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Correspondencia Anna Freud – Lou Andreas Salomé (III) / Cynthia Eva Szewach

Foto del escritor: Revista AdynataRevista Adynata

El 5 de agosto de 1923 S. Freud le envía una carta a su amiga Lou A. Salomé, durante una estadía en Italia en el Hotel del lago en la ciudad de Lavarone donde solía descansar.  En un tono paternalista y afectuoso considera, según lo que su hija Anna le contó, que Lou está trabajando demasiadas horas por día y le escribe algo llamativo: “Es como un intento mal disimulado de suicidio (…)” Luego le da algunos consejos y agrega; “parece que las hadas que rodeaban su cuna le negaron el arte de calcular”. Afirmaciones contundentes dosificadas con el barniz de la metáfora. En esa misma ocasión le ofrece y le envía a Lou de manera cercana, una ayuda económica, teniendo en cuenta el contexto adverso e inseguro en el que se encuentran. Le agradece a su vez, la amistad que le está brindando a su hija, quien ha aumentado por ello, según aclara, la confianza en sí misma.


Lou le responde a la brevedad, muy agradecida por los cuidados que le proporciona, pero también le esclarece cuán feliz es ella con su trabajo-"¿Qué más puede desearse?"- incluso le cuenta, que a veces, decide atender de forma gratuita a quienes no pueden pagar. El contexto político-económico se está poniendo más intranquilo aún en su ciudad y ella según dice, se refugia en lecturas, de las que como sucede con los escritos de Freud, siguen emanando para ella sorpresas “de caso en caso más profundamente”.


A esa misma época pertenece esta entrega de la correspondencia entre Anna y Lou, donde se muestran ambas, entre variadas cosas, preocupadas por la salud de Freud. También las dos mujeres hacen alusión a otro de los temas esenciales del intercambio entre ellas que es la concepción teórica de Lou: en este caso el narcicismo de doble dirección ligado a la creación. Se puede ubicar el valor clínico esencial que porta el asunto y el lugar metafórico que le da al arraigo, a la tierra, en la contribución del narcisismo en las dos tendencias: “así como la planta queda adherida a la tierra a pesar de crecer en dirección opuesta, hacia la luz”. [1]


En las cartas que trascribiremos a continuación, transmiten el avance favorable de un camino afectuoso y pleno de confianza mutua, cotidiana. Hay una demanda que proviene en especial de Anna: quiere verla. Lou de manera sensible y seductora, comunica las limitaciones, pero no la priva de contarle aquello que está pensando, leyendo, escuchando.

 

 

 

De la correspondencia[2]


17 de agosto 1923. Lavarone, Italia

Mi querida Lou,

Todas las noticias que me das de Göttinnger, me deja pensando cuánto tiempo pasará hasta que vuelva a estar contigo. Mientras trabajes tanto como lo haces ahora, naturalmente no se dará. Si vas a Könisberg, huyes por completo de mí y ¿cuándo y dónde te encontraré entonces de nuevo? Siempre lo he sabido por tu continuo desplazarte, pero ahora por primera vez todo está en la incertidumbre. Si la cosa se demora demasiado, entonces me volveré canosa, vieja y distinta de cómo me conociste (pero en el pertenecerte, no obstante, siempre enteramente la misma)


Hace tres días nuestro sol se ha ocultado, después de descubrir que nos cocinó y que nos tostó lo suficiente para nuestra satisfacción. A pesar de ello, sigo nadando por la mañana siempre en mi lago, ayer con plena lluvia en el rostro y hoy entre medio de ligeras nieblas incipientes.  Pero precisamente ahora casi lo prefiero así. Porque con el clima, a la vez, vinieron también pensamientos más sombríos. Ernsti[3] me preocupa por su carácter y me mortifica más de lo que se puede contar tan rápido en una carta.


Creo que por primera vez en mi vida me alegro de que yo misma no tenga hijos, porque si fuese mío, y además estuviese así, casi no podría soportarlo. Pero, sobre todo, el estado de papá fluctúa mucho y no se siente para nada tan bien como otros años en verano. Por eso también fluctúa el plan de Roma, naturalmente, porque papá no querría ir tan lejos si no se siente realmente bien. No obstante, ahora se ha encontrado una salida que no creo sea tan mala. El Dr. Deutsch, que fue médico de papá el año pasado, nos visitará aquí la próxima semana. De cómo encuentre a papá dependerá si podemos ir. No me preocupa especialmente Roma, pero todos los otros pensamientos que para mí dependen de eso, puedes adivinarlos. Creo, no obstante, que al final todo saldrá bien y vendrán muy hermosos tiempos. No creas que hablamos mucho del viaje a Roma, es sólo una cosa entre todas las demás.


¿Ya recibiste la nueva Imago, el número pedagógico? Le llegó ayer a papá. En ella estuve muy involucrada, con una traducción, una breve nota y muchas correcciones (juntamente con él en el trabajo sobre Aichhorn)


Yo también he pensado mucho últimamente en nuestras conversaciones sobre lo artístico y, en especial, en relación con un nuevo y notable trabajo de Rank que ahora está impreso. Esta vez Rank ha trabajado completamente independiente de papá, ha tenido una bella idea, pero (al menos así me parece a mí) la ha estropeado por completo con una elaboración muy exagerada y errada. Tal como la captó papá, después de las primeras conversaciones con Rank, y tal como me la explicó, es maravillosa y fascinante. En algunos aspectos está cerca de tu concepción de que, con el comienzo del sentido de la individualidad del niño, también comienza el esfuerzo por abandonar de nuevo esta individualidad a favor de una gran conexión con el todo.


Todavía tengo primero que seguir elaborando en mi cabeza el trabajo de Rank, después te escribiré más exhaustivamente. Te beso muchas veces y pienso muy seguido en mucho de lo que me has dicho para ayudarme.


Tu Anna

 


20 de agosto de 1923. Göttingen


Mi querida Anna,


…sí, ese mismo suspiro ya muchas veces ha salido de mí: qué incierto se vuelve nuestro reencuentro. ¡Qué estrella tan lejana es el Congreso Psicoanalítico en primavera!  Y hasta entonces no puedo pensar en nada más seguro, dado que no puedo saber en qué mes Königsberg me liberará y qué pasará en ese momento. Me quedaré sin duda en Berlín por un tiempo, en especial si mi marido tuviese eventualmente algo qué hacer allí. ¡Mi único deseo es que, entre tanto, ustedes puedan estar alegres y saludables juntos! Por lo mismo por lo que ahora estás dudosa del viaje a Roma, venir hacia mí tampoco sería deseable. ¿Cómo podrías querer estar lejos de él, sin saberlo completamente bien y animado para cualquier proyecto? Con suerte el Dr. Deutsch pronto lo habrá alentado para su viaje. ¡Me lo imagino tan lleno de impresiones cautivantes para ambos!


También Eitingon estará ahora con ustedes; acaba de escribirme sobre este plan. ¡Sí, me encantaría estar sentada allí entre ustedes!


El cielo gris difícilmente pueda allí durar mucho, mientras que aquí ya nos amenaza con frío y sensaciones otoñales. Hace poco, también vino, desde un frescor de resina[4], Lisbeth Lüttringhauss sin que ella me haya podido ver más que de vez en cuando, porque durante diez días llegó, por una consulta que atañe a su esposa, alguien de Bresslau, hermano del de Königsberg, de modo que fueron once sesiones.


Mi marido no está muy bien, lo encuentro, después de una erupción del tipo culebrilla, con una movilidad menor que la habitual. Con suerte, pronto el sol volverá a brillarle, ¡le hace siempre tanta falta!  Gracias a tu padre lo alimento con todo lo que hay, como en una tierra donde fluyen ríos de leche y miel; dado que una libra de mantequilla cuesta más de un millón, eso solo pueden hacerlo los reyes.


El folleto de Imago también me llegó de la editorial, pero lamentablemente no pude leerlo. Ya el mero primer vistazo me hizo sentir emocionada y curiosa.  Más aun lo que me escribes de Rank ;  lo que sugieres acerca de la idea me hace pensar en muchas cosas de los últimos años;  la ausencia de esa misma idea me molestó en su libro sobre “el artista”, y cuando escribí “El narcisismo como doble dirección”, me pareció tan evidente que el concepto de narcisismo ya la incluía:  provenimos, sin duda,  de la unicidad total (alleinheilichkeit) - no sólo en el sentido de pertenecerle de modo general, sino en el sentido de  que en su totalidad, esa unicidad es algo que pulsa en cada uno y en todos, pues segmentar y distinguir es solo un acto de nuestra conciencia- la compulsión y la capacidad de regresar a una cierta totalidad se da solo a través de la adición. Pero el artista incitado e impulsado por impresiones primarias que estaban muy en la base  del surgimiento de su conciencia, (al comienzo de esa “represión primaria”  que solo hace posible su estructuración personal)  crea algo más en sus obras, desde lo cual aún resuena esa  unicidad originaria ; es por eso que se sienten afectadas las personas más diversas, pero también por eso sus creaciones  pasan al lado de la realidad de la vida consciente, como aquello que la completa, sin lo cual apenas sería posible vivir sin tristeza. Porque la conciencia, por más que brinde riqueza y novedad, roba no obstante lo más fundamental, lo más necesario, lo más natural.


¡Hoy no escribo más, de lo contrario, debería posponerlo demasiado!


Sé íntimamente besada por tu Lou



[1] Un subrayado y una cita de Florencia Abadi y Matías Trucco en “El concepto de Narcisismo según Lou A. Salomé” Acta académica 2024

[2] Lectura y traducción: Cynthia E. Szewach y Jorge Salvetti de Briefwechsel  DtV (Deutcscher Taschembuch Verlag), München 2004

 [3] Ernsti es uno de los hijos de Freud, hermano menor de Anna. Fue arquitecto y padre del pintor Lucien Freud

[4] Allí escribe Harz-Frische. Harz significa resina, y es a su vez una región de Alemania de clima fresco y boscoso. Por lo tanto, tal vez más exactamente puede leerse “desde un frescor de Hartz”, o ambas cosas al mismo tiempo.



Yasuhiro Toyoda - Letter #2 - 2022 - Aceite, arena, sobre panel de madera - 20 x 30 cm
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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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