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  • Foto del escritorRevista Adynata

Antipunitivismos / Verónica Scardamaglia

1. Series


En una clase se nombra como niña a una vida de 13 años acechada por miradas pajeras en un barrio de provincia de Buenos Aires y se desatan algunas discusiones.


A una estudiante de 16 años de una escuela de la ciudad de Buenos Aires, ni la abuela ni la madre le creen cuando les cuenta que la pareja de esa abuela abusa de ella. Otrx estudiante, de 13 años, muchas veces se queda dormidx en el aula, una profesora cree que, quizás, se deba al peso que pretende obligarle a decidir con qué pronombre nombrarse.


Un Centro de Estudiantes de una escuela, levanta la toma luego de tres días. Solicitan la separación del establecimiento y del contacto con jóvenes de un auxiliar condenado a tres años de prisión en suspenso por abusar sexualmente de una menor de edad conviviente con él, y de un profesor y ex vicerector ya escrachado y sumariado por amenazas contra un estudiante. Dicen además “exigimos una formación obligatoria de educación sexual integral a todxs lxs docentes, no docentes y autoridades del colegio”. Otro Centro de Estudiantes convoca a una manifestación frente a la escuela porque no reciben respuesta ante las denuncias contra un profesor de educación física que da la anti ESI y promueve contenidos que no se adaptan a la normativa vigente.


Una Ministra de Educación anuncia una legislación que prohíbe el uso de lenguaje inclusivo. Otra legislación, en Florida, Estados Unidos, busca prohibir que lxs maestrxs hablen sobre la identidad de género y la orientación sexual entre los grados de preescolar y tercero. Llaman a ese proyecto de ley “Don´t say gay”.


Un escritor interpela a una rectora y a otra ministra de Educación ante la suspensión a un profesor por la denuncia de unos padres horrorizados porque en una parte de un cuento (que no se leyó en la escuela) se utilizaban las palabras culo, poronga y tetas.


Una película de Disney Pixar es prohibida en algunos países y causa revuelo en otros, por lo que algunos titulares mediáticos llaman “beso lésbico”. Otra película, una de la saga de Harry Potter, también. En esta se devela el amor entre dos magos.


Una serie de DC, ya desde hace años y en su 4ta temporada nos presenta a Dreamer, quien porta el título de la primera superheroína trans. Allí arma equipo con Alex Danvers que salió del closet en la 2da temporada (2016). En otra serie, el beso del verdadero amor que despierta a Caperucita Roja se lo da Dorothy del Mago de Oz. En estos días, en el inicio de una nueva temporada de otra serie, el relato de ese guión también acompaña la transición que pulsa en una vida.


En una actividad asamblearia transfeminista por desarrollarse, denuncian a lxs organizadorxs la presencia de alguien acusadx de ejercer abuso sexual infantil y la incomodidad de su presencia en un espacio como ese.

Luego de un largo rato de reflexión y discusión de lxs orgnizadorxs en torno a ello, anuncian a lxs concurrentes que la actividad se suspende por no lograr resolver y decidir qué hacer. Habita el espacio la convicción antipunitivista. Habita el espacio la convicción por las alianzas y los cuidados.


2. Imperativos


El todos sigue perturbando y embarrando la cancha. Que lo pensemos como un horizonte ético no significa que efectivamente se consiga. Insiste la creencia en que existen lugares en el que todxs podamos estar. El mayor riesgo del todxs está en la serie de daños, rupturas y vaciamiento de espacios que se realizan en su nombre. Más acá y más allá del color imperativo del todos que continúa tiñendo espacios y relaciones, existen e insisten afinidades y acuerdos que (nos) sostienen y abrazan.


3. Saberes de Asambleas


Desde hace años pero más evidentemente desde el 2015 cuando el Ni Una Menos instaló e hizo visible la decisión de denunciar y luchar contra las violencias patriarcales donde sea que acontezcan, no existe espacio institucional, orga, local, bachi, escuela, facultad, unidad básica, comité, asamblea autoconvocada o encuentro autoorganizado que no haya quedado interpelada por estas denuncias. Con o sin la irrupción del escrache, con o sin la batería legal acompañante, con o sin sororidad, con o sin desprecios de aliades y machirulos. En voz baja o a los gritos, cada vez con más velocidad, se hace saber que hay abusadorxs sentadxs a la mesa. Ahí, cerquita, muy cerquita, a veces bajo el mismo techo donde luchamos contra las violencias. El patriarcado se nos mete por los poros y las alianzas nos resultan fundamentales a la hora de enfrentar estos problemas, apelando a la sabiduría de lo situado en cada situación y con las fuerzas antipatriarcales y los saberes y herramientas ya construidas.


Cuando esto queda a la vista, con toda la complejidad y los compromisos que implica, las contradicciones acuden a borbotones, las discusiones intentan despejes, las violencias vividas empujan y los automatismos asaltan. Dependerá de la posibilidad de historizar, de las relaciones allí tejidas, de la utilización de lo legal (si se decide apelar a ello) y de los acuerdos sostenidos o por sostener entre quienes construyen cada espacio. Pero, sobretodo, de aquellas decisiones ético políticas para reducir lo más posible la proliferación de daños que el abordaje de cada nueva situación desata entre quienes la están viviendo.


Muchxs, ya venimos en discusiones tan largas como difíciles acerca de cómo abordar temas controvertidos desde prácticas de cuidados y reducción de daños. Aún así, resulta sorprendente la sensación de que pareciera que siempre estamos empezando de cero.

Poder ubicar que hay algo que no se soporta no conviene que quede escuchado e interpretado del lado del punitivismo, sino corremos el riesgo de que ahí deje de escucharse el dolor. Asumir criterios y decisiones no puede equipararse a acciones punitivistas.


Algunas cosas que ya sabemos, algunas preguntas que nos hacemos:

No se trata de reducir el análisis de las situaciones complejas creyendo que sólo se da una puja en términos de “él o yo”.

Muchas veces se menosprecia el recorrido activista de compañerxs que ponen a la vista y obligan a pensar lo que ya no se soporta (y no en términos individuales).

Muchas veces interpretar simplificando y asumiendo que se trata de acciones caprichosas en términos de “si está le acusadx, yo me voy” repite mecanismos punitivos que sospechan de quien denuncia.

¿Cómo alojar la duda sin denunciar a quien denuncia ni invalidarle? Ya cargamos con montones de experiencias en este sentido. Ya sabemos que el peso de la duda suele recaer sobre las víctimas de violencias.

Quizás, un criterio de inclusión posible podría pasar por discutir / acordar en torno a quien puede escuchar / ocuparse de quién queda acusadx de violentar y establecer, por tanto, quienes no pueden o no quieren hacerlo. Dependerá lo situacional y lo situado del escenario que sostenga ese debate, si es que se ofrece la posibilidad del debate.

Ya sabemos un poco cómo operan los privilegios. Ya sabemos que, según dónde, no se trata de lo mismo según cargo, función, edad, género, raza y/o clase.


¿Cómo funcionar si quién ha quedado en el lugar de víctima, decide reconocer al abusador como tal, si elige no denunciarle? ¿Cómo proceder si quien ha sido violentada lo cuenta en intimidad y quienes escuchan ven ahí abuso y necesidad de denuncia?

Muchísimas veces sino todas se necesita establecer, acuerdar o situar un límite ético político del con quién.


4. No todxs


Desprenderse de la dictadura del todos implica reconocer que no todxs podemos o queremos escuchar y acompañar a miradas pajeras que acechan, a arrogancias que menosprecian y destratan. Cabe la pregunta de si lo inclusivo soporta también a quién ejerce esas violencias y qué hacemos con ello.

En los espacios y en las vidas que decidimos militar los trasnfeminismos, cuando el acusado es varón, se disipan las dudas.

Y mientras las dudas asaltan, seguimos explorando con quién los acuerdos, con quién las alianzas, con quién los cuidados.


Hirotoshi Ito De la serie Cocina 2022 Escultura. Piedra intervenidas,

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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