Pensando en Benedictus Spinoza
Partimos de que el alma es la idea
desafiante de un cuerpo
y tal vez por ello
su imaginación final…
Llegada: nadie sabe lo que puede un cuerpo.
El mal existe si acaso lo pensamos.
Desolados ante el abismo
con la cruz del lenguaje
urdimos la salvación...
Para conocer el lenguaje del mal
el cuerpo nos presta su silencio...
I
El lenguaje del mal habla de Dios;
Precisa una divina gracia
Que borre del espejo la mirada
Ante el tamaño de la desolación...
II
Recogerás como viento alucinado
Cada suspiro del cuerpo que tiembla
En la invocación sagrada,
¿O es un sollozo enmudecido tras la blasfemia
cuando el lenguaje del mal sacude
niña al fin
el telón manchado de la noche...?
III
El lenguaje del mal humilla a Dios;
Como el silencio de Dios humilla al hombre
Desnudo más que pobre,
acurrucado,
Bajo la mortaja de su nacimiento...
IV
Detrás de la línea perlada de horizonte,
en la espesura,
Está y no está la mano del ángel de la misericordia,
Que oprime la garganta donde el lenguaje del mal se apaga
Igual que una vela
O que una mar de andrajos...
V
En el lenguaje del mal la escatología
Como un desierto sin ojos ni certezas
Une la esperanza a la demencia;
Mientras la obscenidad desmonta del cielo
Para quitarle el último ropaje a la pobreza...
VI
El lenguaje del mal despierta el sentido
Del pecado en el mundo;
Hay una finitud que ríe
muda y ciega
Vacía de pensamientos igual que un niño
jugando a las cartas con la muerte
VII
El lenguaje del mal tañe y tañe
Las campanas en la ilusión del placer;
Hasta que el sueño del alma se hiela
Junto al sudor de los cadáveres...
VIII
Allí donde la poesía se detiene
Presa del pavor
Inicia su camino el lenguaje del mal
Lo mueve una idea fija: hundir su cuchilla
en la boca de Dios...
IX
No le reclamen caridad ni amor...
Apenas la fatiga y a veces el hastío detienen
Al lenguaje del mal
Tampoco Dios nos consuela
Aunque haya creado sin deseo
Una madre para su hijo
X
En la seguridad de la vida el lenguaje del mal
Es la gota de agua que horada la piedra...
Pasión y celo:
Quién tiene sed se arrojará al infierno
En busca del fuego prometido...
XI
El lenguaje del mal es anterior al crimen
La culpa y la conciencia jamás serán la
sombra de sus pasos
El invierno de los días no comienza con promesas livianas
Solo la inocencia mordisquea la manzana de la corrupción
Un cuerpo sin alma es más triste que un alma sin cuerpo
Las trompetas del juicio final nunca conocerán las músicas...
XII
Siento venir el oro del alba
Preparo mi corazón en el lecho del río
y aguardo
Que el lenguaje del mal se pose
en mis labios
Para iniciar los himnos de la despedida....
XIII
La contemplación del mundo
engendra el estupor
y mañana la nausea
Tanto dolor cierra los ojos del moribundo...
El lenguaje del mal se planta frente a Dios
Faz a faz hasta colmar su vacío
Y sin reverencia y lejos de la piedad
Lo despoja del poder de su silencio
Para que chille
Como un cerdo en el matadero
XIV
Iluminar la luz en el final del día
Vaciar de pena la necesidad de lo oscuro y
sus presagios
Volver deseable el deseo mientras el cuerpo
Se corporiza en el espanto...
Todo ello lo puede el lenguaje del mal
Si una melodía sin memorias
Le abre sus labios
XV
Todo hombre que le birla el fuego a Dios
Termina en la piedra del sacrificio
Día y noche opacado ante el brillo de la eternidad
Ya no sentirá temor;
La soledad será su río
Y el lenguaje del mal anidará en su pecho:
Igual que un pájaro
Inventa los cielos...
XVI
La sospecha del crimen
Es una mácula de sangre
sobre el cristal del terciopelo;
Entonces el lenguaje del mal pulirá una
a una las estrellas
Nada es casual en la bóveda celeste
Y ninguna agonía amanece eterna...
XVII
Ya conoces los bordes en sombras
del mísero cuerpo;
Semejante liviandad te hechiza,
Tamaño saber te abruma
Por eso te refugias en el lenguaje del mal
Como un viejo que ríe
Sin dientes
Ni pecados...
XVIII
Ya no hay límites en el lenguaje del mal
Todas las puertas conducen al paraíso;
Tampoco hay esperanzas en el lenguaje del mal
Lo bello y lo tremendo se llevan a las patadas
Dios goza con la infamia humana y el niño de sus
blandos confites...
XIX
Puedes gritarlo a boca de jarro:
Estás curado de espanto
Anoche en el sueño de la gran tormenta
Dios se lamía su verga bien desenvainada
Como quien toca el piano a cuatro manos...
Hoy puedes transitar por el lenguaje del mal
Ve con tu pena...
XX
De niño te prometieron
La santidad,
Ahora conoces la maldición
De estar vivo entre los murmullos
De la marcha de la muerte;
Por eso en tu boca el lenguaje del mal
Huele como el perfume de la redención...
Todo el pasado tiembla...
XXI
El beato con aires de beato
Es un escándalo para el lenguaje del mal;
Que poco soporta los delirios de los mártires
Menos todavía las mejillas rosadas de las vírgenes
Abiertas de piernas sobre el mármol del altar
XXII
Cada mañana a la hora del lucero
El lenguaje del mal besa a los ángeles
Del canto marchito
Después igual que la hiena
Los devora vivos...
Sin mayor pasión...
Casi con aburrimiento...
XXIII
Nada puede calmar la sed
Que marca los ritmos del lenguaje del mal;
Andar por el desierto seca los testículos
Y el alma es bofe rojo
Para el hambre gigante de los gatos...
XXIV Pagarías con monedas de oro
Para que los cuervos limpiaron los huesos
de tu cadáver
Sin embargo te aferras al lenguaje del mal
Como un naufrago que descubre
Dentro de sus ojos
La locura del sol...
XXV
La pasión aviva el lenguaje del mal
Que es simple y obstinado como el viento
Cuando desnuda el origen del fuego;
Ese viento atrapado en las pupilas del miedo...
Ese fuego que brota de la nada...
Igual que los silencios...
XXVI
Las sombras conocen el lenguaje del mal
También la luz descifra los estertores
del herido que agoniza;
Así los días suben sobre sus alas
hasta llegar al día
Aturdido el cielo como el padre
que en el medio de la vida
entierra a su hijo...
XXVII
El paisaje contiene todas las cenizas
de la antigua armonía
Sobre las fronteras de la inocencia
El lenguaje del mal ya no tiene palabras;
Es una lengua mutilada que yace
en un vaso de agua...
XXVIII
Mientras la muerte nos acerca
La pregunta de Dios: ¿qué has hecho
con el amor...?
El lenguaje del mal permite a boca de jarro
La conciencia del salto al vacío
Es la postrer belleza
De la postrer soledad...
XXIX
Sálvanos poesía (oh madre de las alucinaciones)
Cuando ateridos por los fríos del misterio
El lenguaje del mal nos abra
Las puertas del infierno...
XXX
El alma escucha el lenguaje del mal y se estremece
Furtivo el cuerpo sube a caballo
Del lenguaje del mal
Es un arenal perfecto y sin estrellas
No hay redención...
Apenas silencio...
Ya nada se mueve...
Sea.
(Desvelado por las calles de Amsterdam, tal vez cerca de la estátua de Spinoza…)
Post scríptum
Benedictus, también nombrado Baruch o Bento, y de apellido Spinoza, hijo de judíos practicantes y miembro de una familia de comerciantes perseguidos por la Inquisición y desterrados de España, Portugal y Francia, nació en la muy hermosa Ámsterdam, la ciudad de los cinco canales circulares y el mercado de tulipanes el 24 de noviembre del año 1632. Escribirá en holandés y latín, hablará socialmente el holandés y pensará en un extraño dialecto del castellano, su materno legado sefardí. Morirá en la ciudad de la Haya el 21 de febrero de 1677 afectado de tuberculosis y después de haberse convertido en uno de los hombres más libres, rebeldes y censurados por sus ideas que recuerda la historia.
Considerado como “el príncipe de los filósofos”, también “padre de los ateos”, condenado y maldecido por la sinagoga de Ámsterdam, los teólogos y pastores calvinistas y la jerarquía de la iglesia católica holandesa, prohibido y perseguido por la Casa de Orange, escribió superando todo tipo de dificultades varios libros que aún siguen quemando las manos y la cabeza de quien se atreve con ellos. Por ejemplo: Ética demostrada según la lógica geométrica. Como ecos del cielo que abrió están los públicos reconocimientos de Marx y Nietzsche, de Borges y Deleuze, de Einstein y de Freud que bien sintetizó su admiración: “admito absolutamente mi dependencia respecto de la doctrina de Spinoza”.
Fotografía: Carmen Vossen
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