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  • Foto del escritorRevista Adynata

Sabernos en peligro / Marcelo Percia

Llamamos mundo a un teatro en el que, por instantes, algunas existencias suben al escenario. El resto, con suerte, la pasamos en butacas asignadas o arrebatadas, incómodas o mullidas. Pero la mayor parte del tiempo sólo hacemos largas colas en la vereda rogando tener una chance de entrar.

Tal vez la vida consista en no perderse el encanto del mientras tanto en las veredas.

Entre la solemnidad presuntuosa de la idea de ser y la vivencia frágil y provisoria del sólo estar, conviene aprender a vivir considerando ésta última.

Vivimos al borde de un abismo. Lo supimos sin velos en los días pandemia. Con la ignorancia decidida de ese momento no nos acercamos al abismo: el abismo se ensancha.

Desánimos que vivimos se presentan más antiutópicos que distópicos. Si un momento distópico realiza visiones paranoicas de persecución, destrucción, crueldad; un momento antiutópico inmoviliza la posibilidad de imaginar una salida en común.


¿Te enteraste de…? ¿Supiste que…? ¿Escuchaste lo que pasó? ¿Viste que…?

No enterarse, no saber, no escuchar, no ver, componen la insoportable y continua perplejidad en la que vivimos.


Sabernos en peligro (si no inmoviliza) convoca, otra vez, a la amorosa práctica de un común pensar.


Vidas arrasadas no tienen libertad ni porvenir.

Que no ocurra que el único poder soberano que quede, en un mundo sin otras soberanías, resida en el solo poder de “hacerse mierda”


Libertad no consiste en hacer lo que se nos da la gana.

Quizás se trata de hacer sabiendo la sujeción, de hacer sabiendo el deseo inasible y caprichoso, de hacer sabiendo alegrías y penas del amor, de hacer sabiendo que en el estar en común reside el último secreto de la vida.


Spinoza (1677) vincula el deseo con la libertad. Advierte que nos creemos libres porque conocemos lo que deseamos, pero advierte que esa creencia sólo se compone como una fachada de libertad porque nunca llegamos a saber del todo qué hace que deseemos aquello que deseamos.


Acontecimientos políticos no solicitan diagnósticos psicológicos.

El candidato de los desbordes y violencias, actúa como "portavoz" de hablas del capital desquiciadas. Presta su osamenta parlante a una libertad de mercado sin alma, a las desigualdades extremas, a las indolencias empáticas, a la destrucción de la vida en un planeta extenuado.


Una paradoja de la experiencia reside en que aun habiendo vivido muchísimos momentos difíciles, siempre se vuelve a vivir el tiempo presente por primera vez.

No ahora, cuando las elecciones pasen, habrá que volver a pensar qué está ocurriendo en una época en la que poblaciones devastadas ilusionan la protección de lo que las daña.


V. Nicolás Koralsky 5788MarinadelPort 2023 Fotografía digital toma directa.


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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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