolores en común, hay formas de pensar que están en peligro. Hay formas de contarse que están siendo amenazadas. Las pausas, las precisiones, los ritmos, las escansiones, los divagues, las creaciones que surgen en la práctica analítica y en el poema, quizá formen un espacio/tiempo donde encontrar un versus de la palabra autoritaria, de las políticas de la crueldad. Las voces que acudieron en este texto, vienen desde acá: Bellessi, Diana (2023). Pequeña voz del mundo , Córdoba, Caballo Negro Editora. Genovese, Alicia (1997). Tono y ritmo . La danza del ratón , Volumen 14, 34–35. Disponible en: https://ahira.com.ar/wp-content/uploads/2022/02/La-Danza-del-Raton-No14.pdf Gouiric, Marie (2020). Disponible en: https://lainfanciadelprocedimiento.blogspot.com/2020/01/marie-gouiric.html Harari, R. (1985). Producción poética - Producción Psicoanalítica / Entrevistado por Diana Bellessi . Revista de circulación interna. Lacan, Jacques (2011). Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis , Buenos Aires, Paidós. Masin, Claudia (2023). Curar y ser curados , Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Las Furias. Negroni, María (2023). El corazón del daño , Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Penguin Random House. Orozco, Olga (2019). Poesía completa , Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora. Solnit, Rebecca (2020). Una guía sobre el arte de perderse , Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fiordo. "Sin título" - Aldana Caviglia - 2024
- Barranca abajo / Ana Benveniste
Así lo siento hoy. Un derrape que pareciera no poder detenerse. Va perdiendo el buen humor, amigos, dinero… "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Vuelve la alternancia de peleas y silencios de días con la pareja. “Si tuviera un lugar dónde ir, me iría de mi casa…pero sería una fracasada, también en eso”. “Si sigo así, me voy a tirar debajo de un tren”. Le pregunto si lo está pensando. Dice que no cree que lo haga, no se anima. Está tomando más. Le preocupa y no. Retazos de un trabajo ligado a una empresa del padre del que quedaron juicios, deudas, peleas con familiares. Ahorros que alcanzan “para 20 días… 3 meses…”. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Vivía en otro país. El padre la llama para que lo ayude. Creyó que trabajar con su padre, mejoraría el vínculo. Dice que fue ninguneada, que el padre hizo lo que quiso: no la escuchó. Le dejó “todos los quilombos”. Dice que le cagó la vida . Y también, que le da pena: “Ya es muy viejo”. Leyó la crítica de un libro que se titula “No eras vos. Eran tus padres”. Me la envía. Eso la alivió. Una madre y un padre de más de 90 años, ¿qué hacemos con eso? ¿Cómo estoy interviniendo? No sé qué decir… Creo que intentando correrla del lugar de la “boluda” y de quien espera a que la ayuden o la salven. Pregunto por su emprendimiento nuevo, en el que no termina de creer ni confiar. ¿Estoy asistiendo a un derrumbe? Aunque sé que estos temas, que se repiten e insisten, luego se van acomodando. Pero, esta vez me pregunto: ¿qué hacer?, ¿tendría que pensar en una derivación? Bill Tansey Salpicadura, ca. 2023 Impresión pigmentada de archivo 101 x 152 cm
- ¿Encomunar? Dulce ferocidad / Dalila Iphais Fuxman
“ El documental relata la proyección y realización de un mural. Se abre ahí el tema del muralismo como arte callejero que no sólo denuncia sino que también encomuna. El diccionario de la real academia todavía no admite el infinitivo "encomunar". No se trata sólo de un verbo, sino de la práctica de un hacer en común con el dolor. Tal vez el muralismo y marchar compongan formas del "darse al estar ahí", de avivar y habilitar el deseo de no ausentarse (ni privarse) del hospital, de los derechos, de la justicia, del dolor, de la ciudad, de lo público, de la belleza, de la amistad.” Marcelo Percia (2025) Cuando el daño ocurre ¿Qué hacemos en común con lo que sólo duele? Mural ritual como desobediencia al mandato de victimización. ¿Cómo pensar el pasaje de víctimas a denunciantes, sobrevivientes, luchadoras? Cómo se nombra a eso que pasa en ese devenir ¿arrebato de legitimidad? ¿Justicia? ¿Feminista? ¿Restaurativa? ¿Recompositiva? Había una vez, unas desobediencias sueltas que se autoconvocaron teñidas por digna rabia y organización. La historia que se intenta contar, reúne la tarea faraónica de un grupúsculo de mujeres trabajadoras del conurbano bonaerense que padecieron violencia médico- gineco-obstétrica en un hospital municipal. Contaron sus historias al viento digital que las fue amontonando y las reunió. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico ¿Y entonces por qué un mural en el territorio? Porque dolores de inframundo, no caben, no pueden quedar atrapados en las paredes en las que ocurrieron tales inhospitalidades. Que el barrio pregunte. Que se abrigue en común ese río de leche que llega al cementerio, Que los cimientos institucionales aunque sea por esta vez, cada vez una y otra vez, que pasen por estas paredes mínimamente trastabillen, tropiecen, se tambaleen. Un mural no repara, no funciona como aliciente, no implica sanciones, no retira el daño, no remueve cargos apelmazados, no reforma trabajadores de salud ni termina con internas partidistas del territorio que siempre relegan o negocian nuestras luchas. ¿Cómo se piensa la atención, cuando el daño ocurre donde se esperaban cuidados? Despedidas ilegítimas no detienen ferocidades que se tejen para decir Nunca Más, otra vez más ¿Cuántas veces más? Ante la burocratización de la crueldad, la vida subsumida a protocolos, ritual mural como apuesta feminista. Gesto de reponer, de no dejar pasar, de hacer espacio a lo que no tiene lugar. ¿Entonces por qué una organización de doulas se compromete a ritualizar un proceso de denuncia? Porque había esa vez, doulas feministas comprometidas a ser testigas, a hablar de las indolencias trabajadoras, en un hospital municipal zombie. Acompañar como posibilidad de sostener que no sabemos qué hacer con el dolor. Joel Meyerowitz Los escalones 1977/1985 Impresión C 61 × 50,8 cm
- Relaciones, singularidades, individuos y colectivos / Franco Ingrassia
Siempre hay singularidades. Axioma ontológico fundamental que postula la irreductibilidad de la diferencia como condición inherente a la constitución de cualquier dominio de existencia. La singularidad se erige como el quantum de distinción, la unidad mínima de diferenciación que impide la emergencia de una homogeneidad absoluta. Su presencia es la condición de posibilidad para la individuación de entidades y la articulación de multiplicidades. Siempre hay relaciones. Principio relacional inherente a la dinámica de los sistemas complejos. Las singularidades no subsisten como mónadas aisladas, sino que se integran en entramados de interdependencia y causalidad recíproca. La relación se concibe como el vector de afectación mutua, el medio a través del cual las singularidades se definen, se modifican y emergen como entidades concretas dentro de un campo de fuerzas. La individualidad implica la cristalización (reificación) de la singularidad y la subalternización de las relaciones. Proceso epistémico y ontológico mediante el cual una singularidad se convierte en un objeto discreto e independiente, sustrayéndose de la fluidez y la indeterminación inherentes a su naturaleza relacional. La individualidad opera una clausura identitaria, privilegiando la sustancialidad sobre la procesualidad y relegando las interconexiones constitutivas a un estatus secundario o accidental. Desde la matriz perceptiva que instaura la individualidad (régimen de lo sensible), puede haber individuos (singularidades reificadas) sin relaciones, pero no relaciones sin individuos. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Consecuencia epistemológica del paradigma individualista. La primacía ontológica atribuida al individuo como entidad preconstituida genera una asimetría en la inteligibilidad de la relación. La relación se concibe como un vínculo contingente entre individuos previamente definidos, mientras que la posibilidad de una existencia individual independiente aislada se mantiene como un horizonte conceptual, aunque empíricamente improbable. Los individuos, siempre según esta perspectiva de la individualidad, tienen existencia continua (ontológica) y las relaciones tienen existencia discontinua (fenomenológica). Distinción ontológica derivada del modelo individualista. La individuación proyecta una temporalidad lineal y persistente sobre la entidad individual, mientras que las relaciones son aprehendidas como eventos puntuales y transitorios, carentes de una sustancialidad ontológica propia y duradera. Esta diferenciación refuerza la primacía del ser individual sobre el devenir relacional, concibiéndolo como inherentemente independiente. La individualidad afirma que A y B preexisten a la relación A-B y subsisten luego de ella. Postulado metafísico central del individualismo. Se asume la independencia ontológica de las entidades individuales previas a cualquier interacción, concibiendo la relación como una adición externa que no altera fundamentalmente la identidad preexistente ni la subsistencia posterior de los individuos involucrados. Por contraste, desde la perspectiva de la vida colectiva las relaciones son afectaciones, es decir, tienen un efecto resingularizante sobre las singularidades vinculadas. Modelo alternativo que invierte la primacía ontológica, concibiendo la relación como una fuerza activa y constitutiva. La afectación relacional se erige como el motor de la transformación singular, generando nuevas cualidades y reconfigurando las identidades de las singularidades en interacción. La relación deviene, así, el locus de la producción de subjetividad y la emergencia de lo nuevo. El individuo, en tanto reificación, es una singularidad anacrónica, es una zona o dimensión de la singularidad que elude la actualización que la relación, en tanto afectación, produce. Crítica onto-epistemológica al concepto de individuo. La reificación individualizante se presenta como una forma de resistencia a la dinámica inherente de la singularidad, que se actualiza y se transforma constantemente a través de sus interacciones. El individuo, en su fijación identitaria, se convierte en un vestigio de un estado prerrelacional, desfasado de la temporalidad procesual de la existencia. Esa individualidad, en tanto resistencia a la afectación relacional, es la persistencia anacrónica de la singularidad prerrelacional. Elaboración de la crítica anterior. La individualidad se interpreta como la cristalización de un momento singular previo a su inmersión en el flujo de las relaciones. Su persistencia como entidad autónoma representa una negación de la potencia transformadora de la afectación mutua, una fijación en un estadio ontológico superado por la dinámica relacional. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico La singularidad individualizada es una singularidad reificada; la singularidad colectivizada es una singularidad en devenir (de lo prerrelacional a lo posrrelacional). Distinción categorial entre dos modos de existencia de la singularidad. La individuación opera una reducción ontológica, fijando la singularidad en una identidad estática. En contraste, la inmersión en la colectividad y la exposición a la afectación relacional liberan el potencial de devenir de la singularidad, impulsándola hacia configuraciones emergentes y posibilitando la producción de novedad ontológica. La singularidad individualizada se presenta como dueña de sí misma, mientras que la singularidad colectivizada se percibe como perteneciente a algo que la excede, efecto de la experiencia colectiva emergente del proceso relacional de la trama de afectaciones. Implicaciones fenomenológicas de los modelos ontológicos contrastantes. La individuación genera una experiencia de independencia y auto-posesión, mientras que la inmersión en la colectividad revela la intersubjetividad constitutiva y la interdependencia ontológica de la singularidad respecto del entramado relacional que la excede y la constituye. Surgen al menos tres divisiones o diferenciaciones: (1) entre relación y singularidad; (2) entre singularidad reificada y singularidad en devenir; y (3) entre distintos devenires singulares, efecto del proceso relacional. Sistematización de las dicotomías fundamentales que emergen del análisis. Se distinguen: la relación como fuerza activa versus la singularidad como elemento afectado; la singularidad fijada (individuo) versus la singularidad procesual; y la emergencia de una multiplicidad de trayectorias singulares como resultado de la heterogeneidad de las afectaciones relacionales. La individuación, además de reificación, es una operación de homogeneización de los efectos singularizantes de los procesos relacionales (por ejemplo, el deseo "individual" es el deseo reificado y homogeneizado). Crítica a la función normalizadora de la individuación. El proceso de individualización no sólo fija la singularidad, sino que también tiende a subsumir la diversidad de las afectaciones relacionales, homogeneizando experiencias que en su origen son singulares y contextuales. El deseo individualizado ejemplifica esta reducción de la riqueza procesual. Alyson Vega Vista de Playa II 2018 Técnica mixta 50,8 × 41,9 cm
- ¿Cómo acompañar a Agustina? / María Luisa Castillo
“Fabular, contar diferentemente, no es romper con la ‘realidad’ sino buscar que se vuelvan perceptibles, que se piensen y se sientan aspectos de la realidad que usualmente se consideran accesorios” Isabelle Stengers, La vierge et le neutrino , p.169 “Usted no sabe nada, en el fondo, del poder altamente revolucionario de la catástrofe.” Afirmación de Maud Kristen Tarde de agosto de 2024 con sol y mucho frío, como cada miércoles nos reunimos quienes nos sumamos al Equipo de psicólogas, psicólogos de Santa María madre del Pueblo en un grupo cercano a los 10 profesionales, la mitad muy jóvenes y les otres en otro momento del vivir. Este espacio creado, inventado hace 10 años funciona en la capilla de la Villa 1-11-14, Barrio Richiardelli, Bajo Flores. Aquí, los lugares que la rodean nos encuentran con les vecines, hombres, mujeres, jóvenes, niñes que son derivados para tratamiento psicológico, también con los equipos de conducción del Jardín Maternal, Inicial, Escuela Primaria y Secundaria de la comunidad de madre del Pueblo, contando con la compañía permanente de los curas, quienes viven allí junto a sus vecines. Ese miércoles en la reunión del equipo me pide la coordinadora en su modo habitual que por favor atienda a Agustina, quien estaba trabajando con Mariana, una compañera colega que atiende en el barrio los miércoles, y como desde entonces Agustina tiene que concurrir ese día a clases en la escuela de nivelación, no podrá acercarse a madre del Pueblo para continuar su tratamiento. El trabajo con Agustina apuesta a que pueda ingresar en el 2025 a la Escuela Primaria de madre de Pueblo. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico A fines del 2023 me sumé al equipo de psicólogos y psicólogas de madre del Pueblo, aquí recibo a les vecines los miércoles y viernes por la tarde en el barrio. Surge una pregunta en mi práctica: ¿Cómo acompañar a Agustina de 12 años? Me dispongo a invitar para conocernos y conversar con les adultes con quienes vive Agustina. En la búsqueda de algún contacto recibo un mensaje del padre Fede quien me pide poder reunirnos el siguiente viernes para charlar. Fede es uno de los curas que vive en madre del Pueblo y es el referente de la Escuela Primaria, se acerca con la calidez de siempre y me dice que quiere contarme de la familia Cernada. Arranca comentando que llegaron al barrio hace tres años acompañados por las hermanas que colaboran en las parroquias de Bajo Flores. Cuenta que son una familia de ocho integrantes, madre, padre y seis hijos que siempre estuvieron juntos viviendo en la calle, paradores, piezas de hoteles. Los hijos no iban a la escuela, cartoneaban todos juntos, conseguían comida en alguna parroquia de la ciudad y algún lugar donde pasar la noche. Juan, el papá, dormía un rato de día para poder estar despierto por la noche y cuidar a su familia. Cuando el papá descansaba algo, los cuidaba Bibi, la mamá. Las hermanitas se acercaban para conversar con la familia y llevarles algo de comida y ropa. Cuando surgía el tema de la escuela para les niñes aparecía el silencio, el silencio. Ellas se dispusieron para poder ayudar a esta familia y se acercaron a compartir su deseo de ayudarlos a madre del Pueblo donde fueron recibidas por Gustavo Carrara, el obispo villero responsable de este lugar, quien las escucha y les responde en pocos días que se ha decidido en común recibir a la familia Cernadas en la comunidad de madre del Pueblo. Una familia con ocho integrantes necesita techo, alimentos, ropa, escuela. Entonces surge una pregunta común. ¿Cómo alojar a los Cernada? Cuando llegan, el obispo villero, actual monseñor de La Plata, se muda a una oficina para que Juan, Bibi y sus seis hijos puedan dormir en una habitación y tener un baño, los lugares para comer, jugar, estar, son comunes para todes les vecines. Rápidamente les niñes comienzan a ir a las escuelas de madre del Pueblo, son recibidos amorosamente por directores, vice, equipos profesionales de las escuelas de esta comunidad. Se piensan cuáles son las acciones, cuáles los modos necesarios para alojar a les niñes acompañados de preguntas. Este gesto está siempre presente en la comunidad. La familia Cernada se muda a una casita en el barrio acompañada por la comunidad de madre del Pueblo, Juan comienza con trabajos, consideran que la constancia no es algo aprendido por él y que con paciencia y compañía puede aprenderla. Bibi tiene una discapacidad cognitiva y “cuida y se ocupa de sus hijos”. Fede es designado como el cura referente de la familia Cernada en la comunidad de madre del Pueblo, en un momento con tristeza comenta que Agustina, la mayor de las hermanas mujeres, no pudo adaptarse a la escuela primaria y expresa “con lo que a ella le gusta estar en la escuela”. Esta situación es el motivo por el que ella comenzó a concurrir a una escuela de nivelación de la ciudad desde 2023, ese año no logró el pase a la primaria, este continúa siendo la última posibilidad para poder ingresar a la escuela primaria de nuestra comunidad. Me transmite que Agustina fue evaluada por un equipo de neurólogos sin encontrar ninguna discapacidad, todes les implicades coinciden, subrayan que hasta los 11 años no tuvo relación con la escuela. "Pensando en las orillas" por Joaquín Allaria Mena / @anarchivofotografico Me invitan a sumarme para trabajar juntes y que pueda lograr a fin de año el pase a la escuela primaria porque es donde ella quiere estar, donde están sus hermanes. En este momento emerge la pregunta ¿cómo acompañar a Agustina? Un viernes de sol y con frío nos encontramos con Agustina. Un ratito antes del horario acordado se acerca al lugar donde atiendo los viernes la vice de la escuela primaria para entregarme una caja con lápices negros, de colores, crayones, marcadores, tijera, boligoma, goma para borrar adentro de una cartuchera divertida, también hay cuadernos, papeles de color, brillantina y libros de cuentos. Me cuenta Kary que le preparó esa caja con material escolar para que podamos trabajar. Agustina llega temprano saluda cariñosa a quienes conoce de las actividades que ella con su familia hacen en esta comunidad, el padre Fede nos presenta y se retira para que podamos comenzar a trabajar. Es inquieta, habla rápido, abre grandes los ojos, se mueve y lo primero que encuentra es la caja con los materiales escolares y me pregunta, ¿qué es esto? Cuando le cuento qué es y que Kary a quien conoce la trajo para ella se ríe, abre la caja y al encontrar el contenido se le ilumina la cara expresando asombro y alegría. Saca con cuidado cada material, lo toca, mira, sonríe cuando encuentra el cuaderno lo acaricia y expresa “cómo me gustan las cosas de la escuela”. En otro momento me cuenta que quiere ir a la escuela primaria de madre del Pueblo para aprender ahí con sus hermanos, estar con Kary, la vice que es buenita y linda. También dice que le gusta jugar al fútbol en madre del Pueblo, aquí funciona un club donde les niñes y jóvenes desde las 17 horas aprenden todos los deportes, incluido natación porque el vecino club de San Lorenzo presta la pileta a partir de un acuerdo entre las autoridades de éste y los curas. Luego me dice “es muy lindo venir con mi familia a madre del Pueblo porque hacemos cosas lindas cada uno y todos nos cuidan y ayudan a mi papá y a mi mamá”. Los viernes nos encontramos para trabajar juntas, Agustina llega a horario y saluda a sus conocidos que no son pocos y siempre elige de lo disponible para trabajar el cuaderno al que acaricia, toma el lápiz y me pide “dame tarea Marilú”. Pudimos entre las dos inventar actividades, juegos, bailes, también le gusta bailar música brasilera que es su preferida me dice “es muy alegre”. Llegamos a diciembre en el medio fue su cumpleaños, cuando le pregunto qué quiere que le regale me dice, luego de insistirle, que le gustan los libros de cuentos y un vaso de Boca. Una tarde al preguntarle como está responde “estoy bien porque mi papá y mi mamá me ayudan con la tarea y me quieren”. Agustina disfruta aprendiendo, le gusta y aquí nos encontramos porque a las dos nos gusta aprender, aprendemos juntas con alegría. Estamos en los días de evaluación del trayecto recorrido con Agustina con inquietud llegamos a fin del año. ¡¡¡¡ Es un momento de Alegría!!! Me comentan Mariano y Kary, director y Vice de la escuela primaria de madre del Pueblo que Agustina logró el pase y seguirá aprendiendo en el 2025 en la escuela primaria. Agustina llega el viernes en el horario de nuestro encuentro y está feliz, me abraza fuerte y dice “el año que viene voy a estar en la escuela de madre del Pueblo con mis hermanos cada uno en su grado”. ¡¡¡A todes les que encuentra les cuenta feliz!!! Comienza el año 2025 en la primaria de madre del Pueblo, esa mañana llegan Agustina y sus hermanes acompañades por su mamá y su papá. Los reciben Kary y Mariano quienes subrayan la presencia de Agustina como estudiante de la escuela a la que viene a aprender junto a sus hermanes. ¡¡¡Bienvenida Agustina a sexto grado en la escuela de madre del Pueblo!!! ¡¡¡Te recibimos y te acompañamos!!! ¡¡¡Agustina comenzó a cursar sexto grado está feliz!!! Continuamos trabajando, aprendiendo juntas los miércoles y viernes. Con el deseo de potenciar los recursos toma relieve otra vez la pregunta. Necesito compas que me acompañen a pensar. ¿Cómo acompañar a Agustina? Antonio Berni - " J uanito pescando" , de la serie Juanito Laguna 1956 - (primera imagen conocida de Juanito Laguna) - Serigrafía 518/800 - 35.5 x 44.5 cm
- Fragmento sobre el tránsito por el encuentro de las orillas / Romina Brunetti
Saberse pensada… sentirse esperada… un lugar donde llegar. Resonancias de un encuentro. La nave de los 22 había zarpado ya, pero aún postergaba la espera de otra llegada, una última demora anunciada. A la distancia de lo más próximo… un faro desgarra la oscuridad, una nave rasga las orillas, un silencio horada porosidades, unas sensibilidades quebrantan doctrinas de individualismos feroces, apuestan a las singularidades de lo común. Acá no sobra nadie. Demorarse. Detenerse. Atravesar, bordear, atomizar lo lejano. Orillar con timidez y deseo. Hacerse a la mar. La nave espera, aguanta, sostiene, acaricia, insiste, acoge el desvío, conspira pensamientos que impregnan políticas deseantes. Expectante, con ensoñada lucidez, marchar a la búsqueda del “castillo en medio del bosque” que el poeta Fijman imaginó. Presencias. La de Vicente, intuida desde antes del convite de la generosidad amiga. Al acortar distancias…cada vez más potente. En esa presencia insinuada, se condensan otras presencias entrañables, extrañadas. Los afectos que nos habitan, las palabras que nos piensan, los pensares que nos hablan. Sentires. Respirar en común. Conspirar. Tomarse el tiempo. Dos centellantes sensibilidades aguantan la espera en la antesala de la noche. Salir al camino, alumbrarse. La compañía necesaria. Demorarse, detenerse, permanecer. “Detenido y andando ” canta Gabo, la historia de una vida, sus demoras, amores, vacilaciones, despedidas, desvíos, inconclusiones. Abismarse. Romi. (2025) Fotografía. Verónica Scardamaglia. Declaro el impoder de las palabras, que abandonan la nave, se fugan. Anticipo, no se inscriben, no escribo, no puedo. “Piensa una herida”. Demorarse, alumbrar la espera, alojar el silencio, no renunciar a lo venidero. Sospechar el silencio. “ Pensar es esculpir en la niebla ”. Convite a conspirar. Darse al pensar: una entrega, una renuncia. Darse a la experiencia, imágenes de otros trayectos, cruces, escuchas, desvíos. ¿La experiencia es también lo impedido? A veces. Enrarecer lo pensado, devenir de lo impensado. Demorarse, desviarse, orillarse. “ Débil no es quien puede poco, sino quien está separado de lo que puede” . ¿Quién dijo qué? Prestarse palabras, resonancias impregnadas en sensibilidades permeables, que eximen alertas de imperiosas miserias cotidianas que acechan deseos, fuerzan pura alienación. Pausa. Darse al anacronismo de la historia presente, vencida. Resistir. Dejarse incomodar por la intuición que nos reclama, materializar las ideas. Conspirar. Un fragmento, un retazo, perder el hilo, deshilvanar. Parir las dudas, las preguntas, hendir traiciones en el olvido que todo recuerda. Memorias de lo frágil, opacidades. Orillar, zurcir. Darse al pensar. Soltar, soltura, errancia. Perder el hilo (otra vez). Andar descalza. Indolencia, indiferencia, neutralidad, distancia. Violencia es mentir. Macerar dolores. Una pizca de espera. Una lluvia de papas. No hay salud mental. La vida como viene. Chapoteos. Derecho a la irreductibilidad. Pesallidiario. Las nadies. Postales. Post postales. Papá. Habitar la belleza, la caricia, el encuentro, la fugacidad, la permanencia. Estar. Compartir el vino -ventajas de la cocina-. Macerar dolores (otro poco). Soltar. Resistir las mismas rancias recetas de siempre con mucho conservante. Alimentar el fuego. Pensar memorias, nombrar indecibles, liberarse del daño, repulgar empanadas. “ Iré en mi viaje donde deba ir ”, reza la página donde se abre el libro de Vicente, que Regine me comparte. Oráculo. Cartografías chiquitas. Repulgamos empanadas. La suavidad como conjuro de la aspereza. Sospechar una conspiración. Dispersiones y porosidades que habitamos, movimientos, experiencias sensibles se abren paso a pesar de nosotrxs. ¿Qué dimensión para lo acontecido? Distopia -de las buenas-. Lentes capturan lo inasible. O capturas de lo inasible en un instante de eternidad. Evanescencias de lo eterno. Susurros, arrullos del mar, mar de pensares que orillan lo imposible como llamado a la posibilidad, y su condición. Insistencias de lo imposible. Orillas, bordes, que saben que hay costados. Derecho a habitarlas, derecho a la deriva, desvíos, acontecimiento en los bordes. Reivindicar la eternidad como acto político, re-encantar la vida. Conspirar. “ Las crueldades: su constante reside en la innecesariedad” (Percia) . Macerar dolor (un poco más). Sensibilidades humanas, demasiado humanas, que encuentran palabras perdidas de las fragilidades ausentes. Se intuyen, nostalgian pasados imperfectos. La mala prensa de las sensibilidades en tiempos de farsantes libertades. Aturdimiento de los pensamientos, atormentarse, abrumarse, otras brumas, sosiego, la dulzura del olvido. Pensar atina un silencio. Sensibilidades que piensan lo imposible, lo existente y lo innombrado, rarezas, invenciones, lo improbable que urge, la experiencia como producción de verdad. Emparchan, arman, acompañan, arrullan, abrazan, hilvanan, tejen, zurcen, esperan. Conspiran los sueños, los afectos, las señas, los desvíos, los pensamientos, los textos. Grafiti Napoli, 2018 “Conspirar quiere decir respirar juntos”. Siguen conspirando. Ojalá. Mohan Lal Majumder Caminando por la playa 2008 Impresión de archivo en papel 27,9 × 27,9 × 2,5 cm
- Cartas cruzadas / Verónica Scardamaglia
Que tengamos presente que, a veces, pensar sucede como espera sin pensamientos. Como estiramiento del cuerpo sin pensamientos. Como honda respiración que nos hace cerrar los ojos sin pensamientos. Como interrogación de un horizonte mudo. Como disolución de sí. Como intento de preservar el presente de su inmediata e instantánea desaparición. Marcelo Percia Pensar desde innumerables líneas de partida que sobrevienen de un silencio. Michel Foucault Carta 1 (de jugar) El azar y el tiempo juegan sus cartas, distribuyen momentos de vidas en tableros que pretenden cuadriculaturas que, muchas veces, pueden trampearse. Por momentos, algo se escurre pulsado por curiosidades y entusiasmos. Por momentos, algo desborda y despechos rompen el cascarón del huevo de la serpiente. Por momentos, recordamos que no hacen falta esos tableros. Carta 2 (de escribir) Un castillo de leyenda neerlandesa asoma en un bosque desde el que se escucha el mar. Viajerxs se reúnen allí con la pretenciosa atribución de estar pensando. (¿Cuántas horas puede un cuerpo pretender estar pensando? ¿Cuánta inmovilidad-movilidad soporta un cuerpo que pretende estar pensando? ¿Cuánto resulta suficiente? ¿Cómo medir mucho?) Carta 3 (de menú) Una cocina, rebosante de colores que alimentan, queda habitada por un ejército de hormigas comandado por una abeja reina. Hay alimentos para animales onmívoros y ovolacteovegetarianos. Alguien corta frutas. Alguien corta el pan. Alguien cuida del fuego. La luna llena asoma entre los médanos y se levanta, soberana, en las orillas. Ternura como textura ética para vivir (¿y pensar?). Abrigo, miramiento, alimento, buen trato. Entre risas y lágrimas. Carta 4 (de leer) A su turno, se cuentan historias. A su turno, saltan comentarios, preguntas, inquietudes, halagos, incomodidades. Quedan desparramados en la sobremesa, en el estar de la sala, en la cocina, en el supermercado y camino a él. Y en las arenas, bajando hacia las orillas del mar, bajo los influjos de los brebajes lunares. Mapas arácnidos se contornean desmarcando recorridos previstos. Entre luciérnagas, colibríes, pericos y letras H, un conejo pasa corriendo y se le caen pesadillas. Carta 5 (de tarot) sin título, Debora Chevnik, fotografía, 2025. En una mesa, 30 postales esconden sus imágenes. Se ofrendan ahí, a la espera de quedar develadas. En una proyección, otras postales se asoman. (A)traen paisajes y se proyectan voces que acompañan esos (y otros) viajes. Ternuras migrantes que, en el leer, nos acercan respiraciones y pausas, aceleraciones y conmociones, desde otras orillas. Luego se invita a que el azar nos tome de la mano y elija una postal. Y con ella se entone el mantra “ ocurrió una vez que… ” para hilar historias. Comienza el juego que inmediatamente se transforma en ceremonia al dejar sorprendido y conmovido a lxs jugadorxs y al maestro ante el primer golpe: Vicente nos mira desde la ventana. 7 post postales que se le cayeron al conejo. Bob Tabor Luna 22 2023 Fotografía, plexiglás 132,1 × 243,8 × 2,5 cm
Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.