Recuerdo una conversación con Kafka a propósito de la Europa contemporánea y de la decadencia de la humanidad.
“Somos –dijo- pensamientos nihilísticos, pensamientos suicidas que surgen en la cabeza de Dios”.
Eso me recordó la imagen del mundo de la Gnosis: Dios como demiurgo malvado con el mundo como su pecado original.
“Oh no –replicó- nuestro mundo no es más que un mal humor de Dios, uno de esos malos días”.
Pregunté: “¿Existe, entonces, esperanza fuera de esta manifestación del mundo que conocemos?”.
Él sonrió. “Oh, bastante esperanza, infinita esperanza, sólo que no para nosotros”.
Fuente: Brod, Max (1937). Franz Kafka, una biografía.
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