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Foto del escritorRevista Adynata

Escuchar la historia / Patricia Mercado




Terminé de leer Satisfaction en la Esma. Música y sonido durante la dictadura (1976-1983), de Abel Gilbert editado por Gourmet Musical en 2021.


Y acá estoy, urgida de poner letra en ese silencio espeso que queda tras la conmoción.


A este libro le tuve miedo de entrada. El título me apabullaba. Pero me ganaron las ganas. Pasé por la librería del barrio a buscar otra cosa y volví a verlo. Me lo traje a casa.


Hay lecturas que están predestinadas. Comencé con miedo a que la angustia no me dejara seguir. (Ya había tenido una experiencia ardua con Musicofilia de Oliver Sacks).


Ni bien me metí encontré la compañía de una escritura potente en medio de las terribles heridas de la historia. Escritura que operó un efecto intenso en mí. Una mezcla de confianza y calidez muy particular.


Hay que poder decir lo que se dice ahí. Hay que poder leerlo.


La escritura de Gilbert encuentra el tono como encuentra la picada en la montaña alguien con intuición y valor. Me detuve en sus reflexiones sobre la distancia. ¿En qué persona poner a rodar la escritura? ¿Qué hacer con el yo?


Allí el libro encuentra algo valioso. No me refiero a una fórmula. Creo que da con la intención. Acaso el punto de intersección para alojar la lectura. Nunca está lejos, desafectado, a salvo de lo narrado. Nunca sus afectaciones resultan invasivas. Se siente eso. Y eso me sostuvo. Sobre todo, en la sala de tortura.


Trasmite algo que no me atrevo a llamar serenidad, pero se acerca. Temple en emociones muy fuertes. Elude el escándalo todo el tiempo. Contemplar el mal sin escandalizarse es un ejercicio ético enorme. Me permitió escuchar.


Quedé atenta al hilván que va armando entre la dictadura del 76 y otras zonas de la Historia. La idea de trama se va alzando a medida que el libro avanza y el oído guía la búsqueda. Así la historia queda inscripta en el espesor del tiempo múltiple, que no puede encerrarse en la ingenuidad de secuencias cronológicas unilineales. Como la música.


Hay un juego permanente, peculiar, entre materiales provenientes de lo culto y de lo popular de la cultura en la selección de fuentes y referencias donde hace pie. Queda explicitada una posición teórica y política en ese gesto. Lo adoré.


Entrar en la Esma, el libro me llevo de nuevo allí. Era necesario.


Volver a ese sótano. A mirar el horror. Y el costado más siniestro del horror: nuestra normalidad.


Impecable esa cartografía que dibuja, los 700 metros entre el Obras de 1979, estadio donde fui a escuchar a Almendra con amigos, y aquel sótano.


Esa cartografía traza el gesto enunciativo de lo que aún no soportamos oír y contemplar.


Todo el libro es ese gesto. Descubrir que se sabía lo que se sabía: somos parte de esa historia. Como en un buen análisis.


Hermoso el momento en que el flujo de las intensidades escribe yo: vértigo ese zoom en que la Historia se viene encima.


Impecable la amorosidad y la lucidez para escuchar a Charly, al Flaco. De las reflexiones más lúcidas que leí sobre el lugar del rock en esos años.


Enorme este libro de Abel Gilbert.


Dona el trabajo subjetivo del dolor devenido pensamiento.


Una puerta para seguir andando y no quedar enterrados en la sordera.


Para intentar escuchar mejor, como dice.



Marlena Szewczyk Sombra de Lampara 2023 Oléo sobre tela 60 × 40 cm



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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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