“Lo que sea que haya que hacer hay que salir a hacerlo”.
Susy shock (noviembre 2024)
“El extraño en nosotros.
Suely Rolnik en un artículo sobre el pensamiento de Félix Guattari, se refiere a la necesidad de acoger al extraño. De hospedar al ajeno que somos. Piensa la experiencia del extraño-en-nosotros sin la vivencia de terror. Y sin la tragedia de la desintegración. Imagina al extraño como un aliado precioso. La posibilidad del asombro. Y la invención de territorios existenciales que sean su encarnación. Recuerda que para Guattari la subjetividad neurótico capitalista se caracteriza por el terror al otro. Y que la compulsión a la integración, la unidad y la sintésis están reguladas por el terror al extraño. Al que se cree peligroso, se sospecha de extranjero. No se admite el "carácter intrínsecamente procesual, heterogénico del ser." Y se conspira contra el extraño. Entiende por intercesor algo o alguien que funciona como soporte del extraño-en-nosotros. Y dice que Félix Guattari fue su amigo intercesor.”
Marcelo Percia,
Una Subjetividad que se inveta. Diálogo, demora y recepción. Lugar Editorial (1994)
“Lo que es moralmente obligatorio no es algo que yo me impongo; no proviene de mi autonomía o de mi reflexividad. Viene hacia mí de otro lugar de improviso, inesperadamente y de forma espontánea. De hecho, tiende a arruinar mis planes, y que mis planes resulten arruinados bien puede ser el signo de que algo es moralmente obligatorio para mí”
Judith Butler,
Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Paidós (2009)
Más de 16 años. 2008, Perdidos en Retiro. 2011, No tan distintas. 2015, Frida. 2019, No tan distintes.
Hablar de este libro es hablar de caminatas largas. Caminatas que, afortunadamente estos últimos días el libro nos volvió a regalar, hizo que vuelvan a pasar. Nuestras caminatas nacieron del después de servir la merienda a jóvenes que venían a buscar apoyo educativo y después de pensar o haber dado talleres sobre cómo ficcionar la propia vida teniendo la gran excusa para juntar a les pibes alrededor de la literatura. Ese fue nuestro “arranque”. Caminatas interferidas por palabras a borbotones, por pausas largas y miradas tranquilas, por cervezas en los lugares menos pensados, conversaciones sobre muchas de las cosas que hoy se relatan en este libro y en otros libros que todavía no se han escrito.
Este libro se escribe desde “intercesores” que se respiran en un Félix Guattari que deviene imperceptible cuando es hecho cuerpo en la práctica y una serie de otres que lo acompañan como Judith Butler, Marlene Wayar, Sarah Ahmed, Paul Preciado, pero ahí también una casa, una abuela, una compañera, otra y otra: Leonor, Laura, Sole, Yani, Beba, la Chuqui, Dani… solo por nombrar algunas de las que se me aparecen ahora.
Un libro que habla desde lo poroso de los cuerpos, que se hace cargo de lo que se venía escuchando, viviendo, soportando, sosteniendo.
Un libro enloqueciendo a través de la conjunción “y” que es yo, es nosotras y, podrías ser tú.
Es un libro que transcurre en la tozudez por lo colectivo. Sabe que lo colectivo no existe como unidad completa o monolítica es sólo en un precario estar en común que se teje cada vez.
Es un libro que deja sin palabras. Un libro que deja sin palabras porque tiene las palabras justas.
Quedarse sin palabras como un modo de estar afectado. Sin que esto sea por una catástrofe sino porque sabemos que es a partir de la experiencia que se relata que hubo una acción. Es el haber salido a hacer, a intentarlo lo que mueve cada letra, cada palabra, cada guiño filosófico.
Un libro entonces
sin palabras de sobra, sin palabrerías, sin teorías explicadas al lectore, sin la explotación de un anecdotario infinito de situaciones que podrían estar relatadas, sin la aparición de la especialista siendo especialista, sin una operación de simplificación que podría subestimar al lectore, sin la receta mágica de cómo hacer para que una organización funcione, sin garantías de éxito siguiendo un paso a paso preciso.
Es un libro “fragmento a fragmento”, escombro por escombro, paso a paso, pateada a pateada, patada a patada.
Un libro arriesgado, un libro que nos pone en riesgo. Riesgo de pensar de otro modo y saber del inminente fracaso donde le lectore asume un riesgo: comprometerse con les otres a partir del mismo acto lector. El riesgo de dejar de ser quienes somos.
El riesgo de las prácticas que se prueban sin buscar aprobación, sino como ensayo, como práctica abierta, que torsiona el cuerpo de la orga de una forma y de otra y encuentra una posición que momentáneamente puede sostener al propio cuerpo y al del otre, sin sentir tanto dolor.
Un libro-pensamiento que necesita hacerse de la fragilidad para poder estar interviniente y así hacer venir otra cosa.
Un libro que recupera pensar-actuar-registrar-componer-fantasear-desear-ordenar-manifestar, que por momentos consigue abrigar a otres y quizás a sí misme .
Es un libro que abraza en el intento, en los intentos. Es un libro desde el “me caigo, me levanto”. Es un libro desde el saber del agotamiento del cuerpo del que acompaña.
Un libro que delira en lo preposicional es: para, por, con, hacia, desde, según, en hasta, mediante, sin sobre, vía…pero sobre todo se dice desde el entre.
Un libro que habla del deseo de otro mundo en las calles.
Un libro que fue forzado a hacerse en un acto de creación, insistencias que se reúnen en prácticas que buscan: re-habitar y reparar el mundo, interpelar al Estado, conquistar derechos, consolidar políticas públicas y sobre todo coordinar.
Es un libro que parte de pensar cómo estar en los espacios de otra forma a intentar la forma. Es un libro que por ejemplo nos dice:
“…qué pasaría si en vez de expulsar ante la violencia la alojamos y la ponemos a circular, la nombramos…”
Entonces es un libro escurridizo. Un libro en suspensión. Un libro estallido del sentido común de lo que hay o habría que hacer. Para hacer un acompañar transversalmente, el libro ensaya sobre la práctica, porque la escritura es la práctica de volver a ensayar la experiencia: cuestionarla y abrirla.
La calle, el libro, la propia mirada se vuelven un campo de constante mutación, variabilidad, contradicción, repregunta. Un libro que cuando nota que puede haber una captura desarma con una in(ter)vención afectiva, una acción de descapturamiento.
Un libro sobre la cuestión “situación de calle” que se vuelve cuestionamiento sobre la calle y los automatismos del asistencialismo.
Libro que se sabe en total diversidad. Una diversidad, pensada desde cada versidad y contra la adversidad. Libro que subraya la interdependencia de las vidas, la fragilidad vital de todo lo viviente, no solo de les acompañantes-acompañados.
Es un libro que se vuelve el tejo donde repararse cuando las frustraciones y el desamparo (las violencias, las crueldades, los hostigamientos, los gestos patriarcales, las competencias, los desencantos, el chisme y el chusmerío y los cansancios) hacen que no sepamos cómo caminar, cómo parar, cómo re-parar.
Un libro que podría, si me lo permiten, reversionar a June Jordan:
Estos [fragmentos]
son las cosas que hago
en la oscuridad
alcanzándote
quienquiera que seas
¿y
estás listo?
Estas palabras
son piedras en el agua
que pasa.
Estos versos escuálidos
son los desesperados brazos de mi anhelo y de mi amor.
Soy una extraña
aprendiendo a adorar a los extraños
a mi alrededor
quienquiera que seas
quienquiera que yo pueda llegar a ser.
Un libro que dice no “tener una causa” sino agenciar complicidad, un acompañamiento relacional cómo efectuación del acompañar. Un acompañar como multiplicidad. Un tratar de hacer algo. Un buen tratar.
¿Y si probamos con buentratar?
Un libro, quizás, para no entristecernos.
Un libro que se piensa con en (nos) otres.
Un libro que recuerda la necesidad del descansar, del descansar en otres, rehabitar el cuerpo.
Un libro que, por momentos, está en carne viva pero nunca pierde la suavidad.
Libro sudado por los poros. Un libro poroso.
Libro que avisa y lo ha comprobado: Las instituciones enseñan frustrando pero aún así podemos politizarlas.
Un libro como un modo de politizar los espacios, conectar con otros temas.
Un libro, un llamado a solidarizarse, a componer con otres, reponer existentes, ingeniar existencias.
Un libro que se podría acompañar de preguntas: ¿Cómo hacer existir lo que no existió? ¿Cómo inventar una nueva existencia?
Otro poema de June Jordan que interfiere y es interferido:
HEY
VENGAN
SALGAN
DONDE QUIERA QUE ESTÉN
NECESITAMOS REUNIRNOS
[Con este libro]
EN ESTE ÁRBOL
QUE NO HA SIDO
PLANTADO
TODAVÍA…**
*Poemas de June Jordan. Cosas que hago en la oscuridad. 31 poemas sobre lo personal y político. BAJO LA LUNA.
NOTA: Presentación realizada en noviembre 2024 del libro “Acompañar es político. Ensayo transfeminista sobre la situación de calle” de Florencia Montes Páez, Abduciendo Ediciones, 2024.
Comments