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  • Foto del escritorRevista Adynata

Elogio del pensamiento (fragmento) / Juan Carlos De Brasi

Actualizado: 12 dic 2021

IV

Obviamente, y por lo que fui señalando más arriba, esta exposición no puede escapar a su propio modo de exponerse y al juego de sus suposiciones. Quizás, quepa recordar que las exposiciones eran un instrumento de salida (ex) de uno mismo (ponerse como unificado), un arte del arrojo, una valentía nada desdeñable que acuciaba a un pensamiento en su rumbo hacia la verdad.

Hegel, Freud y más tarde Heidegger, subrayaban un matiz: la derivación de formas que atravesaban a sus exposiciones. En la “Introducción a la Historia de la Filosofía” Hegel le otorga la misión y la tarea de marchar por “la necesidad pensada y conocida de las determinaciones”. Sólo así se puede desembocar en el ámbito de un pensar radicalmente nuevo bajo un antiguo nombre. Aclara, “la exposición a que nos referimos incumbe, preferentemente a la lógica”. Por eso, también, en otra parte destaqué el lugar privilegiado que tiene La ciencia de la lógica en su obra. Pero en este escrito no se trata de dicha lógica ni de su problemática, sino de una lógica que toca el sentido de lo real y lo acoge de otra manera.

De ella hablaré rápidamente y de las lecturas que dispara hacia nosotros. Exponerse, entonces, es inevitable cuando se apuesta a un pensamiento sutil-realizativo; es el acto por el cual lo escuchamos en su insistencia, en una insaciable repetición que lo hace diferente para cada lectura o forma de acercamiento. Aún una comprensión limitada, una “lectura de época”, jamás puede aspirar a una explicación satisfactoria, pues apenas constituye una época de ese tipo de lectura.

Es innegable que la estrategia discursiva de la justificación por las “condiciones históricas” destila algo de mezquindad ante las creaciones perdurables. De modo que la ex-posición de un pensamiento no puede evitar ir más allá, desbordar las “circunstancias epocales”, los “períodos definidos”, las “cronologías estrictas”, los “avatares confesionales” (salvo cuando un género –por ejemplo en Rousseau– se rebasa a sí mismo) o los “esclarecimientos biográficos”. En realidad pivotea en esas casi-causas, pero no las reconoce como constitutivas, sino como pasos, pasajes y pasadizos que nos siguen conduciendo fuera de ellos.

Un pensamiento es tal porque siempre está en otra parte, desencontrado consigo mismo. Rehúye las adecuaciones señaladas antes. Y cuando encaja con alguna de ellas, y se intenta resolver en su género próximo y su distinción específica –sean los de una “biografía” o los de un “hecho histórico”– ya no circulamos por los senderos de un pensamiento, sino por ciertas formas de su institucionalización.

Al ex-ponernos intentaremos discriminar este equívoco para no captar globalmente a uno por otras, aunque unas sean gracias al otro, y si el gato no es sin la liebre en el mundo animal, ahí se sabe exactamente cuándo se caza a uno o a otra.

De las suposiciones por otro lado no podemos escapar. Son las carceleras del lenguaje, de las intuiciones, de los conceptos o de lo que se quiera poner entre rejas.


Fuente: Algunas condiciones básicas para interpelar la problemática del pensamiento –Coda lunga–. En Elogio del pensamiento. EPBCN, Barcelona, 2015. La Cebra, Adrogué, 2015.


Trabajo de selección a cargo de Gabriela Cardaci.

Jordi Martoranno, De la serie: PLEROMA - UROBOROS Pintura sobre lienzo 2017


Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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