Chapoteando en las orillas / Sandra Thomé
- Revista Adynata
- hace 5 horas
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La invitación al encuentro “Pensar en las orillas” me condujo a unos chapoteos que comparto en este escrito:
El Chapoteo 1 es resultado de un juego con la letra H que fue creciendo a medida que pensaba sobre el tema de la escucha.
La lectura como lectura del mundo se fue metiendo de a poco en el Chapoteo 2.
El Chapoteo 3 tiene que ver con escribir en otro idioma: algo de penetrar en falsos remansos de aguas turbulentas.
Finalmente, el Chapoteo 4 me ha buscado con insistencia. Lo recibí con dudas y una cierta emoción, así que lo agradezco. Siempre hay lugares no incluidos que mantienen su voz.
I- Chapoteo 1
La H es una letra que no huye: invita al dialogo. Quizás su forma nos sugiere nexos, puentes, conexiones. Moliner (2008) nos dice que la H ha perdido su sonido aspirado, aunque lo conserve en algunas zonas de España y en palabras de origen árabe. La H conoce de resistencia. Introduce el hablar y el hacer, conduce el hallar y sostiene el hilo. Sabe de hospedaje y también de hostilidad. Hace historias con héroes, horrores, hazañas y herencias. Puede hurgar, husmear, hurtar y hundir. También herir y halagar. Homenajea el humor y abriga lo hermoso. Haikús desentierran hachas poéticas. Huevos, huesos y hermandades hacen parte de su mundo. También hechizos, hipocresías y hambruna. Con híper, hipo, hetero y homo, acopla expansiones y resta homogeneidades. Es una letra tan especial, que se hace valer incluso en la descalificación de su existencia: “por hache o por b”. Pregunto a la H qué se juega en lo que se dice sin sonido, pero que se lee igual. Su respuesta se dibuja en el paisaje:
Heridas sangran
Hechizar las orillas
Habitar el Hoy
II- Chapoteo 2
No leen no leen no leen no no no leen no no leen no leen no no leen noooo leeennn no leen. ¿Quiénes no leen? ¿Estudiantes? ¿Docentes? y el ruido de la queja trae la cadencia de olas cuyas espumas desvanecen en la arena, lavando huellas de curiosidades, inquietudes, quizás de algún tímido acercamiento que ha quedado desapercibido en la insistencia de la negación. Sí, porque la negación se hace insistir, penetra el entramado del tejido académico, invisibiliza escenas, gestos, imágenes, cuerpos y voces; produce caudales de alternativas metodológicas, pragmáticas, casuísticas. ¿Qué no leen los que leen? ¿Qué leen los que no leen?
La escritora Angela Pradeli (2013) advierte sobre la complejidad de la lectura, más allá de la significación en los textos lingüísticos. En la construcción de sentidos, nos habla de su entramado creativo y la propone como una “poética de la seda”: “La seda, como la lectura, tiene una de las fibras más fuertes y refleja la luz de diferentes ángulos; es resistente y cuando sus tejidos se estiran, son las mismas proteínas las que transmiten fuertes lazos que impiden su ruptura”.
Pensar la lectura en la universidad desde una “poética de la seda” sugiere leer mundos como textos y textos sobre mundos. La lectura de la palabra como lectura de la “palabramundo” (Paulo Freire, 1982:12), acto político y creador. Fibra de “curiosidad epìstemológica” que no se hurta a la experiencia dialógica y por ella es nutrida. ¿Qué mundos leen estudiantes? ¿Qué mundos leemos nosotros, docentes, y cómo leemos sus mundos y sus lecturas de mundo?
Urge escribir y reescribir estas lecturas, resonando a Lispector, “sin aplastar con palabras las entrelíneas como si fuesen el vacío que la razón no puede llenar” (1999:153), “(…) la palabra como anzuelo, pescando la palabra en las orillas. Cuando esta no palabra muerde el anzuelo, alguna cosa se ha pescado.” (1999:143)
III-Chapoteo 3
Escribir en otro idioma. Busco la sonoridad de Fernando Pessoa como a un remanso que embala, acoge, expande. Como remanso me advierte que su apariencia tranquila se justifica únicamente por un entorno que no lo es: la corriente se lentifica donde el movimiento no cesa. “Quien escribe para obtener lo superfluo como si escribiese para obtener lo necesario, escribe incluso peor que si para obtener apenas lo necesario escribiese.”(Pessoa, 2005:42). El aforismo sona a reto: Escribir en cualquier idioma puede ser un falso remanso. Pero no hablamos de cualquier idioma. Y no hablamos de cualquier escritura. Hablamos de un lugar de encuentro: escribir en un idioma no materno, un idioma que quizás al ser adoptado nos hace maternar a nosotros mismos. La placidez aparente encubre aguas más turbulentas: “Siento, por momentos, un temor asombrado de mis inspiraciones, de mis pensamientos, al comprender cuan poco de mí es mío.”(Pessoa, 2005: 14)

Mi idioma materno es el portugués. Como a tantos brasileños, un portugués acunado por la poesía portuguesa por parte de los abuelos paternos, embalado por la musicalidad del “carioqués” de la familia materna y la sobriedad del acento paulistano en el cotidiano de la infancia y juventud. El castellano compitió con el inglés y el francés académico y se fue instalando en mi mundo afectivo de manera indeleble: a partir de los 17 años no hay registro de experiencia en mi vida que de alguna manera no haya sido atravesada por la cercanía del castellano como un idioma que me habló desde el sentimiento, desde las utopías y de la formación profesional inicial. El castellano es la lengua materna de mis amores más cercanos en los últimos treinta años: es la lengua materna de mis hijos, de las diferentes familias y lazos que construí acá en Argentina, es la lengua que habito y me habita en el cotidiano.
Cierto ruido me hace leer nuevamente lo escrito anterior: lo que está en juego acá no es una historia migratoria o el desafío del bilingüismo. Me encuentro con la trampa que el remanso encubre: como bien dice Pablo Duarte (2025), “el lenguaje es un mar en que nadamos todos, un mar de lenguas revueltas y feroces. Eso da lugar a procesos de dominación y avasallamiento, de apropiación y contagio” (2025:24).
¿Y qué ocurre, entonces, cuándo las lenguas se encuentran en una ubicación específica que es la escritura? Recurro a diferentes relatos amigos que hablan de su experiencia al escribir en otro idioma. Silvia Molloy (2015), escritora argentina trilingüe; Fabio Morábito (2014), poeta y escritor nacido en Alejandria con padres italianos y establecido en Méjico desde los 15 años; Juhmpa Lahiri (2019), de idioma materno bengalí, premiada escritora y académica literaria y de las artes en EUA, donde pasó su infancia y juventud, y que ha adoptado el italiano como nueva lengua literaria; Theodor Kallifatides(2022), quien escribió luego de cincuenta años como reconocido escritor en Suecia, un libro en su lengua materna, el griego. Soy tentada a citarlos y me freno volviendo al aforismo inicial de Pessoa transcripto en este Chapoteo. Lo releo: “Quien escribe para obtener lo superfluo como si escribiese para obtener lo necesario, escribe incluso peor que si para obtener apenas lo necesario escribiese.”(Pessoa, 2005:42).
Pausa.
Escribir en otro idioma: una escritura que nos convoca a escribir desde otro sitio que puede ser de dudas e incertidumbres, también de bienvenida y libertad. La escritura como un lugar de encuentro que conlleva la potencia de las lenguas - materna o no -, como ficción.
Siguen los remolinos en el espejo d’agua del remanso: ¿Cuál es mi idioma? ¿En qué idioma soy?
IV– Chapoteo 4
Desde el relato de Juan Rulfo (2014) “Nos han dado la tierra”, estas palabras me buscaron con insistencia mientras escribía estos chapoteos. Inicialmente las recibí con desconfianza, creyéndolas una distracción. Me sorprendí volviendo a leer el cuento una y otra vez. Cuando terminé la escritura del tercer chapoteo, agradecí su compañía: esta voz que se mantiene avisando sobre lugares no incluidos.
“Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.” (Juan Rulfo, Nos han dado la tierra).

(marzo 2025)
Chapoteo post encuentro – Pensar en las orillas
Deenme de saber
qué cuerdas vinimos a tocar
tendida a la intemperie
(Rogativa-Florencia Lobo)
Este chapoteo alberga la perplejidad como compañía. Escrito luego del encuentro “Pensar en las Orillas”, aspira a que el texto original compartido en Mar de las Pampas pueda decir más de lo que dice si se siguiera escribiendo. Y, al mismo tiempo, pide fidelidad a lo que fue leído allí, como un intento de prolongar lo vivido en este “darse al pensar” o de “darse en el pensar”, que, en palabras de Marcelo Percia (2025), “a veces acontece como demora, como orilla de un abismo prometedor, como asomada a un vacío que atrae, como llamado al abrigo de lo común, como gratitud y alegría de tener con quienes”.
Insisten las derivas, piden espacio, desafían la transitoriedad de la palabra. Que se hagan presentes: En el abrazo de la casona que desea ver el mar desde lo más alto, se amalgaman historias que cuentan otras historias, y tantas otras más que piden acogida en el darse al pensar. Sonrisas, inquietudes, miedos, asombros, broncas, chistes, lágrimas, emociones - cuantas las hay - componen una musicalidad que no conoce de pautas pre establecidas, reivindica una escucha que sabe de silencios y gritos, enfrentamientos y compromiso, alegrías y desazón. Una escucha que se sabe entre ondulaciones y profundidades, en el ritmo que se desprende de cada palabra, de cada lectura, de cada respiración, de cada imagen: escenas-rayo que nos atraviesan y nos indagan, nos provocan.
Entre nuestras manos, hojas de papel con textos impresos, fotos, proyecciones, libros: materializaciones acompañan los sonidos o por ellos se dejan acompañar. La lectura de cada “orillante” hamacada por su propia voz da voz a otras voces, y se hace escuchar en el tejido resistente de una “poética de la seda” (Pradeli, 2013); lecturas de mundo con palabras pescadas en la orilla, “palabras anzuelo” (Lispector, 1999).
Nos advierte Deleuze (1996) sobre el carácter de devenir que conlleva el escribir, sobre lo inacabado, siempre en curso. Sobre cómo en la escritura se puede experimentar una extranjeridad en relación a la propia lengua. Una extranjeridad que produce nuevas formas de decir.
Quizás el darse al pensar y el darse en el pensar también conlleven una extranjeridad en relación a lo pensado y en el narrar cómo se piensan los pensamientos que piden ser pensados. Más allá de los idiomas, extranjeridades que intranquilizan el lenguaje, que buscan una poética al hablar de crueldades y deshumanizaciones, injusticias y solidaridades, luchas y persistencias. Busco el acompañamiento de Le Guin(2024), quien nos sugiere un decir que surja de los ritmos profundos de nuestros cuerpos; expresar y dejarse llevar por los ritmos del universo: “En cuanto hallamos el compás, el compás adecuado, nuestras ideas y nuestras palabras bailan con él, un baile circular al que todo el mundo puede sumarse. Y entonces soy tú, y caen las barreras. Por un rato.”(2024:376).
Me sumo: Que sea por más de un rato.
(abril 2025)
Referencias bibliográficas:
Aharon Appelfeld et all (2022) La lengua es un lugar. Dieciséis voces cambian de idioma para explorar la literatura y la vida en contextos distintos. Prólogo de Pablo Duarte. México: Gris Tormenta.
Deleuze, Gilles (1996) Crítica y Clínica. Barcelona: Anagrama.
Moliner, María (2008) Diccionario de uso del español. Madrid: Editorial Gredos, 2 ed.
Freire, Paulo (1982) A importância do ato de ler. São Paulo: Cortez Editora
Freire, Paulo (2006) Á sombra desta mangueira. São Paulo: Editora Olho d’água.
Kallifatides, Theodor (2019) Outra vida por vivir. Barcelona: Galaxia Guttemberg.
Lahiri, Jhuampa (2019) En otras palabras. Barcelona: Narrativa Salamandra.
Le Guin, Ursula K. (2024) Contar es escuchar, sobre la lectura, la escritura y la imaginación. España: Círculo de Tiza.
Lispector, Clarice (1999) A legião estrangeira. Rio de Janeiro: Rocco
Lispector, Clarice (1999) A maçã no escuro. Rio de Janeiro: Rocco
Lobo, Florencia (2024) Los bosques bajo el agua – El lento deambular de las tormentas. Argentina: Tanta Ceniza
Molloy, Sylvia (2015) Vivir entre lenguas. Buenos Aires: Eterna Cadencia
Morábito, Fabio (2014) “Drácula y el idioma” en El idioma materno. Buenos Aires: Gog y Magog, 1ª ed.
Percia, Marcelo (2025) Darse al Pensar, Revista Adynata (02 de abril), https://www.revistaadynata.com/post/darse-al-pensar---marcelo-percia
Pessoa, Fernando (2005) Aforismos e afins. Lisboa: Assírio & Alvim
Rulfo, Juan (2014) “Nos han dado la tierra” en: El llano en llamas. México: Editorial RM & Fundación Juan Rulfo.

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