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Foto del escritorRevista Adynata

Las velitas de mi cumple / Ezequiel Nacusse

Tuve que pedir tres deseos para mi cumple

Podía no hacerlo, pero lo hice igual

porque me daba vergüenza tener que mentirles

a mis amigos y a Yani,

pero el deseo que pedí me dio más vergüenza

(quizás me lo tomé demasiado en serio)

Ellos se fueron y recogimos todos los platitos

con restos de torta celíaca, porque Yani es celíaca

y desde que la conozco como mucho mejor

Por suerte nadie se olvidó nada,

levantamos varias cosas y al otro día fui a la escuela

con un tapper con restos de torta, a darle clases a los chicos problemáticos…

Las velitas de mi cumpleaños

Una lapicera que anda mal

Los obreros a la mañana cuando voy llegando a la escuela

y sus capuchas y el reflejo naranja del sol

en sus mochilas que parecen caparazones

Obreros, obreros, obreros,

como las abejas

como todas las abejas del mundo menos una

y Manu

que fue a una clase y después faltó varios meses

porque estaba deprimido

Ahora que estás acá, con nosotros,

podés escribir, Manu, le dije

Estoy muy contento de que hayas vuelto

Manu dijo que no podía escribir y se largó a llorar...

Cerró los ojitos y lloró sin ruido, hasta que la nariz se le tapó de mocos

pero no le importó

Yo dije lo que decimos todas las personas con buenas intenciones

Me gustaría que creas en lo que yo creo, y lo que yo creo es que vos podés escribir y que escribís hermoso

Ser docente es insalubre, está mal, es triste, es doloroso,

pero ser adolescente es infinitamente peor

Después se nos pasa, a muchos creo, dejamos de ser adolescentes

pero no dejamos de llorar

Yo sí dejé de llorar

cuando tomaba pastillas

clonazepam, loratadina y uno que era antipsícotico y nunca pude aprenderme su nombre

Tres pastillas a la mañana, una al mediodía, una a la noche

Andaba hecho una luz, una bala, una lechuga,

ya no me importaban los pensamientos intrusivos

ya no me importaba nada

No sentía

Me sentaba en la compu a escribir y no escribía,

y tampoco podía llorar

Una vez terminé el tratamiento y me sentí bien

Ahora estoy feliz

Me gustaría desenterrar a todos los que no fui, me acuerdo que pensé

cuando volví a escribir

Eso no pasó

A veces pienso que nada de lo que pienso va a pasar

Te pido perdón desde ya, Manu, porque lloraste, aunque capaz eso estuvo bueno,

pero sobre todo porque estoy pensando: Manu, vos también vas a estar bien

y vas a sentir el miedo de que todo se vaya con este viento

todos estos años vivos, tristes y felices; todos estos días de estos años

en los que sentiste algo…

Capaz escribir es como llorar

no importa nada mientras puedas hacerlo

y capaz el alivio es algo simple,

pero prefiero sentir.



Damien Hirst Seis pastillas 2005 C-Print 68,8 x 82,6 cm




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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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