P R O Y E C T O S I L E N C I O G E N E R A L
TRES INTERVENCIONES SOBRE UN MISMO TEMA
Pepe Miralles, Valencia, 1993
1.
El silencio premeditado puede ser consecuencia del miedo, de la prudencia, de la no conveniencia de decir aquello que se sabe, o de no saber que decir. También el silencio puede ser una actitud de protesta, aunque no siempre es efectiva.
2.
Es difícil encontrarnos en una situación de silencio absoluto a no ser que recurramos a habitáculos especiales construidos para tal fin. Estamos, pues, acostumbrados a oír ruidos de todo tipo: murmullos, ecos y quejas.
3.
Pero también podemos encontrar silencio en la convulsión y el griterío. Este silencio es ausencia, premeditada o no, pero siempre significante.
4.
El silencio puede ser fruto del olvido, y éste, en la medida en que propone un cese de afecto, se convierte en la más ingrata de las consecuencias del silencio. Pero así mismo, el olvido esta relacionado con el descuido y la falta de interés hacia algo.
5.
El silencio intencionado, voluntario, evita enfrentarse con algo que al nombrarlo públicamente, es susceptible de ser rebatido o cuestionado.
6.
Cuando alguien, haciendo uso de su profesión no habla sobre algo que debe ser tratado, implica que no se considera importante lo que se silencia.
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