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  • Foto del escritorRevista Adynata

Febrero Adynata / VPS

Vivir (en) la ciudad

en ritmos que no (nos) devoren.

Recorrerla

en compañías que no (nos) perjudiquen.


Habitarla

en espacios que no (nos) condenen.

Quizás, tan solo estar

en acciones que no (nos) decoloren.

Ofrecer(nos) una temperatura

que no congele ni sofoque,

y sonidos

uf, los sonidos...


Vivir (en) la ciudad

más allá del vértigo, de la premura del ir y venir,

sin tanto apuro;


más allá de toda esa artillería de prejuicios

que acechan.


En intentos de dar

con afectos

que tan sólo acompañen.

Probar

la templanza de acompasar

con lo que (nos) toca,

de provocar

lo que necesitamos

y elegir,

en esos pedacitos de vida

y cuándo aún podemos,

cómo vivir(los)

dónde permanecer

cuándo irse

cómo y con quiénes

intercambiar.

Okupar esos ratos,

intentando decidir

(no desde la lógica

de pretender

controlarlo todo)

qué decir, qué callar

qué hacer y qué no,


como cuando se pueden elegir

unas vacaciones.



Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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