La nopalera y el viento / Alude al Alud
- Revista Adynata
- 1 jul
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Esta mañana la niña me pidió nopales, así que pues ya iba volviendo de la milpa pues, con la ropa húmeda y pegajosa de transpirada que estaba. Pasé por la casa con intención de dejar el maíz, apoyé la bolsa arpillera sobre la puerta, me distrajo el aroma dulce del cacao que mi niña estaba tostando, es que estaba que me crujía la panza. Caminé al huerto para tomar los guantes más gruesos, tonces que me apresuré, pues ya casi era mediodía pues, y fui camino al monte por los nogales, así le iba rápido y por la sombra.
Ahí estaban carnosos los nopales, algunos con sus tunas robustas y rosaditas. Tonces que me ponía los guantes se me pusieron rígidas las manos, y estaban que migraban los pájaros, pero no les tocaba, y ahí nomas de repente se largó bravo el viento, parecía venirse del otro lado de la montaña, las nubes se pusieron a moverse rápido haciéndose oscuro el día, saqué el cuchillo en lo que me acerqué a las pencas, e intenté pues cortar rapidito los nopales sin dañarlos pues, pero me ponché el pie bueno, se puso rojo y luego luego que se inflaron mis dedos todo empezó a volarse, algo venía, sí, sabía, mi madre me había contado cuando niña, eso de que en cuanto el viento pulsara fuerte como el corazón… Ahhh… Así que supe que no había por hacer, tonces que cerré los ojos, pensé en mi niña que esta mañana se había soltado las trenzas, pensé en mi niña, mientras ese vendaval me mancillaba el cuerpo, asomada a la ventana de cara al sol, ¡ay! cuánto le gusta el sol.
Respiré. No.
Ahora, respiré profundo, ahhhh.
Me apretaban,
¿los órganos?
Mi madre decía, alejaba el dolor
con caricias.
Pues, ahhh,
suspiro
el viento se me llevaba el corazón.
Inflada la lengua.
Respiré, pensé en mi niña
el aire
que me quedaba, ahhh…
esta vez tapando mis ojos.
Pues mi niña sabía la historia. Shhhhh.
Mi mi niña…
Shh.

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