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  • Foto del escritorRevista Adynata

Acerca de Sensibilidades en tiempos de hablas del capital / Verónica Scardamaglia

Este ciclo conlleva pues una búsqueda también misteriosa en forma de escritura–pensamientos guiados por lo que pasa en los manicomios, relojes que adelantan. Escritura–pensamientos que, creo, en estos tiempos de peste encuentran mejores condiciones de recepción que cuando se accionaba esa búsqueda.

Diez años de un recorrido materializado en Inconformidad. Arte política psicoanálisis (2010), sujeto fabulado I y II (2014), Estancias en común (2017), demasías, locuras normalidades (2018), que se sostiene y decanta en la pregunta ¿cómo se nombra lo vivo?.

Rodeos, escritura y pensamientos que se ven mejor alojados en pandemia, dado que nos encontramos con muchas certezas resquebrajadas y con muchos cimientos en desmoronamiento, a lo que se agrega el recrudecimiento de las peores prácticas y formas irradiadas desde lo que se podría aglutinar bajo el nombre de “las derechas”: individualismos, desmentidas, odios (nombrados y precisados como transodio, gordofobia) y una gama cada vez más desplegada de desapariciones y violencias: patriarcales, estatales, económicas, institucionales, ambientales, que también se nombran como gatillo fácil, femicidios, travesticidios, ecocidio.

Ciclo guiado por las acciones de detectar, interrumpir, sugerir, cuestionar:

Detectar movimientos que escapan al encierro de las formas.

Interrumpir usos automáticos de la idea de sujeto.

Sugerir modos de estar en común que no se reduzcan a grupos, colectivos, comunidades, sociedades.

Cuestionar visiones que pretenden normalizar intensidades.

Podríamos decir, para hablar con el lenguaje de estos días que se trata de un Plan de prevención contra fijezas, automatismos, encierros, clasificaciones, posesivos, jerarquías, subordinaciones, verbo copulativo ser, hablas instituidas, nomenclaturas científicas, taxonomías, contra la lengua.

Plan de prevención que conlleva un Plan de promoción de proliferaciones, matices, entonaciones, desclasificaciones, plurales que despabilan, contraseñas de sentido, caprichos, anhelos, vibraciones, desmantelamientos.

En este sentido el trabajo en torno al nombre Sensibilidades pone de relieve que se trata de escribir – pensar (en definitiva vivir) de otro modo. Ese nombre sitúa cómo palabras/ memorias/ hablas gravitan (se atraen con/ influyen sobre /pesan sobre) afectividades/ percepciones/ morosidades. Advierte que “cuando se encuentran sacudidas por angustias, quedan flotando sin gravedad”.

Sensibilidades nombra algo que no se sabe cómo llamar, algo sin resolución y que, del mismo modo, desbordan la ficción de individuo, la ficción del yo. Sensibilidades en tanto que sujetos gramaticales que personifican fuerzas que actúan, piensan, hacen rodeos, insisten, se retiran.

Se advierte también que lo vivo/ lo viviente evita encierros de sujeto, persona, identidad, hombres, seres, humanidad. Que lo vivo implica “figuras con capacidad de hablar”. Que lo vivo se siente, se niega, se reprime, se anestesia.

Lo vivo como un vivir, como un sentir, como un pensar.

Todo plan convendría que incluyera alertas y precauciones.

Aquí las podríamos pensar en relación con evitar asociaciones equivalentes y veloces con conceptos e ideas ya conocidas. Equivalencias que pueden estar cerca pero que probablemente no participan de este recorrido. Muchas ideas pueden resultar cercanas pero la invitación pasa por detenerse a situar ciertas precisiones. Las ideas de este plan ya vienen rodando tal vez desde tiempos de Heráclito, Spinoza y Nietzsche en adelante y, aunque pueda entrarse por atajos, desmalezando e inventando canales para navegarlas, conviene la precaución de demorarse en ellas y soportar la confusión y el misterio que a veces conllevan.

Por ejemplo, referirse a un vivir, un sentir, un pensar no remite exactamente al sentipensar de Kusch o Galeano, si bien se bebe de aguas cercanas pero no de la misma manera. No se trata de new age ni de neohippismo mucho menos de autoayuda. El ritmo se mueve en otras tonalidades que pueden confundirse quizás con lo pesimista o nostálgico. O que pueden leerse vaciadas de conceptualizaciones por quedar peyorativamente reducidas a lo poético.

Cada idea conlleva decisiones, precisiones, maceraciones varias. Como si se tratase de un movimiento del plegado. De plegado del plegado.

Creo que muchas veces, escribir se trata de eso.

No debiera existir plan sin considerar el suelo histórico político.

Encontramos entonces el trabajo con las hablas del capital en tanto que “enunciaciones del presente dramatizadas en el sentido común”. Hablas del capital que, por supuesto, van con patriarcados, colonialismos, normalizaciones. “Capital (con mayúscula) como posición que actúa como poder superior” y capital en minúscula, porque busca potenciar hablas en tanto “fuerzas persuasivas y encantadoras de cada acto de enunciación (…) que perpetúan vidas esclavas”. Pero tal vez la minúscula como decisión casi insurgente que acentúa opresiones y se insolenta contra los poderes de las mayúsculas, ¿será por eso que se aclara que los Apartados del libro funcionan como lugares de paso y de fronteras abiertas? ¿Se tratará, también, de la reivindicación de un mundo sin fronteras?

Quizás resulte necesario pensar estos guiños sólo por gusto de ver en esos pequeños gestos algo de insurgencia. Como se lee en Sensibilidades “gusto: súbito encaje entre una intención y una forma”.

Un plan, se desea que también (y sobre todo) piense la vida.

Este recorrido llevó/lleva a interrogar “modos de estar en la vida cristalizados en una lengua que habla sola” lo que implica preguntarse y tratar de practicar ¿cómo acontece la vida sin? (sin verbo copulativo ser, sin uso de posesivos, sin afincarse en identidades veneradas, sin fronteras genéricas, sin división de lo existente entre sujeto y objeto). Invita a pensar qué nos pasa con enunciados plurales, modos neutros o deliberadamente femeninos.

Leemos “En cada instante vivido nos pasa la vida, en cada recuerdo anidan memorias de la civilización”

Podríamos decir entonces que esta escritura – pensamiento, estos conceptos, muchas veces, funcionan para el lenguaje de las normalidades en general y de las aulas en particular como neologismos. Hablan raro, dicen.

Y si. Lo raro que acontece en este recorrido se trata de que “no se pretende informar sobre elementos que componen el léxico de una lengua sino discutir la lengua misma”. Discusión que se da desde el “hermetismo de lo escueto” justito en tiempos de multimedios espectaculares.

Y en ello otro gesto, hablar lo menos posible.

Banksy (2020) Game changer, mural en hospital general de Southampton Inglaterra

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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