*[N. de T.]: El título original del texto es ‹‹Archivida››. ‹‹Archivie›› es un neologismo compuesto a partir de un mismo prefijo ‹‹archi›› que se puede remitir en castellano a varios: ‹‹arqui-›› (arquitectura), ‹‹archi-›› (superlativo) y ‹‹archi-›› de archivo. Se podría traducir en castellano por ‹‹archivida›› tanto como por ‹‹arquivida››. Elegimos ‹‹archivida›› por el sentido del archivo y del superlativo fundamental en el texto.
Más que de una arquitectura de lo viviente
hablemos de una vida arquitecta o mejor aún archigona
-pues existió esa palabra griega-
hablemos de una vida que engendra la vida.
es lo que siempre hace, infaltablemente,/
es una de sus mayores características,
engendrar vida de toda vida,
no solamente conservarse, crecer y embellecer,
sino propagarse, proliferar, reactivarse de edad en edad,
de invierno en primavera, de lugar en lugar, de mar en tierra.
Es lo que ella hace, pero aquí
desearíamos hablar de otro engendramiento
más originario que la reactivación genética
una génesis que engendra a la propia génesis
urleben la nombraría la filosofía alemana
o bien das Urlebendige como lo escribe Schelling
‒
Ur señala la elevación, el levantamiento,/
el movimiento de abajo hacia arriba,
subida, empuje,
mientras que arché dice el primer gesto, el primer paso,
el paso de quien sale adelante, quien toma la iniciativa
y la vida ¿no es acaso la iniciativa y el comienzo,
no es ella el empuje de lo que brota[i]
¿pero qué vida empuja a la vida por brotar?/
He aquí de lo que queremos hablar,
¿qué elevación, qué palanca?
Porque en fin uno difícilmente ve un mundo
que no sería hecho, que no sería plasmado, engendrado,
en tanto que mundo en el cual ello engendra y produce,/
ello fructifica, enjambra e insemina-
y también disemina
‒
Es necesario pues una vida anterior
una vida que no comienza en este mundo,/
sino de la cual el mundo viene y vive,
una vida que haría tanto big bang como yin yang
sin ser sin embargo posterior a ellos,
siendo para ellos primordial, esencial, elemental,
un pujar que brota de todas partes de ninguna parte,/
de lo más profundo de la profundidad
o de lo más superficial de la superficie
cuando ni la profundidad hunde ni la superficie emerge
y sin embargo cada una empuja a la otra -o más bien
un empuje las estira, las distiende,/
las difiera en el espacio y en el tiempo.
he aquí la vida archigona
el loto que contiene el sol,
el soplo que pasa sobre las aguas,
el ya-siempre presente de la presencia infinita/
que no es ni un ser ni el ser, que no es ni principio
ni causa, ni agente, ni fermento, ni fuente,
sino movimiento, trastorno, inclinación, asimetría,
ruptura de identidad y de igualdad consigo,
dehiscencia de aquí y de allá,
de esto y de aquello,
tensión, presión, excitación, incitación
sin organización,
pasaje del uno al uno que le revela haber sido/
ya otro que el uno,
contracción y atracción ‹‹archivivientes››
de donde la vida más tarde podrá nacer
en ese más tarde que se abre,/
ya abierto en el más temprano/
que no se deja jamás asir de otro modo
que como el más tarde de otro más temprano/
es decir en la distención del empuje
‒
El empuje brota: se empuja a sí mismo y sin embargo
al no ser nada que se pueda asir
él está también empujado, estirado,/
acción pura que al no actuar sobre nada
se recibe, se padece, se apasiona,
acción que su hacer apasiona: he aquí.
Se juega una posibilidad,/
una excitabilidad que no necesita/
que alguna especie de fuerza surja para agitarlo,/
porque es por ser ella misma excitable que ella se excita,
es la sensibilidad que se da a sentir ella misma/
más antiguamente, más profundamente
que alguna especie de sensación determinada
o de sentido asignable.
Tal es la vida primordial: la susceptibilidad que se afecta a sí misma sin, no obstante, relacionarse consigo en esta afección bajo el modo de una existencia determinada, de un crecimiento de sí fuera de sí, ni de un sentimiento de sí fuera de sí. La vida inmediata es la vida tomada en una separación consigo que la hace extranjera a ella misma afirma Hegel[ii].
Das sich entfremdete Leben: la vida que no vuelve propiamente a sí, que no se desata ni se distingue como una vida según la diferencia de su membrana, de su cuerpo, de su genoma y del tiempo en el cual ella vive hasta su muerte
la vida así no apropiada no es por eso menos,
en su extrañeza cósmica, mineral, energética,/
en su exterioridad de partículas y de relaciones,
en esa extrañeza presente como ella misma
si hay que decirlo con Valéry:
¿Por qué la vida ligada al oxígeno? Ella se encuentra pues dentro de cierta/
Condición químico-geológica…[iii]
ella misma en sí propiamente extrañada,
extrañamente propia,
y susceptible sin otra intervención más/
que todo lo que ocurre en ella entre ella y sus extrañezas,
entre ella y ella
que no es sí
ni por sí ni para sí,
ella que es
todo unidamente todo extrañamente singularmente/
universalmente pluriversalmente viviente
bajo el modo de no serlo
de no ser al menos vegetal, animal o espiritual,
sino de ser todo ello junto y más todavía
de ser lo junto de ese conjunto,
la apertura y el mantenimiento, la perpetuación del mundo,
pues un todo viviente es un todo en el cual todo/
existe en una relación con el todo
así lo afirma Kant:
Un cuerpo orgánico es aquel en el cual cada parte con su fuerza motriz se relaciona necesariamente con el todo, con cada parte en su composición.
La fuerza productiva de esta unidad es la vida.
Este principio de vida puede ser remitido a priori de las plantas a los animales, con sus relaciones recíprocas, con todo lo que resulta de la ligazón de los dos, y también con el todo de nuestro mundo, por la reciprocidad de sus necesidades[iv]
Kant afirma aquí un pasaje legítimo a priori (sin recurso a los datos sensibles) de la primera forma específica del viviente (el vegetal) luego al animal, a las relaciones de todos los vivientes y de allí al ‹‹Todo del mundo››. No es pues posible que el viviente aparezca en el desarrollo del mundo sin que la vida o el ‹‹principio de vida›› no sea él mismo ya envuelto en el mundo bajo cualquier aspecto y en cualquier momento de su historia que se lo considere. El viviente proviene de la vida de la que revela así la ‹‹archipresencia››.
¿Qué es entonces lo que sin embargo hay que pensar para pensar eso, eso cuya expresión kantiana no es más que un momento en la larga historia donde todas las filosofías han pensado de manera más o menos directa y temática una vida del mundo en su totalidad?
Todos ellos la han pensado, en efecto, sea bajo un modo trascendente o inmanente, lo que no hace aquí la menor diferencia ya que una vez que un Dios crea un mundo, exprime -o imprime- en él el designio de su vida divina, y recíprocamente una vez que un mundo se despliega en inmanencia el principio de su vida, es decir, su mundaneidad de mundo, forma la manera que tiene la inmanencia de trascenderse, lo que no quiere decir nada más que esto: ella se relaciona con ella misma. (Añadimos rápidamente que el momento de Kant es revelador porque es justamente aquel donde la supuesta trascendencia es expresamente convertida en supuesta inmanencia).
‒
Para pensar la vida del mundo -que no es exactamente el mundo como viviente, al modo de un ‹‹gran animal›› estoico- hay que pensar esta ‹‹reciprocidad de necesidades›› a la que Kant remite la necesidad de pensar la vida del todo del mundo.
La reciprocidad no es tan difícil de representar ya que no sólo los animales comen los vegetales sino que también les suministran elementos, como el nitrógeno, y conservan sus espacios de crecimiento y de reproducción, o bien ya que los minerales suministran componentes de las savias vegetales mientras que las plantas fijan y transforman sus suelos. Es menos fácil captar el sentido de ‹‹necesidad›› (Bedürfnis) en este contexto.
La necesidad designa la necesidad apremiante -‹‹vital›› diríamos en caos extremos- en nombre de la cual nos encontramos en la preocupación [souci] (es el sentido de la palabra fráncica bisunnja, de donde viene la palabra) y por efecto de esta preocupación en la actividad atareada – la tarea [besogne]- de proveer lo que se experimenta como falta. Hay entonces una preocupación que porno ser del todo la cura ni la Sorge existencial de Heidegger no amerita menos ser asociada con ellos. La necesidad manifiesta una dependencia del afuera o del otro.
Así se puede afirmar que ‹‹la vida (…) es la realidad misma de la separación: hambre (…), nacimiento (…), desarrollo (…), variación (…) etc. Es a figura del afuera por excelencia.››[v]
Solemos pensar la separación como distinción privativa con respecto a una unidad previa. Pero la separación constituye asimismo la condición de producción de una unidad distinta.
La separación permite
que no haya una sola cosa indistinta
no, ni una cosa en lugar de nada
porque en ese caso
la cosa cae en la nada
de su sola unicidad
es por eso que
no es suficiente decir el ser
ni del ser que él es
sino que hace falta decirlo plural
no los seres
sino ser esta acción esta surrección/
esta advenida esta movilización
abre la pluralidad de los entes singulares
entre ellos separados sin por tanto
ser separados de alguna entidad primera
que os hubiera precedido
ya que nada precede ‹‹ser››
este acto este acting out este nacimiento.
‒
Ser no es
Ser es nacer
ser quiere nacer
ser está en el nacimiento más originalmente
ya que el nacimiento está en el origen y recíprocamente
el *gen de la generación en el *gna de la venida al mundo
y recíprocamente
la venida al mundo presupone el mundo
mientras el mundo presupone/
que vengan las cosas del mundo allí
no su proveniencia sino su venida
su arribo
no su ascendencia ni su descendencia
sino su ‹‹scendencia››, su ‹‹scansión››
el ritmo de su separación distinción dispersión/
diseminación desaparición distribución
la inmensa prosodia del mundo
los iones los cationes los mesones los bosones
los campos las fuerzas las tracciones
las partículas moléculas películas homúnculos
todas las combinaciones declinaciones/
mezcladas y desenredadas
las palpitaciones las pulsiones
figuras y cadencias
en las cuales ser es nacer
y nacer al mundo es nacer mundo
cada vez otra distinción, otro ser-ahí,/
nacer-ahí, nacer-al-ahí,
otro ser-uno-ahí del cual se abre otro impulso
hacia otro afuera
Todas esas aperturas abren las unas a las otras
o bien cada una en sí monada las refleja todas
por donde vemos que hay un mundo de criaturas vivientes,/
de animales, de entelequias,/
de almas en la menor parte de la materia
tal como escribe Leibniz[vi]
y no hay nada inculto, estéril, muerto en el universo
lo que significa entonces que una vida del mundo/
se presupone a la vida determinada del vegetal,
del animal y del espíritu,
lo que no es otra cosa más que la presuposición/
del todo para las partes,
de que la forma interior del todo precede al concepto/
de la composición de todas sus partes[vii]
y la forma interior que precede el concepto
es eso que debemos nombrar ‹‹vida››, ‹‹archivida››/
que sin embargo
no es otra vida -por ejemplo inmortal, inalterable-/
que precedería
y envolvería nuestras frágiles vidas perecederas
pues al contrario la ‹‹archivida››/
fragiliza y hace perecer al archi mismo,
disuelve el principio de la venida,
en la venida que precede toda proveniencia,
que la precede en sobrevenida
sobreviniendo a nada, de nada,/
pero sobreviniendo en el medio de nada,
sobrevenida inmemorial
por la que sobreviene también el pensamiento
sobreviene como pensamiento
esto que el origen es siempre sobreviniente
supernumerario y sorprendente
no ser primero primeramente puesto
sino nada puesto, todo viniendo,
todos los entes viniendo y
el ser que es precisamente lo no ente en ellos[viii]
lo no ente que vida nombra,
‹‹archivida›› jamás archivada
Porque no hay depósito para la vida
‒
No hay siquiera reposo
porque la vida consiste en vivir y vivir/
excluye la interrupción
pero en el reposo vivir continúa de vivir y se rehace la vida
lo que es común a zoé y a bios tanto como a vita
lo que sobreviene en su raíz gwey
siempre ha tenido que ver con vivir
tanto como los seres han tenido que ver con ser
y jamás con ‹‹el ser››
vivir es decir durar, proseguir, continuar, prolongar
es pasarse la vida,/
y por ende también pasarla de tal o tal manera
ya que no dura o prosigue más que una vida
y no ‹‹la vida›› en general
que no vive en ninguna parte, ni existe
es cada vez una vida que vive según su forma de vida
eso que Wittgenstein/
caracteriza como eso que debe ser aceptado, lo dado[ix]
eso que está dado como esta vida
que se abre, que se encamina y persigue
tanto tiempo como ella vive
o bien que ella es vivida
podemos decir una cosa o la otra
no hay reposo no hay stasis
porque el reposo mantiene renueva la vida que se reposa
y el corazón que late se detiene cada vez que se contrae.
La vida se mantiene es decir desea vivir todavía
ella es, dice Garrido,/
el fenómeno de la diferencia entre lo vivientes y lo no viviente;/
es la lucha el esfuerzo o la resistencia de lo viviente para seguir viviendo[x]
y si lo que desea es morir es que ese deseo se representa/
otra vida más conservada,
más protegida contra una amenaza/
a la que descubre no poder resistir más
‒
La vida quiere vivirse, ella quiere ser vivida/
pues es siendo vivida que se experimenta
es experimentándose que ella se afecta
Y es afectándose que ella es, que toda cosa es
‹‹afectarse›› en efecto no es primero alegrarse o quejarse
o bien es eso mismo pero bajo formas/
a las cuales nosotros no prestamos atención
tal como estar afuera al lado, delante, detrás,/
al descubierto, en contacto, bajo presión,
es estar fuera de sí y que ‹‹ser›› se muestre en tanto que afuera
alejado, fuera de toma,
arrojado en la indiferencia por su diferencia misma
tanto como acercado hasta el choque de su exterioridad,/
de su dureza impenetrable
así es que la ‹‹archivida›› se hace extranjera de sí misma/
en el organismo cósmico astral
geológico y mineral
de la misma forma que de esta extrañeza ella extrae/
su caldo prebiótico donde comienza/
a comerse a sí misma para comenzar a vegetar y a animarse
es decir a desearse como eso que se siente desear
eso que se siente y que se sabe desear
o más bien que se siente y se sabe como su deseo de sí
y que adhiere con todas sus fuerzas a ese deseo/
para perpetuarlo, hacerlo crecer/
y en suma transmitírselo a sí mismo
que adhiere que pega a sí mismo como lo dice el alemán Leben
o el inglés life cuyo sentido es la cola, el pegamento,/
la adherencia que se experimenta pegada
apegada
como dos cuerpos que se aprietan no hacen otra cosa que
com-partirse sentirse el uno al otro en el solo sentir lejos de
todo agarrar y de todo manejar
o agarrándose y manejándose por ninguna otra operación
que desearse y sentirse desear
-de su sentirse deseado/ tanco como desear-
A veces de manera anexa y sin embargo no aberrante
Deseando también transmitir la vida,/
La misma que ellos com-parten/
tanto como otra que se extrañará,
otro cuerpo vivo
el cual por consecuencia habrá sido presupuesto,
se habrá presupuesto
habrá presupuesto su forma a la composición de sus partes
sin que por ello esta presuposición/
pueda en algún modo ser puesta,
ni prespuesta, ni supuesta
ya que no se presupone lo que no llega/
más que en el surgimiento de un deseo nuevo
cuya novedad vuelve a lanzar, a jugar, re-presenta
la novedad inmemorial archivivente
esta vida río arriba de la vida
que para terminar y para comenzar no es una vida
ya que es el nacimiento de ella
la expulsión fuera de nada,
la pulsión,
la pulsación que no es primera/
más que dividiéndose de sí misma
‒
Dividiéndose hasta experimentarse tan frágil/
y tan deseante de vivir
que se da otras formas de vida, de nutrición,/
de sueño, de calor, de protección, de encuentro,
de signos que se ponen a vivir su propia vida,/
lenguajes, cálculos y máquinas,
donde la vida se experimenta más vi-
viente y llevada más lejos
en su espacio-tiempo que ella experimenta/
como su propia expansión su propia diseminación/
su propia profusión y su propia extenuación
siempre dividiéndose de ella misma
que no es en sí más que la división misma
no de ella misma
no de alguna célula
sino de aquello
que no sería si la división no se deseara ahí.
Fuente: Nancy, J-L (2013) Archivida. Del sintiente y del sentido. Trad. de Marie Bardet y Valentina Bulo. Ed. Quadrata. Bs.As.
[i] N. de T.: En francés “la poussée de ce qui pousee”. Nancy en este texto va a jugar con el dobles sentido de pousser en francés: empujar y brotar, y de “pousée” la acción de empujar, el empuje y el brote, imposible de traducir con un solo término en castellano. Para mantener la doble dirección de sentido traduciremos por “el empuje de lo que brota”. [ii] Encyclopédie, 337 (trad. fr. p.555) [iii] Cahiers II, p. 726. [iv] Opus postumum, XXI, p. 211. [v] Cf. Juan-Manuel Garrido, Chances de la pensée, París, Galilée, 2011, p.34. Sigo aquí los pasos de todo el pensamiento garridiano de la vida. [vi] Monadologie, p. 66. [vii] Opus postumum XXI, p. 209. [viii] Schelling, Ages du monde, p. 75. [ix] Recherches philophiques, p. 316. [x] Chances de la pensé, p. 23.
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