Me interesa poder indagar sobre la idea de dialéctica. Después de buscar información sobre los orígenes, usos primarios de la palabra y definiciones desde distintos enfoques, descubrí un enorme y rico contenido que me generaba más interés. Después de algunos momentos de incertidumbre e investigación, entendí que la dialéctica atraviesa, y es necesaria, casi un pilar, para cualquier tarea. Pero principalmente, para el trabajo en grupo, para desarrollar una mirada crítica, para tener un aprendizaje nutrido, para poder interiorizar al otro, generar una mutua representación interna, para ser creativos, para comunicar, para habitar diferentes roles, para ser efectivos en la comunicación, es lo que nos permite generar nuevas ideas. No me imagino una dialéctica sin otros u otras. Nos dan la posibilidad de contraponer, discutir, disentir y desde ahí, desde la diferencia, tomando esa mirada disidente como función de la propia poder generar algo nuevo. Incluyendo el miedo y las resistencias que generan lo nuevo y el miedo que genera, por concepción histórica de la sociedad, el pensar distinto y generar movimientos en uno mismo para poder expandir a la grupalidad.
En conclusión, a partir de mi juego con la palabra y el contenido que me acercó el concepto de dialéctica desde el pensamiento Griego, el pensamiento marxista, la dialéctica de la ilustración, la dialéctica desde el pensamiento, Comencé a pensar en la posibilidad de generar un texto que, de algún modo, me permita poder bucear por los diferentes lugares que vayan surgiendo entre las inquietudes generadas por la búsqueda, sin preconceptos limitantes.
Entonces pensé en la creatividad, lo creativo como concepto de creación y como forma de estar en el mundo con una mirada cuestionadora que nos permita estar en sociedad con un modo amplio, responsable y comprometido con uno mismo y con los otros y otras, habilitando desde la psicología social pichoniana pero fuertemente desde la mirada y desde el compromiso que ha demostrado la propuesta de la mirada moffattiana.
De algún modo, todo dispositivo que planteamos desde la perspectiva de la psicología social nos pide una cuota importante de creatividad, una sensibilidad que nos permita movilizar y transformar desde un lugar amoroso, permeado en contemplaciones, pero con un encuadre y marco definidos. Una estructura sólida que nos permita transitar la diferencia sin perjuicio. Darnos el lugar para pensar lo creativo como modo de sanar, tomando lo sano como la ausencia de la enfermedad y tomando la figura del "loco" como portavoz de una familia y una sociedad que muchas veces calla e invisibiliza. En palabras de Alfredo "...todo delirio fue verdad alguna vez..."
De tal modo me interesa repensar la noción de arteterapia, las relaciones arte y locura, el juego de crear.
Para intentar tener un acercamiento inicial a estos temas hice una pequeña entrevista a un poeta uruguayo: Ibero Laventure. Trato de asociar el arte y la locura desde una mirada psicosocial y acercarme a la influencia de la cultura en conexión con la producción de contenido artístico, expresivo y creativo en relación con la conformación del acervo cultural desde donde lo subjetivo es producible.
“Persona mentalmente sana es aquella capaz de hacer frente a la realidad de una manera constructiva,
de sacar provecho de la lucha y convertir a ésta en una experiencia útil, encontrar más satisfacción en el dar que en el recibir
y estar libre de tensiones y ansiedades, orientando sus relaciones con los demás para obtener la mutua satisfacción y ayuda,
poder dar salida a cierto monto de hostilidad con fines creativos y constructivos y desarrollo una buena capacidad de amar”
Enrique Pichón Rivière
Tratando de utilizar como disparador la frase de Pichón, cambiaría la palabra constructiva por la palabra creatividad, en alusión al concepto de lo creativo. Poder generar cambios que abarquen, no solo lo individual sino, con una mirada grupal, sabiéndonos seres fundamentalmente sociables y con la necesidad de compartir, interactuar y crear en comunidad, reconociendo que la salida nunca es individual, aunque así se nos intenta imponer desde el sistema capitalista. Sabemos que ocuparnos de la comunidad es ocuparnos de darnos la oportunidad de transitar la existencia desde un lugar menos hostil y más comprensivo, liberador que nos permite no cargar solos con una responsabilidad colectiva.
Desde la mirada de la psicología social, ¿Qué implica ser sano? El tema lo enlazo con la comunicación, desde la concepción de transmitir y de compartir. Esto último, incluso, se desprende de las entrevistas. Me sitúa desde la mirada en grupo, en comunidad, en el encuentro con los otros. Esos diálogos internos son pensamientos permeables, que muchas veces surgen de la experiencia de la interacción con el mundo externo haciendo eco en el interno, y necesitan salir, canalizarse a través de la escritura, en este caso. En palabras del entrevistado: «exorcizar fantasmas que me atormentan», «sacando fotografías del mundo que me duelen a mi alrededor».
Asocio con la definición de matriz de aprendizaje que enuncia Ana Pampliega en el texto “El sujeto en el proceso de conocimiento”, esa huella que fue quedando en nosotros, pudiendo muchas veces marcar una forma de hacer, sentir y pensar que nos abruma. «Definimos como matriz o modelo interno de aprendizaje a la modalidad con la que cada sujeto organiza y significa el universo de su experiencia, su universo de conocimiento». Cada sujeto organiza, con intención de comprender desde dónde escribe y para qué escriben aquellos que lo hacen doy por entendido que es algo orgánico, natural, una necesidad.
También pienso que cada uno tiene su modo de percibir y recibir el estímulo externo para poder procesar y hacer carne en el interno. Esa organización de la que habla Pampliega en la definición de matriz de aprendizaje, permite habilitar la diferencia con la que ordenamos y simbolizamos la realidad. Por tanto, vuelvo a la idea de cuestionar sobre si hay una verdadera manera de realizar y transitar los momentos, actuar de forma correcta o adecuada. El encasillamiento es incongruente en sí mismo si nos basamos en la matriz. La matriz nos remite a las particularidades, a aquello que nos hace sujetos con un camino a medio marcar, pero nunca igual a otros, entonces, ¿se puede estructurar psíquicamente desde un aspecto universal? Tomando la definición de universal de la Real Academia Española (rae): «Que comprende o es común a todos en su especie, sin excepción de ninguno».
A modo de ejemplo, Laventure cuenta que sí tiene un fantasma. Lo identifica como la muerte, en sus propias palabras: «a todos nos persigue el mismo fantasma». En lo que refiere a sus producciones. comparte que el dolor lo impulsó a escribir desde su niñez. Habla de una liberación en el proceso creativo, en este caso en su escritura «hay una transformación, uno se siente mejor con uno mismo». Dice que al compartir el dolor con los otros «el dolor sigue, pero se transforma». La siguiente cita, entiendo, complementa el pensamiento del poeta: La socialización primaria internaliza una realidad aprehendida como inevitable. Esta internalización puede considerarse lograda si el sentido de inevitabilidad se halla presente casi todo el tiempo, al menos, mientras el individuo está en actividad en el mundo de la vida cotidiana.
Frente a la pregunta la libertad, el poeta responde «¿la libertad por dónde pasa?» —haciendo referencia a la canción de Jorge Lassaroff (titulada Expreso de 1989 del disco Pelota al medio), y agrega «podría decir que la libertad es acción, reacción y pulsión vital».
La entrevista y el intercambio con el escritor me dan la chance de seguir reforzando la importancia de la creatividad en nuestros actos, la importancia de no caer en estructuras rígidas y fijas que nos obturan la capacidad de generar pensamiento crítico y miradas que puedan tener contrapuntos que nos hagan ampliar nuestros horizontes dando lugar a lo diferente, aceptando la diferencia como lo natural y lo cotidiano. Es casi obvio que las diferentes posturas y formas de hacer, sentir y pensar son inherentes al ser humano, todo lo otro es conformación social. Marcos que se imponen para ordenar y organizar obedeciendo intereses de algunos pocos que creen tener más capacidad y poder sobre la mayoría.
Nuevamente resuena la frase de Alfredo "...todo delirio fue verdad alguna vez...". Esto me remite a que hay una manera de decir, y depende quién lo diga y dónde para que se sitúe como "normal" o como "locura".
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