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Si no nos dejan soñar, no los vamos a dejar vivir / Gatx Negrx

Foto del escritor: Revista AdynataRevista Adynata

Actualizado: 2 feb


Quizás sepamos en lo que estamos de acuerdo, quizás no.


Estamos sostenidxs por las afinidades posibles, por los afectos y efectos de los encuentros, por el amor a las tramas de amistad, por insistir en querer vivir de otras maneras.


Estamos en contra de la yuta patriarcal y de toda opresión con forma de yuta, de los colores que sea y venga de dónde venga (todxs tenemos culo y nadie lo tiene limpio).


Quizás, desde acá, veamos que el sindicalista que creés que te representa, no te representa –¿los mundos que queremos exigen representación?– y además, gana buena guita por ese trabajo y no lo despiden ni lo maltratan ni lo explotan.


Quizás, desde por acá, veamos que ese y esa representante se esforzaron en ponerte un ministerio y darte un cupo y leyes, que mucho pudieron, pero que desde esa misma región ideológica de la patria, juegan tan bien el juego democrático (incluso el juego de los derechos humanos) que estamos como estamos hoy... Y no por la pesada herencia (si hablamos de herencia tendríamos que resucitar a nuestrxs originarixs), hablamos del pacto de olivos, del de entrega de tierras y acceso a la megaminería, del gatillo fácil, de que todavía existen los manicomios.


Quizás, desde acá veamos que no se trata solo de la carita visible del presidente, sino de todos aquellos que omiten y callan, omiten y se encogen de hombros y miran al costado o exclaman ¡qué barbaridad! mientras siguen como si nada, como si todo…


Quizás, desde acá veamos que hay algunas formas de lo progre que, por ahí sin querer, por ahí sin saber, hacen juego porque aspiran a sentirse vidas de primer mundo sin querer embarrarse los zapatos, sin meter las patas en la fuente.


Todxs tenemos culo y nadie lo tiene limpio. Por eso, esta vez –como toda vez–, necesitamos estar alertas a las centralizaciones y jerarquías que nos hacen no solo hablar por otrxs, sino creer que nuestro miedo es mayor o peor que el de otrxs. Y hacen militar imponiendo ideas y formas, creyendo que para construir las luchas hay que entenderse.


Desde acá vivimos el sabernos minoría y no aspirar a gobierno alguno. Intentamos una vez más, no dejarnos tomar por esas emociones fachas (que centralizan, jerarquizan y aplastan) que habitan todo lugar, todo colectivo y todo cuerpo, y que trabajamos mucho para neutralizar. Desde acá, creemos en la matriz de la amistad y la complicidad sensible, quizás, la única matria posible. Esa que no tiene fronteras, esa que sabe del darse, de la ternura y de la rabia. Y desde acá seguimos inscribiéndonos en una historia de antifascismo, de comunas, de revueltas, de okupaciones. Por eso invocamos a la capacidad inventiva y el arrojo de la Bolten, a la solidaridad armada de Durruti, a la pluma sagaz de Barrett, a la intrepitud de Louise Michel y Severino, a la digna rabia, al teje y la furia trava, a la paciencia estratégica mapu, a la inteligencia de Lohana.


Desde estas invocaciones nos deseamos fervorosamente que, esta vez, ni vedettismos ni aspiracionismos partidarios o académicos ni orgas ni traiciones ni kiosquitos ni centralidades ni jerarquías congeladas coopten estas alianzas en las que insistimos para vivir. Para estar de otras maneras. 


Quizás, esta vez, fracasemos mejor.



Fuente:



Christian Andersson - 2012 - Ataque - Bronce, acero pintado, fósforo - 15 x 25 x 10 cm
Christian Andersson - 2012 - Ataque - Bronce, acero pintado, fósforo - 15 x 25 x 10 cm

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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