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  • Foto del escritorRevista Adynata

Adolescentes encerradas en Uruguay: Una mirada desde la mirilla / Lourdes Busakr



No veo esperanza para los adultos

porque los adolescentes

son muy irresponsables

Hesíodo


¿En qué consiste esta irresponsabilidad de la que hablaba Hesíodo y que muchos de los adultos de hoy

siguen enunciando?


Carmen Rodríguez sostiene cuatro categorías en esto de la construcción socio histórica de las adolescencias. Una sería un tiempo de transformación identitaria en que se ejecuta el mayor trabajo psíquico de toda la vida para llegar a un “yo soy” después de haber derribado el edificio de certezas construido para ir construyendo otro.


Otra categoría es un tiempo de moratoria (concepto de los sociólogos de los años 70) que implica un plazo determinado para que el adolescente se haga cargo del mundo, para que vaya asumiendo los roles, se trata de un invento de la modernidad, el adulto se ocupa mientras el adolescente se dedica solo a estudiar, por ejemplo. Los estados modernos son los inventores de este relato.


Este tiempo de moratoria marca la división entre incluidos y excluidos, ya que este plazo crece en las clases medias y altas de la sociedad y disminuye o no existe en las clases bajas. Es el trozo de injusticia que afecta a la adolescencia pobre con un corte de género asombroso.


Otra de las categorías es el creciente proceso de autonomía, comienza la etapa del “salir” de experimentar, de incursionar en conductas de riesgo. El problema es cuando no existe un límite estructurante que enmarque dichas conductas que pueden no tener buen fin.

La última categoría de la que habla C. Rodríguez es la confrontación generacional y la cuestión de la

autoridad, es decir el cuestionamiento constante y la confrontación con el mundo adulto.


Los y las adolescentes que llegan a los centros de encierro punitivo de Uruguay, son los que salieron a cobrar al mundo la deuda que sus adultos progenitores y luego los demás, fueron contrayendo. Buscaron y buscan su identidad en un mundo consumista donde el tener vale más que el ser, según Galeano.


En un mundo donde les fue vedado el plazo de moratoria por razones de injusticia social, el salir implicó

transgredir, romper reglas y entrar en conflicto con la ley y donde la confrontación generacional casi no se dio por ser hijas de madres y padres adolescentes y por lo tanto convivir con el desdibujamiento de la figura adulta, del límite, de la posta parental.


Es así que el centro de reclusión pasa a ser lo estructurante para las que allí llegan.


Alicia Fernández plantea desde la psicopedagogía crítica que las cuestiones de género, también se sitúan en ese espacio transicional (Winnicott) entre lo objetivante y lo subjetivante, así como entre la antropología, sociología, psicoanálisis, filosofía, pedagogía.


En los contextos de encierro, la desigualdad en el acceso al saber se encuentra unida a la desigualdad

en el acceso al bienestar, constituye la más alta expresión de la vulnerabilidad educativa, ya que

impacta sobre la dignidad de las personas y fuertemente en su subjetividad.

“El dispositivo carcelario es un dispositivo de poder, una máquina de disciplinamiento que, por su naturaleza, es una red de práctica de desubjetivación: los prisioneros están siempre en posición de objetos.” (Lewcowicz,1996)


“Esto los remite a una posición de víctima y salir de esta posición no es, paradójicamente, la obtención de la libertad sino, justamente, es la adopción de una posición subjetiva que le permita vivir con la dignidad a la que todo ser humano aspira y tiene derecho.” (Berenstein, 2014)


En palabras de Pierre Fedida, lo deshumano es el borramiento de las semejanzas del semejante, es no ver otro allí donde hay alguien, conjugándose dos aspectos medulares: ser portadores de una desconfianza radical hacia el otro y vergüenza asociada a la pérdida de autoestima y a la dignidad que da el sentirse humano.


Uno de los aspectos más importantes en los procesos de subjetivación, radica en la pérdida de referentes culturales, imprescindibles para la estructuración psíquica, el referente adulto como donador de la cultura y de las matrices que constituyen la subjetividad.


Al respecto el psiquiatra uruguayo Marcelo Vinar afirma:

“Es por eso que hoy más que nunca el educador debe conservar el lugar desde el cual pueda subjetivar,

haciendo hincapié en el trabajo que abra un oasis en medio del desierto, es decir, ayudando a

instaurar un proyecto de vida”.


Si lo grupal es inherente a la subjetividad, hay que hacer foco en las condiciones de producción de

subjetividad en los espacios grupales.

Foucault entiende la subjetividad como el modo en que cada sujeto hace la experiencia de sí mismo, piensa que esa experiencia no es igual para todos, que esa experiencia es histórica.


Moffatt nos ofrece una potente herramienta organizadora para la intervención, también para desplegar

en el encierro de niñas y adolescentes.


No desde la mediación ingenua, sino a partir de un realismo esperanzado, al decir de Freire :“la verdadera realidad no es la que es sino la que puja por ser”.


Se trata de” Los 4 pasos”: Contención-Regresión-Explicación-Cambio.


En el escenario de una pedagogía comprometida, hermana inseparable de la psicología social moffattiana, intentamos asumir los desafíos del contexto, en este caso: abandono, estigmatización, violencia, autolesiones, alienación, deprivación cultural, incredulidad, insignificancia, autoritarismo, conformismo, desesperanza, contrapuestas a: empatía, identidad, comunicación, protagonismo, dignificación, creatividad, participación, como nos enseñan los 4 pasos.


Corroboramos como el espacio educativo tan lleno de dolor inimaginable, luego de los procesos de Contención-Regresión-Explicación, se inunda con alegría, con creatividad, con perseverancia, con

disposición al trabajo en equipo, con la creencia absoluta de que vale la pena, es decir, con Cambio, con Proyecto.


Quizás habría que cuestionarse sobre el porqué de estar ahí, porqué ser docente en un ámbito de sufrimiento y de dolor donde también hay que trabajar la responsabilidad adolescente.


Porque a partir de ese cuestionamiento surgen propuestas pedagógicas implicadas, con y desde una

psicología social profundamente humana.


Quizás habría que creer en que se puede incidir- en mucho, ya sea para disminuir la vulnerabilidad en el “mientras”, ya sea para atravesar la mirilla y mirar a través de una ventana más grande para verse-vernos en un lugar donde el sol nos calienta…pensando en aquello de sin plata…sin permiso… pero con todos y todas.



Bibliografía:


BERENSTEIN, L.: Intervenciones Pedagógicas en Contexto de Privación de la libertad.

Una propuesta de formación”. Centro cultural de la cooperación Floreal Gorini,2014

FERNÁNDEZ, A.: Los idiomas del aprendiente. Bs As, Ed. Nueva Visión, 2000

LEWCOWICZ, I.: La situación carcelaria. Bs As El otro ediciones,1996

LIDOVSKY, C.: Apuntes de clase Escuela Alfredo Moffatt,2023

MOFFATT, A.: Los cuatro pasos. Esquema operatorio. Material Escuela Alfredo Moffatt

MOFFATT, A. Terapia de crisis. La emergencia psicológica. Bs As, Talleres Gráficos, 2007

RODRÍGUEZ C. Conferencia: “Procesos subjetivos y la institución de la educación”. IPES Montevideo, 2015

PERCIA, M.: "Palabras sobre subjetividad” en “Introducción al curso Coordinación Grupal

Escuela de Piscología Social de Quilmes, 2015



Todd Webb, Trailers en el desierto, Somalia, 1958 impresión en pigmento 50.8 × 50.8 cm

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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