Desolaciones.
Altos silencios
que balancean sus cabezas truncas
esencialmente.
Han caído mis esperanzas
como palomas muertas.
Desbandes.
El canto de mí mismo se alucina.
Cristales rotos.
Murga carnavalesca.
¡Las risas rojas!
Cifras desafinadas y arbitrarias;
¡El dolor más eterno!
Me trasvasa el espanto sus caminos.
Pavor de candelabros;
Romance de agonía.
¿Quién soy?
Ha perdido su espacio
completamente el universo.
Se cierran las estrellas en mis ojos.
Nadie y nada.
Terribles apariencias
aplastan el cristal de sus sarcasmos.
Pasa un convoy de brujas caprichosas;
cuelgan mis extensiones deformadas.
Mi corazón es una isla roja
en que destacan sus banderas negras
los días de mi anhelo.
Las miradas ardientes de mis ojos,
¿En qué se apoyarán mañana?
Canciones de mi ser,
hemisferios de dicha,
volúmenes de aromas
¿En qué tambor de soles
se agitarán mañana?
Orientes y Occidentes.
Se quebrarán mis ejes.
Lo sé.
¡Llueve sin latitud el dolor más eterno!
Han caído mis esperanzas
como palomas muertas.
Pavor de candelabros; romance de agonía.
Fuente: Molino rojo (1926).
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