Laboratorio Magdalena: Reconstruir para reconstruirse / Verónica Sendon
- Revista Adynata
- hace 1 día
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Actualizado: hace 2 horas
¿De qué se trata? (Presentación)
Villa Gesell, como tantas otras ciudades, alberga tramas de resistencia y, al mismo tiempo, silenciosas opresiones que suelen quedar invisibilizadas. En sus calles y espacios comunitarios, mujeres y disidencias enfrentan cotidianamente violencias estructurales, discriminación y desigualdades de género que impactan profundamente en su salud mental y calidad de vida.
Desde esta realidad, nace la propuesta de crear una experiencia de Laboratorio Magdalena, impulsada por la militancia en la agrupación transfeminista de Lxs Bartolinas de Villa Gesell. El proyecto busca generar un espacio colectivo de expresión, sanación y transformación, donde el arte y la comunidad sean herramientas para hacer visible lo silenciado y fortalecer los vínculos de cuidado y apoyo mutuo.

Inspirado en la metodología del Teatro de las Personas Oprimidas de Augusto Boal y en la experiencia de la Red Magdalena, el laboratorio se concibe como un territorio de exploración artística y emocional. Allí, lxs participantes podrán mirarse, contar(se), desnaturalizar las opresiones y construir nuevas formas de habitarse. Retomando la experiencia de "El Borda" de Alfredo Moffatt, asumimos la premisa: “reconstruir para reconstruirse”, entendiendo que la transformación no es solo una intervención externa sobre la realidad, sino un proceso en el que, al transformar el mundo, nos transformamos a nosotrxs mismxs.
El proyecto surge de una necesidad concreta identificada por Lxs Bartolinas, a partir de un análisis situacional que evidencia la urgencia de crear espacios de acompañamiento para mujeres y disidencias en Villa Gesell. Espacios donde se fortalezcan tanto la autoestima como las redes de contención, en un contexto atravesado por múltiples violencias: de género, económicas, simbólicas y territoriales.
Desde esta perspectiva, el Laboratorio Magdalena el objetivo será recorrer distintos puntos de la ciudad, instalándose en espacios comunitarios como sociedades de fomento, centros culturales y operativos territoriales. Aunque este no será solo un espacio de contención, sino también de acción: lxs participantes no solo ocuparán estos espacios, sino que los transformarán y resignificarán, convirtiéndolos en territorios vivos de resistencia y creación. La reconstrucción del espacio será también metáfora del proceso personal y colectivo: al transformar el entorno, se transforman a sí mismxs.
¿Cómo lo haremos? (Metodología)
La propuesta consiste en un taller performativo donde el arte será la herramienta y el teatro, el lenguaje principal. A partir del Teatro de las Personas Oprimidas, exploraremos colectivamente las opresiones que atraviesan nuestras vidas, las pondremos en escena y ensayaremos estrategias para subvertirlas. Dramatizar para desdramatizar. Como sostiene Boal (1974), “el teatro puede ayudarnos a construir nuestro futuro en lugar de esperar pasivamente que llegue”.

Pero el teatro será solo una de las formas de expresión. También abriremos espacios para la expresión corporal y la danza, como formas de reconectar con el cuerpo y resignificarlo; para la escritura creativa, que habilitará la reelaboración de la propia historia; para las artes plásticas, como vía de expresión simbólica; y para la música y la fotografía, que permitirán nuevas maneras de narrarnos.
A lo largo de los 8 encuentros propuestos, lxs participantes serán protagonistas activxs del proceso. No se trata de impartir conocimientos de manera vertical, sino de construir colectivamente saberes desde la experiencia, el diálogo y la creación artística. A través de rondas de reflexión y análisis crítico, nos proponemos generar lecturas nuevas sobre las problemáticas que nos atraviesan, reconociendo nuestras herramientas para enfrentarlas.
Impacto y transformación (Objetivos y metas)
El Laboratorio Magdalena no busca ser un espacio pasajero. Su objetivo, sostenido por la militancia de Lxs Bartolinas, es sembrar procesos de transformación colectiva y sostenida en el tiempo. Queremos que las mujeres y disidencias participantes se apropien de estas herramientas, las lleven a sus espacios cotidianos y las repliquen en sus comunidades. Que el teatro, el arte y la colectividad se conviertan en motores de cambio en nuestra ciudad y en cada territorio donde esta experiencia pueda multiplicarse.
Más allá de contribuir al bienestar emocional y la salud mental, el laboratorio apunta a algo más profundo: fortalecer la autoestima, la confianza y la capacidad de agencia de cada participante. Queremos que sea un espacio donde se resignifiquen las historias de vida, se desafíen los mandatos impuestos y se construyan nuevas narrativas sobre lo que somos y lo que podemos ser.
Porque reconstruir para reconstruirse no implica solo mirar hacia adentro, sino también mirar alrededor. Y es en ese cruce entre lo personal y lo colectivo, entre la historia propia y la historia compartida, donde nacen las verdaderas posibilidades de transformación.
Este es nuestro punto de partida. La historia del Laboratorio Magdalena aún está por escribirse. Pero sabemos que cada mujer y disidencia que se sume a este proceso será parte esencial de su construcción. Y juntxs, en el escenario que nos presente la vida, comenzaremos a ensayar futuros posibles.

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