Adynata Setiembre: Reverdecer en medio del grito / vNK
- Revista Adynata
- hace 18 horas
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La primavera insiste aunque el mundo se empeñe en su propio ocaso.
En medio de las lluvias que lavan las piedras y de las primeras flores que se abren, Adynata ensaya una jurisprudencia de cuerpos, un derecho inventado en el juego y no en los códigos. Como niños que transforman una cama elástica en universo, lo que se escribe aquí son modulaciones: intensidades que hacen vacilar la norma y componer otras escenas.
Un grito interrumpe la calma de los jacintos y las margaritas: una voz que no se deja domesticar por espejitos ni corceles. Ese grito todavía reverbera en las bocacalles inundadas de sangre y testosterona, en los algoritmos que producen comunidades de rechazados, en los músculos hinchados que simulan virilidad mientras esconden fragilidad.
Benjamin nos recuerda que amar es perder siempre algo: nombre, razón, mirada. Los objetos perdidos y hallados que trae su escritura hacen eco de una carta, donde desde el encierro se encuentra un pedacito de cielo en medio del infierno. Castigo y silencio pueden agrietarse gracias a semillas voladoras que crecen inesperadamente, quizás desde su explosión se pueda narrar desde adentro para desmontar el fetichismo del encierro.
Mientras tanto una mesa reúne cuerpos en torno al vino, la carne, la conversación. También se disputan formas de estar juntos. Otro registro de estos tiempos se abre torno a la escucha radical, un mundo que no solo se habita con ojos y manos, sino con oídos dispuestos a lo inaudito: lo que tiembla, lo que apenas se sostiene, lo que insiste en sonar aunque no haya intérpretes.
Quizás de eso se trate este número de jugar a torcer lo dado. Gritar, escribir, escuchar, comer, amar, recordar: prácticas que rehúsan cualquier naturalización.
En este reverdecer, Adynata se piensa como ese espacio donde el grito no se calla, la sangre no se glorifica, el encierro no se fetichiza, el amor no se reduce a posesión, y la escucha abre mundos. Como niños, jugando, seguimos inventando otras reglas para habitar la intemperie.

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