Poesía y delirio / Regine Bergmeijer
- Revista Adynata
- hace 3 días
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Hace muy poco se reestrenó una obra teatral “Encuentro de poetas”, obra que imagina el encuentro entre los poetas Jacobo Fijman y Vicente Zito Lema; obra llena de poesía y delirio como el diálogo entre ellos dos.
Hace poco hubo otro encuentro. Veintidós (sí léase bien 22) psicólogos (empleo el sustantivo en plural en sentido amplio) en la casa del Conde Vicente, como llamábamos la casa una vez construida, con manos propias y ajenas. Por lo grande y por lo hermosa. Una casa muy cerca de una playa que alguna vez fue desolada y salvaje y ahora ya está sobrepoblada y comercializada. Pero esa es otra historia. Mi gran pregunta, ante el plan de nuestro amigo Marcelo de organizar un encuentro era ¿22 psicólogos en una casa, será posible?, y sobre todo ¿habrá poesía y delirio? A Vicente le hubiera encantado, sin duda alguna.

La idea, de a poco, fue tomando cuerpo y alma. Sentíamos como si estuviéramos por organizar un viaje de egresados. ¿Quién dormía en la casa y quien en otras?, ¿Cómo organizar la comida, ¿veganos?, ¿vegetarianos?, ¿el transporte? Y por supuesto lo más importante, porque teníamos que hacer algo serio, ¿quién iba a presentar qué trabajo?
Para mí, la única manera de tener este lugar soñado como propiedad privada consiste en compartirlo, y así pasó. Yo, amante del caos, vi como durante cuatro días la casa se convirtió en una comunidad de pensamiento, sentimiento y, más que nada, en una comunidad amorosa. La convivencia fue impecable, los trabajos uno mejor que otro, y la comida sabrosa y abundante.
Y ya que soy amante del caos, o más bien el caos en mí es más fuerte que el orden, me parecía interesante, para estas notas, buscar en los escritos de algunos filósofos sus ideas al respecto.
Encontré lo siguiente y pensé como aplicarlo a nuestro encuentro…
Para Nietzsche, el caos no es simplemente una ausencia de orden, (la casa estaba ordenada hasta que llegaron los 22… y terminó con papeles y sillas por todas partes, un caos hermoso), sino un estado fundamental y vital que precede y alimenta la creación de la vida y la cultura. (Llegaron todos llenando el bosque de vida y cultura). El caos es visto como fuerza primordial, el “caos primario”, del cual emerge la vida y la posibilidad de la voluntad de poder. Nietzsche cree que el caos es necesario para la emergencia de nuevas formas de vida, arte y cultura. El caos representa la energía desorganizada y la falta de límites (aquí Nietzsche se equivoca en el caso nuestro, porque había mucha organización y los límites los impuso el propio programa), lo que permite la ruptura con lo establecido y la creación de lo nuevo. La voluntad de poder, el principio fundamental de Nietzsche, se manifiesta en la lucha por la afirmación de la vida y la creación de nuevos valores (nuevas amistades), los cuales se nutren del caos (muchos platos para lavar). (Y con mucha escucha creamos vida intercambiando el pensar sobre la salud mental). La voluntad de poder intenta dar forma y sentido al caos, pero siempre en un estado de cambio y tensión.
Nietzsche ve la vida como una experiencia compleja y a menudo caótica, en la que el sufrimiento y el caos son inevitables, (vaya que los psicólogos saben de sufrimiento y el caos en la vida de sus pacientes) pero también son fuentes de crecimiento y aprendizaje. (A lo pichoneano, crecimos todos y aprendimos cada uno de cada uno y de lo colectivo).

Ahora en cuanto Spinoza, filósofo tan querido por Vicente, el concepto de caos no es central, aunque una idea del orden intrínseco a la naturaleza sí lo es. Spinoza no ve la naturaleza como caótica (nuestro jardín sí lo es), pero Spinoza no lo ve como caótica, sino como un sistema determinado y necesario (muy necesaria la cantidad de piñas y pinocha para el fuego que ardió durante los cuatro días en la chimenea), donde todo está conectado y se mueve según leyes naturales. Para Spinoza, el caos surge de la percepción humana (mi culpa, entonces) que a veces considera ciertas acciones o eventos como malas o desordenadas (no es mi caso), mientras que desde un punto de vista divino, todo es perfecto y necesario. (Y este fue el caso, todo el encuentro fue perfecto y necesario. La casa se lo agradece y yo también).
¡Una experiencia que da para ser repetida!
¡Hasta la próxima!
La memoria nos guía
La conciencia nos hace
La Belleza nos pertenece
(En memoria de Vicente Zito Lema, quien con su espíritu presente nos dejó generosamente su casa)
Mar de las Pampas, 1 de mayo 2025

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