top of page
  • Foto del escritorRevista Adynata

Resurgir / Fernando Ceballos

Desgarbado por herencia, flacucho por las energías mal gastadas rumiando malestares, empalidecido por las sombras de su habitación, solitario por sus miedos a estar con otros.

Llega pleno. Caminando cansinamente un caminar que lo deposita en los umbrales de lo desconocido.


"¿Y vos, por qué venís a este espacio?

Yo vengo para salir de mi zona de confort.

Para no quedarme encerrado en mi dormitorio. Ese claustro sombrío que me dependiza y me chupa para adentro. Para no quedarme atrapado por esa telaraña que me teje la inmediatez del sufrimiento.

Vengo porque acá se respira, se mira, se escucha, se siente, se juega, se respeta, se comparte, se toca, se habla, se ríe, se llora, se cuida.

Vengo acá, porque es tan grande las ganas de quedarme allá, que dan miedo. Entonces tomo coraje, mucho coraje. Y salgo. Intento saltar esas vallas que me dicen “quédate, acá vas a estar mejor”.


Hago ese descomunal esfuerzo de resurgir desde esas tensiones que me sujetan, y aparezco caminando tranquilamente por la puerta sur del hospital.

Cuando recorro todo ese trayecto, de casi una cuadra que hay entre la puerta sur y la puerta norte, me siento enorme, invencible, tremendamente alegre.


Llego, e intento sostenerme al margen para que no noten mucho mi alegría. Van a decir que me río solo. Me contengo en las palabras y en los gestos, pero al rato ya estoy en el medio de una juntada de iguales jugando un juego que me suelta, me libera, me independiza.


Y ahí, definitivamente ahí, me siento yo mismo. Por eso vengo. Para ser yo mismo.


Pablo Obelar Sin Título 1973 Serigrafía 50,9 x 35,4 cm


Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

bottom of page