Nuevas bienaventuranzas porque las antiguas ni / Ariel Rivero
- Revista Adynata
- 4 jun
- 9 Min. de lectura
I- Si de prometer felicidad se trata
(…) el Holocausto ha demostrado ser un arma ideológica indispensable.
(…) ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo,
con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos,
se haya convertido a sí misma en Estado “víctima”.
Norman G. Finkelstein
La industria del Holocausto
Ningún otro movimiento de liberación ha tenido un adversario tan difícil:
un pueblo reconocido como la clásica víctima de la historia.
Edward W. Said
La cuestión Palestina
Bienaventuradas las víctimas, porque podrán conservar su inocencia mientras matan.
Bienaventuradas las mayores víctimas de la historia, las mayores víctimas potenciales de la historia y quienes heredaron tal estatuto, porque se sentirán autorizadas y, sobre todo, les estará permitido reparar una injusticia cometiendo otra, así sea reemplazar a un pueblo nativo en su misma patria ancestral. Quien no haya utilizado un sufrimiento especial para conferirse “derechos” igualmente especiales, tire la primera piedra.
Bienaventurados quienes consiguieron adjudicar las agresiones del propio grupo a la autodefensa y los ataques del grupo rival al odio, porque en esa “asimetría de distribución de motivos”1 se fabrica la superioridad moral. Y dichosos quienes fortalecen sus motivos morales para dañar, porque les será concedido superar cualquier tipo de aversión previa a la violencia. Por lo demás, la diferencia entre “justos” e “injustos” tampoco reside en lo que se hace sino a quiénes se les hace.
Bienaventurados quienes no distinguen entre culpabilidad y deshumanización de sus adversarios, porque se dedicarán a vulneración de sus derechos, o la aprobarán, como si fuera un acto de justicia más. Si la falta es del enemigo, entonces somos justos. Y si en el camino nos vemos obligados a perder cierta humanidad, será a causa de lo que ellos son, no por los suplicios que les apliquemos.
Felices quienes se guían por un objetivo mayor, por un proyecto sagrado o cuasi sagrado porque, al igual que en la campaña del desierto o en la conquista de América, podrán prescindir del consentimiento de sus semejantes al momento de concretar sus planes. Al fin de cuentas, imponer por medio del terror y la fuerza es, desde hace siglos, un derecho que los Estados, las iglesias y las personas mismas se atribuyen en nombre de cosas buenas. El mal no es un fin que justifique los medios, pero el bien sí lo es.
Felices quienes naturalizan que lo muy humano para un grupo puede reposar en lo muy inhumano para otro, porque un sistema político de segregación no les parecerá tal cosa.
Dichosos los que pasan de negar la presencia de una población nativa a convertirla en enemiga, o los que se perciben a sí mismos como nativos y a los nativos como terroristas, porque podrán sumarle a su proyecto de expansión la matanza masiva. Y la venta de armas “probadas en campo” al mundo2.
Felices todos aquellos que, en vez de apostar por la creación de un nuevo nosotros, todavía desean construir un Estado étnicamente puro y creen tener más derecho que otros a habitar un lugar, porque la imaginación y las fantasías políticas de exclusión típicas de nuestro tiempo, les favorecerán.
Felices las y los soldados cuando perciban como enemigos amenazantes a personas que no tienen a donde huir, porque actuar como si estuvieran en una guerra (arrodillándose, agazapándose, cubriéndose detrás de escudos mientras disparan sus rifles del futuro a personas que se defienden con piedras) les alcanzará para convencerse de que están en una. Y no tendrán sentimiento de culpa dado que, salvo excepciones, el cargo de conciencia depende del comportamiento del grupo, no de la conciencia individual.
Bienaventurados quienes confunden inocencia con impunidad e imaginan haber conseguido por justicia lo que han obtenido mediante el poder de las armas, el dinero y el manejo de la información, porque el orden jurídico internacional les respaldará; al menos mientras no les obligue a enfrentar la verdad de sus crímenes. Y dichosos, además, quienes ignoran cuestiones básicas sobre los derechos humanos y más aún sobre el derecho internacional, porque su violación, incluso filmada y fanfarroneada, no les resultará evidente.
Felices aquellos que, aunque no les nazca celebrar la aflicción de las víctimas, asumen como inevitable las acciones de sus victimarios, porque podrán continuar con sus vidas con total normalidad.
Bienaventurados quienes consiguen que “un trauma colectivo sea puesto al servicio de crímenes masivos”3, porque podrán acusar de antisemitismo a cualquiera que esboce la más mínima crítica.
Felices quienes ignoran que no es lo mismo consumir el sufrimiento ajeno que solidarizarse: con la cantidad de videos puestos a circular alcanza y sobra para mantener un sinfín de buenas conciencias bien alimentadas. La buena conciencia es la que se nutre de indignarse, no de comprometerse ni de animarse a gestos.
II- Si de prometer dolor se trata
¿En qué sentido son víctimas los soldados israelíes en 2025?
¿En qué sentido son víctimas cuando están armados hasta los dientes,
provistos de miles de millones de dólares en armas estadounidenses
y una cobertura diplomática aparentemente ilimitada de Estados Unidos
para desafiar la indignación internacional por el genocidio de Gaza?
¿En qué sentido son víctimas cuando difunden alegremente fotografías de sí mismos
en el paisaje de Gaza que han arruinado, fotografías que los muestran sonriendo
mientras se visten con la lencería robada de mujeres palestinas apátridas
y nuevamente desposeídas cuyas vidas han destruido,
hogares que han demolido y niños que han asesinado?
(…)
¿En qué sentido son víctimas los colonos judíos israelíes
cuando se reúnen para impedir que los alimentos
lleguen a los niños que están muriendo de hambre?
¿Y qué decir de los israelíes que presenciaron el bombardeo de Gaza en 2014,
sentados con indiferencia, como si estuvieran presenciando un espectáculo teatral
y no una catástrofe humana?
(…)
En algún momento, es absurdo seguir pensando en estos israelíes como víctimas,
excepto en el sentido de que tal vez crean genuinamente que están luchando
para vencer a los monstruos “bárbaros” de sus mentes.
Ussama Makdisi
Sobre las “víctimas de las víctimas”4
Cuando los hitos de la maldad humana son utilizados
como arma ideológica y no como brújula moral,
la condena del genocidio no puede ser más que selectiva
Norman G. Finkelstein
La industria del Holocausto5
Ay de las víctimas de las víctimas cuando, aprovechándose de esa predisposición tan humana a percibir las palabras más que los hechos, la opinión pública internacional llame “conflicto” al asesinato de civiles desarmados, “evacuación” al desplazamiento forzado, “guerra” a la cacería, “daños colaterales” al perjuicio deseado, porque a lo largo de la historia los eufemismos han sido necesarios para practicar y asimilar las peores crueldades. La palabra matar, por ejemplo, no figura en ninguna de las decenas de miles de documentos nazis examinados por estudiosos del Holocausto6. Las cosas más terribles son posibles de hacer siempre y cuando se evite nombrarlas.
Ay de las víctimas de las víctimas cuando se las etiquete como crueles y despiadadas, porque el motivo moral para la violencia resulta más estimulante que la misma deshumanización. De hecho, acaso sea la presunta inmoralidad de quien se asesina la que permita entender mejor la alegría de quien le mata. Y pobres de los huérfanos, las viudas, los extranjeros, porque el rótulo de terrorista ocultará su vulnerabilidad compartida. En la vileza del lenguaje se decide el destino de aquellos que el mandamiento bíblico busca proteger.
Ay de las víctimas de las víctimas cuando sus opresores esgriman el derecho a defenderse como fundamento de sus decisiones, porque “la percepción de legítima defensa es una de las razones que conduce al genocidio y, a veces, incluso el motivo principal”7.
Ay de las víctimas de las víctimas cuando la sociedad no reaccione frente a los delitos de los que son objetos, porque “el paso del tiempo normaliza las injusticias”8.
Ay de las víctimas de las víctimas cuando los observadores crean que respetar un dolor supone no colocarle un límite a la furia, a la venganza y a la ira de los perjudicados, porque entonces las declaraciones que expresen abiertamente la intención de aniquilar a toda una población les sonarán razonables, tal como si la crueldad fuera el permitido de las víctimas. Pobres, además, porque existe un tipo de empatía que impide percibir acciones criminales.
Ay de las víctimas de las víctimas cuando lo mejor que se tenga para decir a su favor sea que, “si bien Israel debe respetar las leyes que viola Hamás, el Estado judío de ninguna manera es culpable de que su enemigo utilice a los habitantes de Gaza como escudos humanos”9. Pobres porque sus ejecuciones serán interpretadas como inevitables. A las mismas personas no se les ocurriría afirmar que, entonces, también Israel estaría utilizando a su población como escudo humano dado que ha construido su cuartel militar general en el corazón de Tel Aviv 10.
Ay de la población nativa cuando, aunque sea por una vez, le ocasione un daño real al grupo que la oprime, porque el enojo justificado de los colonizadores funciona como otra excusa para la limpieza étnica o al menos como pretexto para castigos desproporcionados (“arte de retener la vida en el dolor”, vieja estrategia a los fines de reestablecer y mantener el desequilibrio de poder cuando por un instante es debilitado11).
Ay de los pueblos enfrentados a un poder que se alimenta de exhibirse (o a un Estado cuya política de seguridad tal vez produzca los mejores asesinos en masa de la actualidad), porque lo mínimo que soportarán será desaparecer una y otra vez como sujetos de derechos.
Ay de los pueblos tratados permanentemente como potenciales agresores, porque en la sospecha sobre su supuesta peligrosidad se prepara la ausencia de castigo para los vejámenes emprendidos en su contra. Que aquellos que pueden matar sean vistos como más peligrosos que quienes realmente matan es todo un logro retórico.
Ay de los convenios de Ginebra, porque las sanciones que podrían aplicarse en su nombre no dependen de la magnitud de las transgresiones. Y es que, así como la inocencia no guarda una relación lineal con los hechos (puede ser conservada justificando delitos), la condena, en tanto subordinada a los intereses y a las complicidades, tampoco depende de las acciones mismas. Más aún, la misma Corte Internacional de Justicia ya ha procedido de tal manera que, en algunos casos concretos, de la abundancia de pruebas no se siga una sanción12.
III- Notas para que las promesas empiecen a ser otras
La revolución se nutre de la imagen de los antepasados oprimidos
y no del ideal de los descendientes libres.
Walter Benjamin, Escritos recuperados
Ay de los organismos internacionales que advierten para no intervenir, porque tendrán noticias de la impunidad que proveen en los “permisos” que los regímenes militares alegremente se asignan. Ay de quienes, en este marco, se otorgan el derecho a una venganza ilimitada a causa del daño que han sufrido, porque empatizar con su dolor se volverá difícil, por no decir imposible, a medida que sus crímenes aumenten. Y, por último, ay de quienes gozan de mirar bombardeos con largavista13 o, si se quiere, de todos aquellos cuyo odio y temor es alimentado con porciones cada vez más grandes de destrucción del enemigo, porque habitarán una tierra como quien construye su casa en Auschwitz14. Al igual que el sueño de la razón, la impunidad también produce monstruos.
Bienaventuradas, en cambio, las víctimas de las víctimas, porque el espectáculo de las injusticias practicadas en su contra solo conseguirá que el amor hacia ellos crezca. Palestina, antes un nombre, hoy una causa. Quizás lo único bello de lo atroz sean los lazos de solidaridad que van tejiéndose detrás de sí y que de algún modo dan esperanza. Que así sea.
Referencias bibliográficas
1 Pablo Malo. 2021. Los peligros de la moralidad. Versión online, pág. 152.
2 Sobre esta idea y otras parecidas: Israel ha convertido Palestina en un “apartheid tecnológico”, entrevista a Antony Loewenstein. Disponible en: https://elordenmundial.com/antony-loewenstein-laboratorio-palestino-israel-armas-gaza/
3 La frase es del mismo Antony Loewenstein. Cfr.: https://www.youtube.com/watch?v=S3SWWqx1lNk&t=26s.
4 Ussama Makdisi. 2025. Disponible en: https://jewishcurrents.org/on-the-victims-of-the-victims
5 Para otro enfoque respecto de la condena selectiva de los genocidios: ¿Pueden los estudios sobre el genocidio sobrevivir al genocidio en Gaza? Disponible en: https://jewishcurrents.org/can-genocide-studies-survive-a-genocide-in-gaza
6 Pablo Malo. Op. Cit. Cfr., pág. 145.
7 Acerca de esta idea y afirmación en particular, consultar: Sí, es genocidio, de Amós Goldberg. Disponible en: https://thepalestineproject.medium.com/yes-it-is-genocide-634a07ea27d4. Y, del mismo autor, El problemático retorno de la intención. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/14623528.2024.2413175#d1e237
8 Esta expresión, aunque por otro tema, se la escuché enfatizar y explicar a Flavia Broffoni en su charla sobre La lógica de la desobediencia civil. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=ETrCRPEi8g8&t=2568s
9 Cfr.: artículo de opinión de W. A. Galston. Disponible en: https://www.wsj.com/articles/israel-must-follow-the-laws-hamas-violates-war-terrorism-middle-east-19276a22
10 Para un análisis de planteos como estos: ¿Escudos humanos o protección para Israel frente a la rendición de cuentas? Disponible en: https://www.mei.edu/publications/human-shields-or-shielding-israel-accountability
11 Arte de retener la vida en el dolor es la definición que Michel Foucault brinda del suplicio cuando analiza lo que llama poder soberano en las primeras páginas de Vigilar y castigar.
12 Sobre el modo de proceder de la CIJ y la administración de la violencia: Todo funciona según lo previsto, de Emilio Dabed. El texto se encuentra publicado en: Rodrigo Karmy (editor). 2024. Palestina, colonialismo y resistencia. Ed.: Pehuén, Cuadernos de Memoria y Utopía.
14 Aunque distinta por la escala (y la conciencia que se tiene de ello), la situación puede ser pensada y planteada desde lo que ya ocurre con el kibutz Nahsholim, asentado en lo que fue la aldea palestina de Tantura: https://forensic-architecture.org/investigation/executions-and-mass-graves-in-tantura-23-may-1948

Gracias!