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  • Foto del escritorRevista Adynata

Intimidades mutantes algoritmizadas / V. Nicolás Koralsky

Avisos a les lectores:

-Esta nota[1] se escribe a partir de la escucha de relatos ofrecidos en las entrevistas realizadas a usuarios de apps y consumidores de pornografía, en el marco de la investigación “Intimidades mutantes. Sexo-afectos contemporáneos: goces y malestares en la Era digital (en contexto de Pandemia)”[2]. En su mayoría, los fragmentos rescatados y articulados en este escrito son de hombres cis homosexuales, mayores de 20 años, blancos, urbanos, algunos migrantes, algunos residentes en la ciudad de Barcelona (España) y otros de la ciudad Buenos Aires (Argentina).

0001[3].

Intro

Los tiempos que corren han mostrado una seria mutación de los modos de habitar la intimidad. Estas líneas intentan acariciar las transformaciones que se han ido dando en los últimos tiempos en los modos de excitarse, buscar placer, vincularse, mirar, ser mirado, matar el aburrimiento, encarnar cuerpo y armar lazos. Tanto el acceso a la pornografía, desde cientos de buscadores online, como la variada cantidad de aplicaciones móviles de encuentros sexo-afectivos[4] que han surgido en estos últimos tiempos (Tinder, OKcupid, Badoo, Happn, Grindr, etc) han dado lugar a un nuevo modelo de intimidad cubierto de: avatars, bangover, belfies, cyberbullying, grooming, goshting, nudes, pegging, sexit, sexdiet, sexpreading, sexting, sextorsión, selfies, sharenting, stories, swipes, toothing entre tanto otros. Anglicismos que funcionarían como la brújula de los modos de hacer contacto; vincularse; vivir, no sólo la sexualidad. Los cuerpos urbanos, penetrados por las “nuevas” lógicas afectivas digitalizadas, han desterrado al azar y a la celestina. Cupido y los milagros de San Antonio ya no son necesarios. Hoy en día encontrarse con alguien, tener una experiencia erótica estaría sujeto a lo que los algoritmos establezcan, a lo que las imágenes “enfiltradas[5]” muestren en los perfiles, al historial de compras hechas con el móvil y, a la posibilidad de adquirir una membresía “Premium” dentro de la misma app. El deseo y la propia imagen se fueron envolviendo en neón y cada uno de los usuarios de estos softwares (no solo de encuentros íntimos, sino Instagram, Facebook, Tik Tok, entre tantos) parecerían haberse vuelto un objeto a ser consumido que debe llamar la atención de otros para poder vincularse, mostrándose teniendo vidas cada vez más voluptuosas, exitosas, sonrientes, sensuales y entretenidas[6]. Acompasado su ritmo a de las citas virtuales, la pornografía fue bailando a la par. Su consumo aumentó desde que los dispositivos informáticos se volvieron móviles e individuales (celulares, tabletas, ordenadores, etc.) donde cada usuario parecería ser el dueño de su intimidad y, donde la censura se volvió cada vez más escaza y el acceso a contenido adulto se hizo cada vez más frecuente y temprano.

El porno hegemónico daría lugar al asentamiento de prácticas sexuales y estereotipos, funcionaría como una pedagogía que la mayoría de las veces coloca a lo femenino en una posición de objeto del hombre y vuelve exóticos los cuerpos racializados. En contexto de Pandemia, muchos portales de pornografía abrieron sus contenidos audiovisuales para mantener a sus usuarios calentitos dentro de casa.


0010.

Grindr, Tinder, Scruff parecerían tener la llave para curar los trastornos del déficit de atención. Algunos de sus usuarios cuentan como la experiencia con la interfaz los arroja a una concentración total.

El mundo comienza y termina en el rectángulo luminoso. El cuerpo se mete en la pantalla, los digitus (dedos, de aquellos números que pueden “contarse con la mano”) son los que cuentan escribiendo, fotografiando, grabando, etc.

En la pantalla todo es cuestión de diez dedos (o menos) haciendo cuerpo. Un ejemplo del uso de los dedos, clave, en estas aplicaciones es el swipe[7] a la derecha, que podría ser la caricia más real que alguien podría recibir en Tinder. Deslizar los dedos suavemente, para producir el desliz. Acariciar el teléfono como siguiendo una coreografía pautada: un swap pa’la derecha otro la pa’la izquierda. Son los dedos los que bailan: izquierda material de descarte, no aplica para una cita; derecha, lo considerado para una cita, lo aprobado, lo deseable. Lo táctil puesto al servicio de una superficie lisa, como la de nuestros teléfonos móviles, se vuelve cada vez más plano, sin rugosidades o asperezas, sin arrugas.

El teclado de un ordenador todavía conserva el roce que puede haber entre las letras, los bordes de sus formas plásticas, la fuerza y el sonido al presionarlas, las teclas –inspiradas de los instrumentos musicales y luego trasladas a las máquinas- conservan la dimensión sensible del tacto.


Anoto una frase de un entrevistado: “Levanté la mirada y ya me había pasado tres estaciones, me suele pasar cuando aprovecho el colectivo(bus) para usar Grindr porque al moverte la geolocalización te muestra más perfiles”. De otro apunto: “cuando estoy en estas aplicaciones tengo una concentración total, que no logro para ninguna otra cosa” . De otro reparo: “cuando estoy ahí pierdo la sensación del tiempo y del espacio, estoy metido ahí, pierdo horas de horas sin saber muy bien qué busco o si quiero buscar algo en realidad”. Otro explica: “paso de una a la otra absorbido por el teléfono. Cuando quiero mirar fuera de la pantalla ya estoy mareado”.

Mareantes[8], es el término que se utiliza en España y otros países de habla hispana para esos usuarios que no concretan el encuentro sexual.

Mareado es el modo en el que quedan los usuarios por fijar la mirada y luego levantarla. Las pantallas marean a sus usuarios, muchos de ellos son mareantes mareados que, probablemente transmitan ese sentimiento de turbación a otros en la misma aplicación; un círculo sin fin que reproduce una afectación en el cuerpo. Quizás este sea un modo de practicar la talasofilia[9]

A diferencia del mareo “gay” de las pantallas y de la concentración individual privatizada frente al móvil; Marea verde es una campaña social que nació para visibilizar las desigualdades del patriarcado, conglomeraciones de mujeres con pañuelos verdes apostadas en espacio públicos para exigir la despenalización del aborto y garantizar el acceso seguro a servicios médicos de interrupción del embarazo[10]; abocado también por conseguir la igualdad entre los géneros para disfrutar plenamente la sexualidad.

Como si fuese un crucero[11] (cruise[12]) a la deriva en un mar turbulento, el “cruising[13]” virtual comparte con los transatlánticos turísticos lo “mareante” que puede resultar la experiencia de trasladarse de un sitio a otro y el aburrimiento que provoca el mismo viaje, donde se necesitan actividades de ocio para distraer a los viajantes del tedio del tiempo dentro de la embarcación. Hoy en día esas actividades pueden ser las más atractivas para comprar un billete en estos navíos. Al navegar como usuario en algunas de estas aplicaciones, en su versión gratuita, la publicidad suele ser de juegos u otras aplicaciones[14] que alivian el tedio de no pescar nada en el mar de perfiles-celdas.


Las aplicaciones de cruising y los cruceros, muchas veces funcionan como no lugares[15]. Algunos de los usuarios que se dejan ver en las aplicaciones móviles suelen tener cuerpos que responden a un “prototipo universal”, puede forzarse una analogía entre los cruceros todos parecidos entre sí en sus opciones de entretenimiento (dependiendo el tipo, unos más otros menos) y los cuerpos “bellos” similares garantes de éxito (dependiendo el tipo, unos más otros menos). La industria del turismo y la de las aplicaciones comparten el mismo objetivo: ocupar el tiempo muerto cruzando los mares donde se puede sufrir mareos y podemos aburrirnos. Quizás una caminata en tierra firme, reconociendo el territorio, fuera de la pantalla, pueda aliviar el vértigo mareante.


Para mejorar el horizonte de la mirada, tanto en un crucero como en una aplicación de móvil, se está obligado a pagar. Volverse un Cliente Premium permite tener mayor alcance en el paisaje de lo que se ve, un caso será el de los perfiles que se puedan encontrar cerca y en el otro el de las vistas que se puedan obtener desde el camarote (entre otros lujos).

Sin caer en moralinas, no habría que olvidar que la finalidad de estas redes sociales para encuentros sexuales es el entretenimiento y ha permitido desacralizar la sexualidad, los placeres y los encuentros con otros. También permite que ciertos usuario, en pequeñas poblaciones, puedan “saberse acompañados” tenido un perfil cerca y, eso funciona como un gran salvavidas en un mar de heterosexualidad obligatoria. El problema se presenta cuando se adentra en sus profundidades y no se puede salir de ellas, cuando esas honduras ahogan con estereotipos que se fundan en la misma heterosexualidad obligatoria a la que se quiere huir o con los mismos patrones de masculinidad que, muchas veces, los grupos de pertenencia primarios exigen.


0011.

Ante el porno y las citas online, los usuarios comparten una sensación de excitación ante la “búsqueda”[16]. Es en la búsqueda, en el hurgar para ver que hay ahí o quién hay ahí o quién más puede mirarme o qué más puedo mirar, donde pareciera haber cierta unanimidad[17] en los relatos.

Algunas prácticas en criminología intentan determinar el origen del suceso rastreando el “pecado capital” que hace de móvil del homicidio. Los siete pecados capitales, que parecerían haber quedado relegados en los dogmas cristianos, siguen funcionando como repertorios emocionales de algunas sensibilidades desde donde asoman: la soberbia, la ira, la avaricia, la envidia, la lujuria, la gula, la pereza.

Mientras que a “simple vista” se podría pensar que los pecados más recurrentemente cometidos por los usuarios de aplicaciones de sexo podrían ser la lujuria, la gula o, la combinación de ambas en una “libidinosidad de hiperconsumo”; como “el motivante” de las apps de citas; y en otras aplicaciones (Instagram o Facebook) podría ser la envidia -ante la vida fastuosa de los otros dada a ver en las pantallas- , luego de escuchar algunas “confesiones” de los entrevistados, se podría establecer que el más común de los pecados es la avaricia.

Para algunos de los usuarios de apps de citas (Tinder, Grindr, Scruff, etc) la meta final es acumular más y más de lo mismo: “El sexo en la redes no expande sino que sigue la lógica del trofeo, de la foto que gané más matchs, de la cantidad de hombres con los que pueda estar, de la escala de belleza a la que accedí ,de la nueva casa que conocí “, “del “check” de un extranjero más con el que se tuvo una experiencia que queda marcada en el mapamundi adosado en la pared”.

Algunos describen “la acumulación” dada en la sensación de haber “tenido sexo” pero no haber estado en lo(s) sentido(s).

Como si se hubiese cometido el acto mecánico de lavarse los dientes o se hubiese cumplido con una de las tantas tareas apuntadas en la agenda (sin negar la sensación de frescura luego de la primera y el alivio de quitarse una tarea de encima de la segunda); algunas relaciones sexuales son descriptas como momentos de descarga para “estar más limpio mentalmente” , sexo higiénico, como se suele llamar vulgarmente.

El avaro de Moliere cuenta sus monedas y en la acumulación instala su tranquilidad de ser. Mira como su peso vale. Algunas veces la cantidad de encuentros es una excusa para que pase algo y tener algo que contar en una reunión entre amigos, funciona como parte del anecdotario conversacional y sigue la lógica confesional.

Quizás contar con más pueda potenciar una acumulación sexual amnésica que cepilla[18], permite continuar con el automatismo diario y la insensibilidad que exige la vida del capital. En ese tipo de encuentro el otro no interpela como otro. Así como la técnica cognitiva-conductual del “mindfullness” puede limpiar de los ruidos del día a día para continuar con lo mismo al día siguiente, este tipo de sexualidades representan un alivio (algunas de las veces, solo, instantáneo) que se ajusta con el malestar que provoca lo monótono de la rutina[19].


Lo higiénico se corresponde con las lógicas donde la Razón Moderna instaló la constitución de ciudadanos sanos, conscientes y productivos. El higienismo busca moldear los cuerpos y las sensibilidades a través de medidas que incentivan la limpieza y el orden para reducir las enfermedades que puedan darse en el habitar las ciudades. Es interesante recalcar que algunas veces los usuarios suelen referirse al hecho de no ser portador de HIV/VIH como: “estoy limpio” o consultar: “Are you clean?”. Discursos asociados con el higienismo y la estigmatización social.

El sexo higiénico[20] quedaría contrapuesto al “sexo ocioso o lúdico”. En el primero, la vinculación carnal tiene un claro efecto productivo-rentable: “echar un polvo para continuar con las actividades del día” y poder volver al trabajo o como “forma de quitar el stress” que produce una actividad laboral. La motivación está dada por el efecto que se busca: seguir con la producción. Sin hacer valoraciones de la eficacia técnica de la opción que se prefiera utilizar, mientras unos “limpian su mente” con una práctica oriental, otros lo hacen haciendo unos largos en la piscina y, otros, optan por aprovechar la hora de almuerzo para cortar y “comer polla”. De más está aclarar que el problema no está puesto en el hecho de tener sexo, sino la función que cumple el mismo en el sistema del capital. Este modo higiénico iría reduciendo así el gasto improductivo[21] y la carga ineficiente con la que podría vincularse el sexo por el placer en sí.

Este tipo de “encuentro” sanitario , aborrece lo fortuito, reniega de lo realmente “casual” (a pesar de que muchas veces sea llamado de este mismo modo), detesta lo que lo saca de cauce, desprecia lo emocional y se perturba ante la ternura. Escucho decir: “Eyaculo, le paso papel y, solo quiero que se vaya”; “no me gusta que quieran hablar antes o después de follar, quiero terminar y que se pire”; “muchas veces es un trámite: está la puerta del piso abierta, el tío está a cuatro patas, te lo follas, descargas y te vas”; “una cosa es tener sexo para poder seguir con tus cosas y la otra es tener una cita. Se tiene sexo con cualquiera, la idea es quitarte la calentura y seguir con tus cosas más liviano”.

La Razón está emparejada con la ratio, la cuantificación, y está despegada de lo cualitativo.

Algunos necesitaban consumir sustancias para perder la razón, sentir el cuerpo y, encontrar placer; sin ser este “sexo higiénico” propiamente dicho, en algunos casos esta práctica podría parecerse bastante y beneficiar a la misma ideología del sexo higiénico; mientras en otros casos podría ser una situación para compartir intimidad, un momento tanto de placer como de vulnerabilidad común y apertura a los otros. En estos encuentros, cuando el autocuidado y la percepción de la propia fragilidad[22] escasean, se puede exponer el cuerpo a experiencias de consumo extremas y prácticas de riesgo (similares al irse de manos en los enfrentamientos entre machos, conducir ebrio, realizar balconing, etc). Durante los fines de semana se roza lo límites de perder el yo gracias a sustancias que pueden potenciar la conexión, endurecer, desinhibir, estimular, elevar la tolerancia al dolor, dilatar; para luego volver a una rutina rigurosa y esterilizada durante la semana. Purgar lo improductivo e indecente del “placer” del weekend[23], se logra con una rutina de sacrificio que dura de 9 a 18, de lunes a viernes y, que está medida por: objetivos y bonos en retribución por cumplirlos, dietas y ejercicios, reciclaje y meditaciones. En el neoliberalismo meritocrático clase media; la penitencia para poder seguir siendo parte del culto al capital y conseguir la absolución de los pecados (cometidos el fin de semana) se hace venerando a la Santa Rutina que permite seguir perteneciendo al culto al consumo y al capital.


Si el amor romántico se sostiene en la posesión -se pertenece al amado siendo suyo y viceversa-, el “amor empantallado” busca la acumulación y la reafirmación -se pertenece siendo un producto de la imitación del modelo de éxito que consigue más-. Mientras tanto, se es una pertenencia de la maquinaria algorítmica y los medios masivos de comunicación que imponen un modelo de “gaycidad[24]. Se comprueba que se cumple con ese modelo cuando se reciben más mensajes, más woofs[25], más taps,[26] más matchs, más momentos sexuales, más intensidad.

Parecería ser que en la lógica de las aplicaciones de ligue, lo importante es acumular signos que digan que el otro me reconoce como: deseable, apetecible, cogible o follable…o (bien) parecido[27].

Las pistas que nos acercan a resolver el “pecado capital” detrás de lo descripto anteriormente, son:

- “¡Quiero más! No suelo quedarme conforme con lo que pasa en Grindr, tampoco después del sexo. Me aburre, no conecto”.

-"En Tinder no paro de acumular matchs, pero no me contacta nadie”

-“Mando taps con una llama y espero que me hablen pero pocas veces pasa”.

Pero ¿Qué es lo que se busca matar en las aplicaciones citadas? A esta altura este texto ha dejado varias pistas, además de la rutina, se busca matar el tedio vital de la soledad más “humana”, que luego los usuarios describen sentir en las mismas aplicaciones.


0100.

Fuego en taps[28] (toques) y matchs[29] (emparejamientos), el fuego en las aplicaciones de citas calienta con nudes, aunque muchas veces ese fuego o esas fotos produzca la misma calidez que las imágenes que simulan una fogata virtual colgada en una pantalla HD en el comedor de una casa en invierno.

Las muestras de una sensualidad que se prende fuego, enviadas a través de fotografías sin ropa (nudes), donde ya no es necesaria la apodyopsis; muchas veces quedan desproporcionadas a las conversaciones que se puedan tener dentro de la aplicación. Para algunos usuarios, los chats que tienen con otros usuarios se asemejan mucho a las respuestas automáticas que se obtienen de los “asistentes virtuales”; son los mismos usuarios que describen esto los que, luego, practican el mismo tipo de conversaciones “chatbot”. Siri[30] y Alexa[31] [32] parecerían ser más locuaces y responder con más interés y premura que algunas de las interacciones que se pueden tener con otros usuarios en estas interfaces (de ser el caso que se obtenga una respuesta).

Concretar un encuentro sexual implica ser expeditivo. En el campo del appdeseo pareciera haber estratos bastantes marcados, Jerarquías sexpeditivas, que hacen que el trámite de la conversación se acelere o lentifique y pueda o no concretarse algo.

Por ejemplo, tener en el perfil las letras XL y enviar una imagen de una erección de grandes dimensiones “acorta la conversación pero no evita la recurrente: ¿cuánto te mide?”.

Tener un cuerpo trabajado, ser activo, superar 20 cm de pene, ser masculino, joven, “lechero”, “ponedor”, vuelve al usuario un “AB”[33] . La escala social sexual, que opera implícitamente, promueve la movilidad “socio-sexual” a partir de una belleza (cross)fit o una que levanta el propio peso (calisténica).

De algún modo, estas aplicaciones eliminan las clases sociales determinadas por los ingresos económicos y las reemplaza por la cantidad de inversión en el tiempo de entrenamiento, performance de masculinidad y dieta. La “dotación” contada en centímetros (difícil de modificar) y la herencia genética, sumada a la variable de la edad, serían los los pesos[34] de más valor.

El enclasamiento sexual va regulándose descendentemente a medida que se cumplan los NO detallados en muchos perfiles -que pueden encontrarse no solo en aquellos usuarios AB, y que también funcionan de forma tácita-, los tres más recurrentes:

-NO afeminados

-NO gordos

-NO mayores de 40.

Una lógica de requisitos y exclusiones que hace que estas apps reproduzcan la lógica de los portales de búsqueda de trabajo. El empleador es ese que, cumpliendo con mayor características de masculinidad, cm de pene y belleza, acuerda el “contrato” sexual con aquel que es igual a él o inferior en el cumplimiento de esos requisitos.

La metáfora laboral puede ser usada a la par de la del emprendedurismo neoliberal hecho cuerpo, encubierto bajo la idea voluntarista de “puedes construirte tú mismo”. Un homosexual “integrado” al mundo social debería perder la sensibilidad (asociada a lo femenino, a “las mariquitas”), y adoptar una performance de “macho”. Como ya se comentó, “Que no se note la pluma” es una cuestión clave para estar en la cúspide de la pirámide sexual en las aplicaciones de ligue entre hombres.

A pesar de los esfuerzos que hicieron ciertas organizaciones de derechos humanos para dar de baja el ejército militar obligatorio, el entrenamiento utilizado en las fuerzas armadas es la opción que algunos usuarios de citas han encontrado para modelar el cuerpo y la sensibilidad. Asimismo, la erotización de las fuerzas policías –especialmente en los países llamados desarrollados- podría haber fomentado este patrón.

El cuerpo se habría vuelto un proyecto de trabajo personal, como si fuese acero modelado en una fábrica, se invierte toda la energía vital para volverlo una “armadura de carne”. Un cuerpo-armadura que apela al entrenamiento de guerra, usado por algunos de los usuarios de aplicaciones de citas entre hombres para volverse impenetrables, produciendo una paradoja, dependiendo del rol: volverse un agujero a penetrar pareciendo impermeable. La lógica se concentra en la construcción de un cuerpo duro y saludable, viril pero penetrable[35], pero sin fisuras, sin grietas, si arrugas.

Este cuerpo soldado sabe que no ha bebido el elixir de la eterna juventud, el tiempo le p a/e sa, Cronos lo vulnera suavemente, ajando su masculinidad. Las identidades soldadas pueden sentir vértigo al enfrentarse con la vejez. La Máquina-cuerpo, inútilmente entrenada para la guerra irá oxidándose de a poco. La caducidad, dependiendo del poder adquisitivo, podrá ser paleada o no con intervenciones estéticas y farmacológicas. Como sucede con los ordenadores y los teléfonos, la obsolescencia está programada, a cierta edad los cuerpos quedarían fuera del mercado de la carne y la vida (útil) del aparato anulada –salvo excepciones vintange o Sugar Saddies-.

La metáfora bélica es una constante en los flirteos sexuales:

“Busco que me rompan la cola”,

“Te destrozo el orto”,

“Te parto en dos”,

“Te doy caña hasta dejarte el ojete como una flor”,

“Rompo culos”

Estas expresiones pueden llegar a condensar las fantasías sexuales más variadas.

Mientras que por un lado nos encontramos con las metáfora de embestidas, por el otro nos encontramos con la hambruna lactante o los deseos más maternales:

“busco leche”,

“trago”,

breed me”,

feed me”,

“busco preñador”,

seed me”.

La Fragilidad en tensión con una lógica probatoria del aguante[36].

Algunas aplicaciones de encuentros sexuales emplean la geolocalización (utilizada en los sistemas de rastreos militares) para brindar sus servicios. Cuerpos-territorio penetrables pero no permeables. Cuerpos que mostrarían su “rajadura” no solo en anos fisurados, desgarros musculares o pollas flácidas sino en los más elementales zurcos de la vida: las arrugas que produce el tiempo.

0101.

Este texto es solo una de las tantas aproximaciones al estudio de los efectos de las nuevas tecnologías en la intimidad (de hombres homosexuales), sin querer llegar a ser conclusiones cerradas y comprobables o construcciones académicas citables. El análisis sobre estas Identidades mutantes algoritmizadas, intentará completar sus conjeturas en próximas derivas escriturales.


[1] La primera de esta serie refleja lo concerniente al uso de aplicaciones para sexo entre hombres.

2 Investigación financiada por L’Oficina de Suport a la Iniciativa Cultural (OSIC) del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya ( Beques per a la recerca i la innovació en els àmbits de les arts visuals, dels nous sectors creatius, de les arts escèniques, de la música i del pensament).

3 En el sistema binario, en el que se inscriben los algoritmos, 10 es el II de los números romanos.

4 En contraposición a cada una de estas aplicaciones y a cada uno de estos motores de búsqueda han surgido aplicaciones y organizaciones que buscan contener estos consumos. En su mayoría estas asociaciones (por ejemplo: Covenant eyes, Dale la vuelta) y apps (brainbuddy, ironwill, stopfap, nobate, manhood, habittacker, quit adiction, endure time, end porn, addiction and sex, compulsion, slaa sex porn, etc) usan técnicas cognitivo-conductuales.

5 En referencia al filtro digital que puede hacerse a las fotografías

6 Los modos de estar con otros, que ya venían mutando con la algoritmización de la vida, se han visto transformados aún más en el contexto de la pandemia del Covid 19, donde los Estados hicieron un llamado a disminuir los encuentros presenciales y volverse a las citas-encuentros digitales.

7 La versión argentina a este termino es “vueltero”. Dar muchas vueltas, marea.

8 Término en desuso para hacer referencia al amor intenso a los mares.

10 El crucero en arquitectura es el espacio donde la nave mayor de la iglesia cruza a la que atraviesa.

12 En “Cruising, historia íntima de un pasatiempo radical” (2020) Alex Espinoza hace referencia a su origen en el término latino “cruz” (p. 16).

13 Uno de estos juegos tiene como objetivo salvar ganado de catástrofes en la granja, otro de evitar que los diferentes rincones de una casa se estropeen por el agua o se prendan fuego.

14 Trastoco aquí el concepto inventado por Marc Augé a principios de este siglo.

15 Quizás, también la “desorientación”.

16 En el caso de Grindr el usuario necesita trasladarse a otra geografía porque su sistema solo muestra a quienes se tiene cerca; sino se mueve el perfil se queda anclado y verá siempre las mismas caras, los “vecinos” que se encuentren en el mismo radio. La aplicación permite posicionarse en cualquier lugar del globo para encontrar usuarios de otras regiones o zonas pero exige de la versión paga para poder hablar ilimitadamente con ellos.

17 El cepillado permite limpiar. En Argentina, cepillar también es una de las tantas formas que se usan para expresar que se tuvo una relación sexual.

18 El riesgo está cuando esa práctica sexual se termina volviendo parte de la misma rutina, como despertarse, desayunar, bañarse, ir al trabajo.

19 El sexo higiénico es aceptado y podría funcionar como una etapa anterior a la de realizarse como un “buen gay” con una pareja monógama, una propiedad privada, con marcados hábitos de cuidado “estético”.

20 Tomo prestado este concepto a G. Bataille. (1933) "La Noción de Gasto", en La Parte Maldita.

21 El doctor en medicina Benno Keijzer ha estudiado el fenómeno que hace que los varones deban ponerse en riesgo o poner en riesgo la vida de otros para demostrar su condición de varones. En algunos casos la exposición se da al querer comprobar el mandato de masculinidad (se debe ser capaz de coger/follar de cierta forma o tantas veces o con tantas personas) dato interesante cuando hablamos de hombres que tienen sexo con hombres. En otros la masculinidad se nutre de la soberbia de la invencibilidad.

22 Las prácticas a las que se hacen referencia aquí pueden ser amplías, incluyen el uso de drogas ílictas o lícitas : en algunos casos se hace referencia a la reuniones sexuales con “vicio” como suelen llamarse en Argentina y chem party o chills en España.

23 Ver: Meccia, E. “La sociedad de los espejos rotos. Apuntes para una sociología de la gaycidad” en Sexualidad, Salud y Sociedad - Revista Latinoamericana, núm. 8, agosto, 2011, pp. 131-148. Centro Latino-Americano em Sexualidade e Direitos Humanos. Río de Janeiro, Brasil.

24 Recibir uno es un modo de saber que otro usuario está interesado en el perfil. Representa una huella.

25 Se envía un tap a otro usuario como se envía un like para indica lo que quiero: “estoy buscando” (ícono: Diablo), busco amigos (ícono: Hi!), caliente (ícono: “hola”)

26 Alguien parecido es alguien similar a uno mismo, bien parecido es alguien guapo. Se es bello en tanto y en cuando se asemeja uno con el otro.

27 Modo de llamar la atención a otro usuario en la aplicación Grindr.

28 Usado también para hablar de las cerillas.

29 Asistente virtual de Apple.

30 Asistente virtual de Amazon.

31 Microsoft ya se encuentra trabajando en una patente para un asistente virtual que responda como una persona amada muerta. https://www.ubergizmo.com/2021/01/microsoft-chatbot-dead-loved-ones/

32 Haciendo juego a la popular segmentación de mercado.

33 Peso es también el nombre de la moneda local en muchos países de las ex colonias. Ej: Peso Argentino, Peso Mejicano, Peso Chileno.

34 Que puede soportar cualquier bala y no romperse. Considerando que el término bala deriva de la palabra glande.

35 El investigador Pablo Alabarces se encargó de conceptualizar está teoría en la cultura popular, en específico en el fútbol. Los usos que hace este artículo de la idea del “aguante” no se corresponden fielmente a los de Alabarces


“Mostras 1”, Vatiu N. Koralsky Crayón y tinta sobre papel 21x 30 cm 2021

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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