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  • Foto del escritorRevista Adynata

Diciembre Adynata**

Actualizado: 4 dic 2020

Diciembre anuncia otro final –arbitrario- por venir.

Trae el apuro y el alivio de eso que ya se termina, pero no.

Este Diciembre se parece y no se parece a otros Diciembres.

Se parece en el aturdimiento que se produce cuando todo lo vivido se amontona, justito ahí, en el corredor que conduce a las puertas de salida de otro año más.

Se parece en ese vértigo por querer terminar y, algunas veces, por querer cumplir con todo lo prometido a ese dios, garante de promesas, que abriga las creencias que sea, aún las del sin dios.

Se parece también en que hay veces que constriñe en balances retrospectivos que buscan afirmarse en la normalidad de órdenes equilibrados y progresivos que siguen insistiendo en gobernar la vida.


Este Diciembre no se parece en nada a otros, porque aún con barullos y vértigos de fin de año, con cansancios, angustias y desganos, aún con el anuncio de algunas vacaciones posibles, aún con la presencia de la moral del festejo familiar, nos deja a la vista todo lo que nos pasó durante esta peste, tan caótica y simultánea ella. Y volver a pasar por ahí hace que vuelvan a doler los dolores, que vuelvan a temblar los temblores, que vuelvan a alegrar las pequeñas alegrías y que cada instante vivido nos siga pareciendo mucho, por los efectos de esta lente de aumento llamada pandemia.


Y aún así, nos queda la embriaguez por lo vivido y por lo no vivido, nos quedan algunos brindis por lo brindado y, sobretodo, la gratitud –caricia anticapitalista- por esas complicidades carnalmente lejanas y transatlánticamente cercanas, siempre amorosas, con las que hemos recorrido todos estos meses que fueron mucho más que un año, agarradas muy fuerte de la mano.


Sin título. V. Nicolás Koralsky, 2020

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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