Cuando ya nadie moría por amor
ni por cambiar el mundo
(escépticos ante los estremecimientos de la piel
y las abyecciones del poder)
este pequeño retrovirus,
de la familia de la varicela
y de la gripe
entrometido en la sangre
como en las sábanas,
mezclado con las lágrimas escasas
y los sudores lentos
parásito de los besos castos
como de los perversos
mudo y escondido
traicionero morador de nuestras células
instala otra vez la muerte
entre los escépticos
entre los cómodos
y los cautos.
Ah, el peligro de amar lo desconocido
–y en efecto: ¿quién nos conoce?
¿quién nos es conocido?–
tan intenso, ahora,
como cambiar el mundo.
*El libro en el que se encuentra presente este poema, se abre con un epígrafe de Safo que reza: "Otra vez Eros que desata los miembros / me tortura / dulce y amargo / monstruo invencible".
Fuente: Peri Rossi, C. (1994) Otra vez Eros. Editorial Lumen. España
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