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Foto del escritorRevista Adynata

Treinta notas de un viajante / Joaquín Allaria Mena

toda palabra dicha por un extranjero es una casa

que abraza nuestra ignorancia de recién venidos

Tamara Kamenszain (1973)


I.


Que sirva como orientación: podrán ser recordadas las primeras palabras que pronunciamos, nunca las que hemos escuchado.


II.


Para que algunos artefactos funcionen bien, cargar y usar debe hacerse en tiempos separados.


III.


Viajar y viajar como un modo de entrenarse una y otra vez en la necesidad de tener que partir.


IV.


Así se marca el comienzo de nuestras vidas: partidas de nacimiento.


V.


Ser extranjero = pensar en Kafka = pensar en nuestros padres = pensar en nosotrxs escribiéndoles una carta.


VI.


Las ciudades, como nosotrxs, también están bañadas en lenguaje. Son lenguaje.


Un poema de uno de los dos libros que me recomienda Jesús, una librera marica: “No, no somos el pasado pero todo está construido sobre él, no sólo con la violencia que el tránsito lleva sino también en el deseo de felicidad trayendo aturdimiento y esperanza” (Benlloch, 2018).


VII.


Monumentos construidos al duelo y a la furia = al duelo y a la furia hay que construirles monumentos.


VIII.


Sentir tantas cosas por una ciudad.


IX.


Del segundo libro que me recomienda Jesús: “No basta / con comprar flores / Hay que aprender / a cuidarlas / Lo mismo ocurre con la palabra / Una vez pronunciada / una vez plantada su semilla / Quién cuidará de ella / Podremos verla / florecer en algún pecho / Podrá sobrevivir ahí afuera” (Fernández Garcés, 2021).


X.


Cultivar la espera.


Sólo las urbes dominadas por ansiosos tienen semáforos para peatones que exhiben una cuenta regresiva. (Lección abierta sobre el apuro.)


XI.


Recordatorio: sólo en algunos puntos las rutas ofrecen una vista panorámica.


XII.


En todos los lugares donde se quiere que los caminos se mantengan transitables hay personas ocupándose de mantenerlos.


XIII.


Una capa de hielo nunca se puede pisar con seguridad.


XIV.


Ver por primera vez un lago congelado, gigante y completamente blanco, sobre el que podés caminar, en medio de un valle montañoso y en el más absoluto silencio.


¿Qué efectos tendrá en mí?


XV.


No hay silencio como el que se encuentra en medio de la nada.


Silencio absoluto = descanso y afinación del instrumento auditivo. Estado de gratitud.


XVI.


Sólo cuando pude estar más alto que algunos árboles entendí que había algo en mi forma de escribir que podía cambiar.


XVII.


A los hechos reveladores, la luz que merecen.


XVIII.


Cuando estoy con vos, cada átomo es de color y cada molécula de aire interactúa de manera eficiente con mis pulmones.


XIX.


En la distancia no desesperar: en la cercanía tampoco.


XX.


Cuando todo es hundirte.


El poder de la amistad duradera, su refugio.


XXI.


Distancias que son cercanías que son distancias que son cercanías.


¡Qué difícil es acercarnos a lo que amamos sin distanciarlo!


XXII.


Todo cuerpo tiene gravedad. Ensoñaciones. Enjambres de fantasmas.


XXIII.


¿Cómo puede haber tantas personas en el mundo sintiendo lo mismo y a la vez distinto?


XXIV.


Lo único que se puede inferir sin importar latitudes, temperaturas o paisajes: todxs estamos tratándonos de inventar una existencia.


XXV.


Dolor: experiencia transformadora de paisajes.


El único dolor que cargamos aquí, allá y en todas partes: vivir cada día repasando y preguntándonos cómo fue que se discontinuaron las conversaciones con lxs que (nos) partieron.


XXVI.


En todos lados se confunde el tire con el empuje y el seis con el nueve.


XXVII.


“Yo no sé / si la poesía trata de esto / o trata de aquello / pero es cierto que siempre hay / un amado, no sé / un evocado. / Tan fuerte golpea el dolor” (Tamara Kamenszain, 1998).


Evocar = recordar = abrir a la imaginación = invocar...


XXVIII.


Crecer también se podría contar como pasar del miedo a la oscuridad a su placer.


Como el gato, nunca dejar de mirar por la ventana esperando encontrar algo distinto.


XXIX.


Con la insistencia con la que esa porción de nieve se resiste a derretirse.


Un poema de Tamara Kamenszain (1971) inédito por más de cuarenta años: “Dónde estará lo que sigue / me pregunto / mientras lo que quedó atrás / se parece / a un barril sin fondo / en el que es imposible buscar / un indicio para este futuro / que viene cabalgando lentamente / como una flecha de esas / que siempre van a dar en el blanco / aunque hagan un trayecto sinuoso / que a los ojos de ciertos ingenuos / puede parecer / errado”.


Escribe Matías Heer (2024) al regreso de otro viaje: “No me voy. Sólo sigo volviendo”.


XXX.


El sonido de una niña correteando a carcajadas mientras su padre la llama para que se detenga me recuerda en qué sentido se mueve la vida.



miércoles 27 de marzo de 2024





Referencias bibliográficas

Benlloch, Miguel (1973-2017). Cuerpo conjugado. España: Fundación Huerta de san Antonio, 2018.

Fernández Garcés, Helios (2021). Entrevista a un insecto atravesado por la luz. España: Eolas, 2021.

Kamenszain, Tamara (1973-2015). La novela de la poesía. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2019.


Crujido. Britta Marakatt-Labba, 2009. Bordado.

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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