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  • Foto del escritorRevista Adynata

Servidumbres / Eduardo Magoo Nico

Agradecemos cariñosamente a Magoo las ganas de compartir su libro Servidumbres. Presentamos aquí una selección.


Libro I

El baldecito El río peina y despeina el pajonal Horas que se entrecortan Con relinchos de angustia Ni la desgracia ni la felicidad se dejan hospedar Tranquilamente No pasa luna sin que no puje (Por nacerme) Una nueva personalidad: Se están inventando a cada rato (Como las religiones) Si tan sólo tratásemos de divertirnos Podríamos jugar a reinventarnos Existe, sin embargo, la satisfacción De comprender desde el fondo La pereza de los remansos (El lento azular de los camaleones) Su búsqueda de una poesía Que es ya, poesía Que lo ha venido siendo siempre He tenido innumerables sueños El dolor sabe dónde hiere Reinaba sin gobierno allí Donde fui amado Como con ojos bovinos Sé que ahora me estarás mirando... Y con un brote iracundo De divinos cuernos torunos (Inmunes en todo al enemigo) Quisiera yo embestir la Luna (¿De qué inocencia no será Ella culpable?) Sacarme muerte Parece haber sido mi destino Tanta me he sacado (Para ir a encontrarte) Que ya me estoy quedando seco Pero, ¡ay! Un nuevo surco de agua Se ha abierto en la sentina Y yo solo... (Con el baldecito) Barquito de papel La memoria juega con la luz Va con el perro Vuelve con la pelota Golpea en su frontón mi frente Y rebota Entonces el adormecido sueña Hay un charco allí Que el agua Con temblores de sequía Lentamente drena Hasta agotarse en un espejo Que con el último reflejo Se ha puesto a navegar

Negligencia

Yo, en tanto Tarareaba Había resbalones La comarca entera tenía hipo Pero navegaba (Apenas) En el alto cielo un cóndor embuchó una codorniz Repentino repelús Mientras la arena (Con el vaivén) Continuaba moliendo su astracán El cacique advirtió que la vería Yo encendí mi otro calcetín Y como un náufrago, me agarré Al piolín de la deriva Con su falso vestidito Pierre Cardin Ella vino dando saltos De barro en barro Del Camino Negro a La Salada Como dos soles dormimos entonces (Bajo el puente) Cuando arreciaba la borrasca Imán Habíamos navegado apenas Por un pequeño vaso de agua Cristal de avena Pura luz Tu piel Despojada como un guante De tu cuerpo Mientras en tus pelos Pampas Cientos de ladillas preparaban El último malón Creíamos que el mundo era reducible a un vaso



Libro II


Toda juventud que ríe…

La Lepido-Sirena-Paradoxa

(En mi pesadilla)

Me comía lentamente por el culo

¿Su audacia?

Introducir todo el rimero en la ranura

Fina/Rosada

¿Estrecha?

Toda la remembranza

Todo el imaginario de uno

En el fruncir del otro

(La cabeza como una antorcha en llamas)

Y junto a la aborrecible enfermedad del abrazo

(Encendido)

La arcada

Como una flecha lanzada contra Bora y Marea

Los hombres y mujeres de mi generación

Que habiéndose ya batido

Aún están dispuestos

En este virtual "último asalto"

A talar de un tajo el miembro necrosado

A poner el cuerpo vivo en el adorno

Y con las banderas de Alceo

Bagual/Calelián/Catriel/Calfucurá

Calfiao/Pincén

Molfinqueupú

Nauculeo/Namuncurá

Epumer y Baigorrita

En el frenesí del trazo

Cortar la tarde

Armar la bronca

Morir-matando

Hay una crispación de nervios

Que anticipa todo tiempo venturoso

Veo tu voz tensarse

Como la cuerda de un arco

"Ebria de ausencia, la vida es vasta...

Agua que parpadea"

Su tensar se acentúa

Con el temblor de los cobardes…


(De la "ira de los elementos"

Tal vez debería hablarte)

Pero debo aún arrastrar el cadáver

De quien me ha venido arrastrando

Hasta el borde mismo de este embudo

Que no se abisma

(Del agujero en ciernes)

De esta preciosa Mira

Que no quiere, todavía

Abrir sus ojos…

¿Un animal forzado a seguir amando?

¿A vivir para la muerte?

Contento de verme envejecido

Envejecer este poco más aún...

Hasta casi no poder arrastrarlo

(La Lepido Sirena sigue haciendo lentamente su trabajo)


Saturado de alabanzas y podrido en formas

Me maravillo:

Sea ya por su naturaleza / Haya sido por el huerto

(Por el orto, por el muerto)

¡Toda juventud que ríe es invencible!


Libro III


Labial


Son labios oblongos, tumescentes

Cruzados por nervaduras

Un fruto gastado

Pero persistente

Tremenda-mente presente

En un presente rectangularmente acostado

O puesto en vertical, de frente


Los triángulos oscuros de los márgenes extremos

Prefiguran algo

Que se parece a un rostro

De rasgos nunca vistos

"Un rostro", querrían decir

(Si no fueran mudos)

Esos dientes

Empotrados como están

En una oscura cavidad

Que sin embargo genera

La poca luz

Que logra proyectarse


¡Rían, rían ustedes y que rían ellos, mientras puedan!

También yo reiría, si no lo estuviese viendo

(Pudiendo dejar de estarlo viendo)

Y sin embargo, ese Ridículo

Es bello

Si se abriera levemente

Se abriría a un drama

Si acaso se cerrara un poco más, o no

Si permaneciera así por siempre

Cubriría con su máscara atroz

La voz del dios jocundo

La voz del dios de la tragedia


Libro IV


Ka clásico


Eructa el súper ego y eructa el yo sumiso

Yo eructo desde luego

(La vacuidad engorda)

Rapto y parto

Rápidos casamientos

Fatalidad lexicográfica

Amor rubio

Sabia savia de la reversión y del relevo

En el sendero (declinante) del impulso


Varona

Párpado de metal

(Ningún negocio abierto)

Había renacido en mí

Con otro nombre

Bajo otro nombre, yo

(La perdí en un poema)


Amurado

A gogó

(Aié ají ajó)


De parche en parche bochincheo

Toco el bombo

(Bongó borogodó)

Pero no toco, no

Hago que toco

Con la punta del palito, la latita

(Robo la guita)

Pero no toco

¡Tata, tatita!

¡De tango en tambo, te hiciste!

En bosta y nafta y noria

(Pero yo no toco)

No


Varona

Párpados de metal

Nobles figuras en rescoldo

Persianas bajas

Pasión morocha


-Déale ché, levantesé

(-¡Álzate alma, asume un oportuno vigor!)


Y dejá de canturrear tu cantilena...

¡Ma que Empalme Lobos, ni Empalme SanVicente!

Acá se acabó el biógrafo

¡Mirá el portón!

¡Tenés que pensar en el globito!

En el globito de Huracán…


¡Abrí el ojo!

¿Vés como empieza a levantarse?

Lo primero que hay que hacer

Es inflar una personalidad...

(Ya lo dijo doña Petrona)


Después viene el relleno:

Pensá en Gato, pensá en Mancha

Pensá en algún otro, que podés ser vos

Pensá en Ramsés, pensá en Pihué, pensá en Mourinho

¡Metéte adentro, te digo!

¡Entrá en la paja!


¡Entrá, aunque te pinche!

Una espina más o menos...

¡Tenés que decir Yo, entendés!

¡Yo! ¡Pelotudo!


¿Yo?

Yo: Eructo

Eructo sin permiso

Eructa el superego y eructa el yo sumiso

Yo eructo, desde luego

(La vacuidad engorda)

Y siempre es demasiado poco

Lo bastante

(La pucha, ningún negocio abierto)


En la vereda, el hembrimacho ondula

Dengoso

Había nacido para sí

A la alegría del color

Al mundo en el que impera, la divinidad mortal

De las cosas triviales...

¡Je! ¡Je!


¿Cómo hacer para abolir lo klásico?


Zamba


El patio era sobrio y los malvones mudos

Profundas arrugas en los árboles viejos

Un halo verdeante de luz

El musgo

Cerdos salvajes

Un pozo azul

Espacios en calma


Levantar un dedo

Sacudir la cabeza

Las palabras hicieron aquí la risa y el suspiro

(Una fuente profunda y tenebrosa)

Tocaron el velo que separa a los amantes


Él regresó a la carcasa de su corazón extranjero

Ella se volvió altiva como el atrio y los geranios:

Vagaba por el salón de los libros

-¡Ah, la variedad de las cosas de este mundo!

Racimos de abejas

Columnas de miel


Sintió temblar en los mosaicos

Un pueblo invisible y discordante

Sutilmente carnoso en las miradas

Un torbellino de rebaños

Teñidos con la misma sangre

Ávido de emancipación…


Inútil tristeza

El lomo rayado de los puercos

El monte bajo


El umbroso santuario del Ombú

Y en el pozo cuadrado del cielo

Una hormigueante inmensidad

El llanto

La mujer amada


Tendido en el ninfeo

Podría haber hallado su propio cadáver

Sin embargo

Puesto que conocía de verdad

La tristeza

Y el amor

La muerte pasó de largo


Alta y sombría casa

Fuente de mis ingenuas alegrías

Cielo turbio y verde

Senos metálicos

Cabellera africana


Las nupcias


Espuma

Yo también fui espuma

Aquella espuma era la cinta en los cabellos

Era el velo que rodeaba las caderas

Era el lento alzamiento de la luz

Lo oculto en la aurora

Y la purpúrea soberanía de la sangre


Único vuelo superpuesto al naufragio

El velo

Una faja, una cuerda, una venda…

Lo que está a punto de realizarse

No se sostiene por sí solo

Necesita ser cubierto y descubierto

Aparecer y desaparecer


Lo que envuelve

Lo que ciñe

Está a favor del todo

Y el todo incluye el velo

Ese excedente

Que es la fragancia de la cosa


¿Y al mar quieres confiarte?


La herencia


Deja que otros remos desordenen las aguas

Pronto la luna encenderá su lámpara

El timón lo llevará con gracia

Una jovencita que conoce el rumbo

Yo sé que un día ella

Escarbando con sus afilados instrumentos

Desentrañara cada una de las citas

Que enclavadas como gemas

En cada verso o polis derrumbada

(Profundamente)

En el olvido

Testimonian que una vez hubo una historia

De la que fuimos parte


Cuando el cambio o la mutación

Lo habrá destruido todo

El recuerdo de aquello que amé

Será para ella mi única herencia

Del resto se hará un gran cúmulo

Que devorarán las llamas

O cubrirá la vegetación invasora

Y en ese gran amasijo

Irredimible

De basura y escoria

Tal vez quedará

La entera porción de un resto

En el que lo bello podrá

(Por la mediación de un último poseído)

Obtener su merecido reconocimiento


El olvido


Me preparé largamente para la lluvia

(Nosotros los pobres, los invictos)

Para licuarme el alma


Hace cuatro cinco estaciones llueve

Luego siguió lloviendo

Así vino el nombre de lo llovido

(Como del maullido de un gato)

No escrito

No pensado

Cantidad de veces no entendido

(Mojado)


Maúllo

Nado

Hace cuatro cinco estaciones

Veo llover lo llovido

(No escrito)

Gafas


Ella fue una visita al pasado

Una sesión de espiritismo

Una sonrisa

Una niebla que cualquier otro

Podría haber atravesado en mi lugar


Encogido

Inmóvil en la parte más alta del mundo

Tenía ahora su conciencia

En el centro de la perfecta soledad

Que había supuesto


Me preparé largamente para la lluvia

(Nosotros los pobres, los invictos)

Para licuarme el alma


Honoré Daumier Los Testigos - El Consejo de Guerra 1872 Litografía sobre papel avitelado tostado 28.9 × 23.3 cm











Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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