Adynata Noviembre / VPS
- Revista Adynata
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"El mundo siempre es nuevo... Por muy viejas que sean sus raíces"
Úrsula K. Le Guin
Adynata Noviembre intenta una mirada minoritaria de un mundo que se observa desde una mirilla. El azar junta escritos que perfilan ángulos que se acercan en la incomodidad de escribir lo que inquieta, lo que estremece, lo que duele y eso que así, a veces, se devela.
Muchos de estos escritos se escriben en una primera persona que funciona como un entretejido histórico político que enlaza y produce palabras como redes para atrapar algo que permita sostenernos en estos tiempos.
Uno de estos escritos interpela y amplifica la noción de solidaridad, dice "es un proceso de cometer errores constantemente y de tener que reconceptualizarte todo el tiempo". También interpela, tensa y desarma el binomio ellos - nosotros. Y además devela errores: "En Ramala me reuní con Omar, con la gente queer. Y cometí mi primer error. (...) Mi primer error fue decirle a Omar: “¿Qué puedo hacer?” Yo quería que me lo dijera."
Otro de los escritos invita al estremecimiento que, a veces, ofrecen las aulas y afirma: "Ninguna identidad es homogénea, todas tienen texturas con porosidades y fugas. Todas son dinámicas. Tiemblan. Ojalá pudiéramos tomar ese estremecimiento como parte de nuestro trabajo. De nuestro oficio."
En tres de los escritos de Adynata Noviembre, se escurren algunas preguntas que inquietan:
¿No somos nosotres muchas veces quienes somos incapaces de escuchar eso que está pasando?
¿Cuánto se puede vivir sin vivir?
¿Y el tiempo que necesitan nuestros muertos, nuestros vivos?
En otro escrito, habla un saxo.
En otro, existe un hombre que "se aferraba a las páginas del libro como a una voz que le hablaba en ese desierto".
Desde otro escrito se infiltra Juan L. para recordarnos que lo poético puede acontecer como "un deslumbramiento ante la proliferación enigmática de la materia que llamamos mundo”.
Hay otros dos escritos, una carta desde una prisión y un puñado de poemas, que le dedican muchas muchas palabras a la tierra y a las flores.
Hay un escrito que afirma que "hay momentos, épocas, que sin duda pueden ser definidas como una pesadilla que nos anonada, desespera".
Y en un escrito leemos:
"Dicen no es en mi nombre, digo no es en mi nombre. Y sin embargo solo lo que termina por pegarse, necesita mucho ahínco para despegarse".
Éste último se escribe desde Gaza.
