No es cancelación, es el patriarcado estúpido / Verónica A. Cardozo
- Revista Adynata

- 2 oct
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Le estuve dando vueltas al debate que se armó en torno a la entrevista de Pedro Rosemblat a Cordera. El enojo me impedía decir algo. Ahora que me bajó un poco la espuma, solo pensaba que estos días - largos ya -, después del cambio político que vivimos, estamos viendo un revival preocupante de discursos que intentan minimizar o acallar las demandas feministas.
No está "de moda" hablar de patriarcado; es más, hasta resulta "cancelable". Se nos ha dicho que “nos pasamos de la raya”, “que nos pasamos tres pueblos”, por diestra pero también por siniestra. Esa frase ha sido expresada por una representante del progresismo peronista y plasmada en un capítulo de su libro. Es de la primera que lo escuché. Me indigné. Después se volvió moneda corriente de cualquiera que, años atrás, se sintió "cancelado", y entonces ahora, que encontró un argumento extraído justamente de una "feminista", no pierde ocasión para usarlo. Parece que hasta fuimos responsables de que haya ganado el peluca productivo (y no hablo de economía).
No se trata solo de si alguien se disculpa o no, sino de que lo expresado en esa entrevista - por el entrevistado, pero también por el entrevistador al reconocer su pifie - revela más que nunca la persistencia de una cultura de la violación que todavía no se ha desmantelado. El tipo tiene, parece, capacidad de empatía… sí, con los peces. Con las mujeres… y bueno, ahí todavía no llegó. Pero el entrevistador tampoco, porque parece que a él, con la apología de la violación, no se le juegan cosas en el cuerpo que sí a sus compañeras (sic). Eso también se llama incapacidad de empatía avísenle a Pedrito, sobre todo si la emoción por ser fan de la banda parece que atraviesa más su cuerpo que cualquier indignación por los dichos.
No se uds, pero esto último se parece mucho a lo que Segato ha definido tan bien, esa alianza entre varones que se sostiene en la complicidad y el respaldo mutuo, donde prima la validación entre ellos por encima de cualquier compromiso con las mujeres o con la justicia. Un pacto no dicho, pero efectivo, que refuerza el poder patriarcal y protege a quienes lo encarnan. Este es el problema, la entrevista lo protegió.
Por otro lado, es mentiroso ese falso dilema de que si no lo entrevistas entonces lo acallás, y como dijo Pedro, así te estás posicionando a la derecha del código Penal que es a lo que él se niega. Claro que el derecho a la palabra lo tiene todo el mundo. Pero no: no entrevistar a alguien no es acallarlo. Es decidir no darle aire. Es una elección editorial, ética, política. No es censura, es posicionamiento. Quizás a eso podríamos llamarlo alianza con los feminismos, al final parece que no era tan verdad que eran "aliades".
No, no es que nos hayamos “pasado tres pueblos”, es que estamos visibilizando algo que muchos prefieren ignorar. Y no, otra vez, no se trata de cancelar el diálogo, sino de exigir que ese diálogo se haga con responsabilidad y sin complicidad con discursos que perpetúan violencias.
Así que no, no basta con una disculpa tibia por el modo de entrevistar, ni con decirnos “ya está bien”,- los hombres parece que siempre tienen la justa medida de cuánto podemos cuestionar, protestar, reclamar, indignarnos-. El hombre siempre considerándose la medida de todas las cosas. Bueno, no. Porque, mientras se siga intentando silenciar a quienes denunciamos esto, y se invite a reivindicarse y victimizarse a quienes han hecho apología de la violación, a los abusadores y a los nostálgicos del patriarcado, queda claro que la lucha feminista no ha sido un exceso: al contrario, nos quedamos cortas. No es cierto que ya entendieron, la cosa no terminó, no nos pasamos ningún pueblo. Lo que pasa es que los feminismos incomodan al machismo, interpelan, exigen. Y por eso mismo, más que nunca, nos urgen. Son, todavía, una necesidad.
Nota: No es casual tampoco que este tipo de entrevistas se lleven a cabo en ese canal de streaming, que intenta hace rato mostrar que son "civilizados", que pueden hablar con Feinman, con Fantino cándidamente, que se mostraron hartamente cerca de Moreno y su Dios Patria y Familia. Y así, como quien no quiere la cosa, te pueden llevar un pelado, al que hay que darle la palabra porque las feminazis se pasaron tres pueblos y "con su cultura de la cancelación, nos piantan votos". Eso también, avísenle a Pedrito que ya está a la derecha hace rato.




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