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Gestos del cuerpo, escribiendo para idear / Gloria AnzaldĂșa

  • Foto del escritor: Revista Adynata
    Revista Adynata
  • 1 nov 2023
  • 10 Min. de lectura

Cuando escribo de noche, soy consciente de la luna, Coyolxauhqui, flotando sobre mi casa. La imagino muerta y decapitada, una cabeza con los pĂĄrpados cerrados. Pero luego sus ojos se abren y la miro dar luz a los lugares oscuros, la veo iluminarlos. Escribir es un proceso de descubrimiento y de percepciĂłn que produce saberes y conocimiento. A menudo soy llevada por el impulso de escribir algo, por el deseo y la urgencia de comunicar, de dar sentido, de que las cosas tengan sentido, de crearme a mĂ­ misma a travĂ©s de este acto productor de conocimiento. Llamo a este impulso “la imperativa Coyolxauhqui”: una lucha por reconstruirse a una misma y sanar los sustos productos de heridas, traumas, racismo y otros actos de violaciĂłn que hacen pedazos nuestras almas, nos dividen, disuelven nuestras energĂ­as y nos acechan. La imperativa Coyolxauhqui es el acto de convocar a que vuelvan esas partes de una misma, esas partes del alma que se han dispersado o perdido, es el acto de duelar las pĂ©rdidas que nos acechan. La bestia sombra y su ayudante desconocimientos (la ignorancia que cultivamos en orden de permanecer irresponsables y alejarnos del conocimiento), estĂĄn tenazmente aferrados a nosotrxs. Lidiar con la falta de coherencia y estabilidad en la vida, asĂ­ como el aumento de las tensiones y conflictos, me motivan para procesar la lucha. La aguda angustia mental, emocional y espiritual me motiva para escribir mi/nuestras experiencias. MĂĄs que eso, mis aspiraciones hacia la integraciĂłn mantienen mi cordura, una cuestiĂłn de vida y muerte. Lidiar con (des)conocimientos, con lo que no quiero saber, abrir y cerrar mis ojos y oĂ­dos a las realidades culturales, expandir mi consciencia y mi percepciĂłn, o rehusarme a hacerlo, a veces, resulta en el descubrimiento de la sombra positiva: aspectos ocultos de mĂ­ y del mundo. Cada molestia es un grano de arena en la ostra de la imaginaciĂłn. A veces, lo que se acumula alrededor de una molestia o una herida, produce una perla de gran revelaciĂłn, una teorĂ­a.


Estoy en constante lucha con mis propias formas de producciĂłn cultural y con el rol que juego como artista. Al espacio donde doy esta lucha con mis creaciones lo llamo “nepantla”. Nepantla es el lugar donde mis cĂłdigos personales y culturales se chocan, donde me enfrento a lo que el mundo dicta, donde estos distintos mundos se fusionan en mi escritura. Soy consciente de varios nepantlas – lingĂŒĂ­stico, geogrĂĄfico, de gĂ©nero, sexual, histĂłrico, cultural, polĂ­tico y social- cuando escribo. Nepantla es el punto de contacto y el lugar entre mundos, entre la existencia fĂ­sica e imaginaria, entre las realidades ordinarias y no-ordinarias (espirituales). Estas cuestiones de nepantla automĂĄticamente se infunden en mi escritura: no tengo que lidiar yo misma con estos puntos particulares; estos nepantlas me habitan e inevitablemente emergen en cualquier cosa que estĂ© escribiendo. Nepantlas son lugares de constante tensiĂłn, donde las piezas ausentes o perdidas pueden ser convocadas a volver, donde la transformaciĂłn y la sanaciĂłn son posibles, donde la totalidad se mantiene fuera de alcance, pero parece posible.


Escribo para “idear” –como se dice en español: “para formar o concebir una idea, desarrollar una teorĂ­a, inventar e imaginar”.


Mi trabajo es cuestionar, afectar y cambiar los paradigmas que gobiernan las nociones prevalentes de realidad, identidad, creatividad, activismo, espiritualidad, raza, gĂ©nero, clase y sexualidad. Para desarrollar una epistemologĂ­a de la imaginaciĂłn, una psicologĂ­a de la imagen, he construido mi propio sistema simbĂłlico. Mientras intento crear nuevos marcos epistemolĂłgicos, reflexiono constantemente sobre la actividad de idear. El deseo o la necesidad de compartir el proceso de “seguimiento” de las imĂĄgenes y la creaciĂłn de “historias” y teorĂ­as me motivan para escribir este texto.


Existen pocos precedentes sobre las relaciones directas de lxs artistas con sus imágenes. Hay muy poca investigación directa, personal y artística, así que tuve que implicarme en mis propias experiencias y construir mis propias fórmulas. Intento dar testimonio de mi propio proceso y conciencia de escritora chicana. Soy la que escribe y se escribe. Últimamente es el escribir que me escribe. Me creo a mí misma en lo que “leo” y en lo que “hablo”. La escritura es donde cuestiono la realidad, la identidad, el lenguaje y las representaciones de la cultura dominante y de dominación ideológica.


Utilizando un enfoque multidisciplinario y un formato “narrativo”, teorizo sobre las luchas propias y ajenas por la representatividad, la identidad, la propia inscripciĂłn y las expresiones creativas. Cuando “me hablo” en escrituras creativas y teĂłricas, estoy constantemente cambiando de posiciĂłn –lo cual implica considerar remolinos ideolĂłgicos, disonancias culturales y la convergencia de mundos rivales. Significa tratar con el hecho de que yo, como la mayorĂ­a de las personas, habito en diferentes culturas y, al cruzar a otros mundos, giro hacia o me alejo de las perspectivas de cada uno; significa vivir en espacios liminales, en nepantlas. FocalizĂĄndome en la experiencia e identidad chicana/mestiza (mexicana tejana) en distintos ejes –escritora/artista, intelectual, acadĂ©mica, profesora, mujer, chicana, feminista, lesbiana, de clase trabajadora- intento analizar, describir y recrear estos desplazamientos identitarios. Hablar desde geografĂ­as de distintos “paĂ­ses” me vuelve una hablante privilegiada. “Hablo en lenguas” –entiendo los lenguajes, las emociones, los pensamientos y fantasĂ­as de las varias sub-personalidades que me habitan y los varios suelos desde donde hablan. Para hacerlo, debo descifrar cuĂĄl persona (yo, ella, vos, nosotrxs, ellxs), quĂ© tiempo (presente, pasado, futuro), quĂ© lenguaje y registro, desde quĂ© voz o estilo hablar. La formaciĂłn de la identidad (que implica “leerse” y “escribirse” a una misma y al mundo) es un proceso alquĂ­mico que sintetiza dualidades, contradicciones y perspectivas desde estos diferentes yoes y mundos.


En estas auto-etnografĂ­as soy a la vez observadora y participante –simultĂĄneamente me miro a mĂ­ misma como objeto y sujeto. En un abrir y cerrar de ojos, desdibujo las fronteras entre sujeto y objeto, de clase o gĂ©nero, entre otras. Mi postura metodolĂłgica emerge en el proceso de escritura, y asĂ­ tambiĂ©n mi teorĂ­a. Trato a todos mis trabajos, incluidos estos capĂ­tulos, como ficciĂłn o poesĂ­a.


Al formular nuevas formas de conocer, nuevos objetos de conocimiento, nuevas perspectivas y nuevos ordenamientos de las experiencias, lidio, casi inconscientemente, con una nueva metodologĂ­a –una que espero no reafirme los modos predominantes. Llego a saber cĂłmo “leer” y “escribir”; llego al saber y al conocimiento a travĂ©s de imĂĄgenes e “historias”. Uso varios formatos narrativos consistentes con las experiencias sobre las que reflexiono, y uso cualquier lenguaje y estilo que se corresponda con la forma en que trabajo. Creo que la meditaciĂłn y la percepciĂłn consciente sobre la significaciĂłn de la imagen promueve (y no obstruye), en mĂ­, su creadora, y en usted, su lectorx/intĂ©rprete/co-creadorx, la producciĂłn de la obra. Obtengo marcos de referencia a travĂ©s de teorizar experiencias cotidianas, al permitirle a las imĂĄgenes que me hablen a mĂ­ y a travĂ©s de mĂ­, imaginando mis caminos a travĂ©s de las imĂĄgenes y siguiĂ©ndolas a sus profundos cenotes, dialogando con ellas, y traduciendo lo que he vislumbrado. A veces la sombra bloquea este proceso y domina mi conducta, haciendo este proceso doloroso.


No puedo usar el lenguaje tradicional para describir, referirme o contener las nuevas subjetividades. Usando métodos primarios de presentación (auto-historia) antes que métodos secundarios (interpretar las concepciones de otras personas), reflexiono sobre los aspectos psicológicos/metodológicos de mi propia expresión. Examino mis heridas, toco mis cicatrices, mapeo la naturaleza de mis conflictos, canturreo a las musas que persuado para inspirarme, me arrastro en la forma que toma la sombra, y trato de hablarles.


Los mĂ©todos tienen supuestos subyacentes, posiciones teĂłricas implĂ­citas y premisas bĂĄsicas. Hay dos puntos de vista: el perceptual, que tiene una realidad literal; y el imaginario, que tiene una realidad psĂ­quica. Al elaborar imĂĄgenes en historias (la historia que cuento sobre las imĂĄgenes) uso pensamiento imaginativo, empleo una consciencia imaginativa. Me guĂ­a el espĂ­ritu de la imagen. Mi naguala (daimon o espĂ­ritu guĂ­a) es una sensibilidad interna que guĂ­a mi vida –una imagen, una acciĂłn, o una experiencia interna. Mi imaginaciĂłn y mi naguala estĂĄn conectadas, son aspectos del mismo proceso, de la creatividad. A menudo mi naguala me lleva hacia cosas que son contrarias a mi voluntad y a mi propĂłsito (compulsiones, adicciones, negatividades), y resulta en un impasse angustiante. Sobrellevar estos impasses es parte del proceso. Este modo de percepciĂłn es un tipo de pensamiento mĂĄgico: lee lo que sucede en el mundo exterior en tĂ©rminos de mis intensiones e intereses personales. Usa los acontecimientos externos para dar sentido a mi propia creaciĂłn de mito. El pensamiento mĂĄgico no es valorado tradicionalmente en la escritura acadĂ©mica.


Mi texto es sobre la imaginaciĂłn (la facultad de la psique para crear imĂĄgenes, el poder de producir ficciĂłn o historias, pelĂ­culas internas como la holocubierta de Star Trek), sobre la “imaginaciĂłn activa”, ensueños (soñar despiertx), y sobre la interacciĂłn consciente entre Ă©stos. Estamos conectadxs con el cenote a travĂ©s del ĂĄrbol de la vida, individual y colectivo, y nuestras imĂĄgenes y ensueños emergen de esa conexiĂłn, desde el ser-en-comunidad (interior, espiritual, natural/animal, racial/Ă©tnica, de intereses, vecindario, ciudad, naciĂłn, planeta, galaxia y universos desconocidos). Uso soñar o ensueños (hacer imĂĄgenes) para darme cuenta de lo que estĂĄ mal, predecir eventos actuales o futuros; y establecer conexiones ocultas, desconocidas, entre la experiencia de vida y la teorĂ­a. Este texto es sobre los momentos de sufrimiento que disparan pensamientos, reflexiones y contemplaciones imaginativas. Se enfrenta indirectamente con los sĂ­mbolos con los que asocio ciertas experiencias y procesos arquetipales:


Los pensamientos pasan como ondas a travĂ©s de su cuerpo, haciendo que un mĂșsculo se tense por aquĂ­, se afloje por allĂĄ. Todo pasa por la piel, los ojos, los oĂ­dos. Ella experimenta la realidad fĂ­sicamente. No existe una acciĂłn por fuera de lo fĂ­sico. Toda acciĂłn es el resultado de una decisiĂłn, de un conflicto interno, una lucha, resoluciĂłn o estancamiento. El cuerpo siempre refleja actividad interior. “Espanto” en Los sueños de la Prieta.

Para mĂ­, escribir es un gesto del cuerpo, un gesto de creatividad, un trabajo de adentro hacia afuera. Mi feminismo se basa en realidades corporales, no en abstracciones incorpĂłreas. El cuerpo material es el centro, y es central. El cuerpo es la base del pensamiento. El cuerpo es texto. Escribir no se trata de estar en tu cabeza; se trata de estar en tu cuerpo. El cuerpo responde fĂ­sica, emocional e intelectualmente a estĂ­mulos internos y externos, y el escribir guarda, ordena y teoriza estas respuestas. Para mĂ­, el escribir comienza con el impulso de superar barreras, dar forma a ideas, en imĂĄgenes y palabras que viajen por el cuerpo y hagan eco en la mente, creando algo que antes no existĂ­a. El proceso de escritura es el mismo proceso misterioso que usamos para hacer el mundo.


Hay una diferencia entre hablar con las imĂĄgenes/historias y hablar sobre ellas. En este texto pretendo hablar con las imĂĄgenes/historias, meterme en el proceso creativo y espiritual, y con sus aspectos rituales. Al promover la relaciĂłn entre ciertas imĂĄgenes y conceptos y mi propia experiencia y psique, fusiono narrativas personales con discursos teĂłricos, viñetas autobiogrĂĄficas y prosa teĂłrica. Creo un gĂ©nero hĂ­brido, un nuevo modo discursivo, al que llamo “auto-historia” y “autohistoria-teorĂ­a”. Conectando experiencias personales con realidades sociales, obtengo auto-historia, y teorizando sobre esta actividad, desemboco en autohistoria-teorĂ­a. Esta es una forma de inventar y producir conocimiento, sentido, e identidad a travĂ©s de auto-inscripciones. Al hacer ciertas experiencias personales el objeto de este estudio, borro tambiĂ©n las fronteras entre lo pĂșblico y lo privado.


Al escribir este libro, tuve que descifrar cĂłmo imaginar/crear/descubrir ciertos conceptos/teorĂ­as, cĂłmo darle forma a cada ensayo, su estructura y diseño –en otras palabras, tuve que mapear el universo de cada ensayo, despejar su terreno. Hago estos descubrimientos mientras escribo, y no antes. Descubro y libero la energĂ­a que da forma a cada trabajo, descubro sus premisas, argumentos y contra-argumentos, ideas principales y su arco narrativo. Rastreo aquello que subyace a la idea original, sigo hasta su punto de inflexiĂłn, su dinĂĄmica emocional y la conexiĂłn entre sus partes. Trato a cada ensayo como si fuera una historia, con antagonismo, diĂĄlogo, crisis, clĂ­max, resoluciĂłn y poĂ©tica. Considero varios aspectos de un borrador: su tĂ©cnica narrativa, el uso del lenguaje –cuĂĄndo es necesario el uso del español, cuando el uso de lenguaje teĂłrico es pertinente o el uso de lenguaje coloquial es apropiado.


No escribo desde una posiciĂłn disciplinaria Ășnica. Escribo desde afuera de una lengua oficial teĂłrica o filosĂłfica. La mĂ­a es una lucha por el reconocimiento y legitimidad de aquellxs excluidxs, especialmente mujeres, personas de color, queers y otredades. Organizo y ordeno estas ideas como “historias”. Creo que es a travĂ©s de la narrativa que terminĂĄs de entenderte y conocerte, y que el mundo cobra sentido. A travĂ©s de narrativas es que formulĂĄs tus identidades, al ubicarte inconscientemente en narrativas sociales que no fueron hechas por vos. Tu cultura te da la historia de tu identidad, pero en un buscado rompimiento con la tradiciĂłn creĂĄs una historia alternativa.


Este libro contiene muchos tipos de “narrativas” que hacen a mi vida: feminismo, raza, etnicidad, queericidad, gĂ©nero, prĂĄctica artĂ­stica. Trata de los procesos que ocurren al leer, escribir y hacer otros actos creativos. Mientras se lee o se escribe un libro suceden imaginaciones chamĂĄnicas. Los “vuelos” controlados a los que nos envĂ­a la lectura o escritura son una suerte de “ensueños”, similares a los procesos del sueño o la fantasĂ­a, parecidos a los vuelos mĂĄgicos de los viajes chamĂĄnicos. Mi imagen de los ensueños es de la Llorona montada en un caballo salvaje, volando. En una de sus facetas es vista como una mujer con cabeza de caballo. Me “apropio” de las figuras, sĂ­mbolos y prĂĄcticas de la cultura indĂ­gena mexicana, como Coyolxauhqui. Uso figuras imaginales (arquetipos) del mundo interno. Me detengo en el rol de la imaginaciĂłn en el viaje a realidades “no ordinarias”, en el uso de lo imaginante en el nagualismo y su conexiĂłn con la espiritualidad de la naturaleza. Este texto trata sobre actos de vuelo imaginativo en la realidad y las construcciones y reconstrucciones de la identidad.


Al re-escribir narrativas de identidad, nacionalismo, etnicidad, raza, clase, género, sexualidad y estética, intento mostrar (no sólo nombrar) cómo sucede la transformación. Mi trabajo no es sólo interpretar o describir realidades, sino crearlas a través del lenguaje y la acción, los símbolos y las imågenes. Mi tarea es guiar a lxs lectorxs y darles el espacio para co-crear, usualmente en contra de la cultura, familia y mandamientos del ego, en contra de las censuras internas y externas, en contra de lo que dictan los genes. Desde la infancia nuestras culturas nos inducen a estados de semi-trance de la consciencia ordinaria, a estar de acuerdo con las personas que nos rodean, a creer que todo estå bien como estå. Es extremadamente difícil cambiar el enfoque y salir de este trance.


Este texto cuestiona sus propios intentos de formalización y ordenamiento, sus propias estrategias, las maquinaciones del pensamiento mismo, de la teoría formulada en un nivel de discurso experiencial. Explora las variadas estructuras de la experiencia que organizan mundos subjetivos, e ilumina el sentido en la experiencia y conducta personales. Entra en diålogo con la nueva historia y la vieja, e intenta revisar la historia oficial. Espero contribuir en el debate entre académicxs activistas al tratar de intervenir, interrumpir, desafiar y transformar las estructuras de poder existentes que limitan y constriñen a las mujeres. Mis principales campos disciplinares son la escritura creativa, el feminismo, el arte, la literatura, la epistemología, así como los estudios espirituales, raciales, de frontera, Raza y étnicos. Al cuestionar sistemas de conocimiento, intento agregar o alterar sus normas y hacer cambios en estos campos presentando nuevos modelos teóricos. Con el nuevo tribalismo desafío las narrativas nacionalistas chicanas (así como otras). Mi dilema y el de otras escritoras chicanas y mujeres de color, es doble: cómo escribir (producir) sin ser inscrita (reproducida) en la estructura blanca dominante, y cómo escribir sin reinscribir y reproducir aquello frente a lo que nos hemos rebelado. Nuestra tarea es escribir en contra del decreto de que las mujeres deben temerle a su propia oscuridad, de que no la abordemos en nuestras escrituras. Nuestra tarea es imaginar a Coyolxauhqui, no muerta y decapitada, sino con los ojos bien abiertos. Nuestra tarea es iluminar la oscuridad.


Prólogo a la edición en inglés de Light in the dark/Luz en lo Oscuro. Traducción Violeta Benialgo y Valeria Kierbel. Editorial Hekht (2015).



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Horace Bristol. American Frontier. 1939 Fotografia toma directa. Impresión en gelatina de plata. 26.7 × 33.7 cm


Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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