Adynata Julio se ofrece como un estado de asamblea, entre cercanías, que piensan semillas de crueldad.
Reúne escritos de Jeremías Aisenberg, Daniel Calméls, Mónica Cragnolini, Débora Chevnik, Mariana Enriquez, Lila Feldman, Rocío Feltrez, val flores, Horacio González, Alejandro Kaufman, Nico Koralsky, Osvaldo Lamborghini, Liliana Lukin, María Pia López, Patricia Mercado, Marcelo Percia, Paul B. Preciado, Horacio Quiroga, Verónica Scardamaglia, Susy Shock , Cynthia Szewach , Diego Sztulwark, Diego Tatián, Vicente Zito Lema.
Convoca un vocerío que no hace coro. Una simultaneidad solicitada: en algunos casos, sin consentimiento; y, en otros, entregada sólo por confianza.
Presenta la alarida de una posible literatura de la crueldad: La gallina degollada de Horacio Quiroga (1917), El niño proletario de Osvaldo Lamborghini (1973), El chico sucio de Mariana Enriquez (2016). Serie arbitraria que rememora bullicios de La Refalosa de Hilario Ascasubi (1843) o El matadero de Echeverría (1871), pasando por el Martín Fierro de Hernández (1872), hasta llegar a La fiesta del monstruo de Borges y Bioy Casares (1947). O ruidos cercanos como La Virgen Cabeza de Gabriela Cabezón Cámara.
Así mismo, congrega un alboroto de ensayísticas rescatadas de otras publicaciones y de escritos que llegan a pedido.
Adynata Julio, otra vez, un concierto sin orden. Y, en esta oportunidad, una concertación, de ira y fastidio, que recorre escrituras dolidas.
Comentários