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  • Foto del escritorRevista Adynata

Zaratustreanas VII De cansancios y últimos intentos / Fernando Stivala

Prefieren no hacer


Pasividad de espectador.

El último humano que solo quiere descansar.

Si lo que pulsa la vida es el objetivo de descansar, de preferir no hacer, de dormir sin soñar.

Preferir no hacer como acto gastado del termómetro a partir de las desmentidas culturales.

Ese preferir no hacer, ese nihilismo, esa frustración, quizás sean los signos no conscientes de abstención del último humano.


En el dormir y el despertar pasa como en el morir y el vivir.

Las almas sin consciencia o durmiendo o sin cuerpo no quieren despertar e ir a la vida. Pero cuando están despiertas no se quieren ir a dormir o morir.

Cuando estamos tomados por las cátedras de la no acción es cuando muchas veces queremos morir.


Catedráticos de la virtud


Los catedráticos hablan de la virtud, pero están a merced de un lugar o estado donde ella no se desarrolla.

Su finalidad es el momento donde la virtud no se expresa.

Elogiadores de una virtud en potencial.

Elogian ser semilla o enrollo o embrión o capullo. Algo que todavía no abrió y aún no expresa.

¿Cuándo se convirtió en elogio la imagen de semilla o capullo? Algo que no está expresándose

Expresividad como ese momento donde la potencia es potencia y no donde está replegada. Encontrarse con eso qué pueden las cosas.

¡Más cuando llega la noche me guardo mucho de llamar al sueño! ¡El sueño, que es el señor de las virtudes, no quiere que lo llamen! *

Los catedráticos de la virtud piensan el soñar como perturbador del ánimo. Intentan un dormir sin soñar.

Una capacidad del sueño es crear. Hay algo inventando una historia.

Se expresa el sueño cuando se apaga la consciencia. Hay una expresividad allí.

Pero los catedráticos nos recomiendan que no soñemos tanto.

Piensan las diez superaciones, las diez risas, las diez alegrías, como contar ovejas para dormirnos.

Rumiando me pregunto a mí mismo, paciente como una vaca: ¿Cuáles han sido tus diez superaciones?*

Halagan estar pensando en las cosas, no llevándolas a cabo.

Halagan las ideas que tenemos en la mente hasta que en nombre de las complacencias y obediencias nos dormimos.

Halagan el dormir sin soñar.

Diez veces

Si los catedráticos proponen una serie de recetas, preferimos decirles:

Diez veces incluir más matices.

Diez veces volver a confiar en el termómetro.

(Es distinto terminar el día con diez veces confiando en el termómetro que con diez veces sintiendo que hicimos mal y preferimos no hacer más)

Diez curiosidades por día.

Diez veces devenir niñx.

La pulsión de conocer.

El niñx no va conscientemente a desconocerse, pero en ese querer conocer se conoce y desconoce un poco más.

Una especie de devenir curioseante.

No hay fin en ese curiosear. El sentido no es la meta sino el movimiento.

Diez verdades que encontrar.

Si son diez no hay una única trascendente.

No hay defensa de una verdad ya creada sino que hay verdades que si las seguimos nos invitan a crear nuevas verdades o recorridos.

El sentido es el movimiento. El movimiento del movimiento.

No hay inicio. Hay corte, decisión, afirmación.

Estar presente en una corriente que nunca para.

Fuerza pulsional que no se queda alabando una verdad, sigue más allá.

Una verdad frena. Se cansa porque quiere hacer fuerza contra corriente, contra vida.

Allí descansan los catedráticos de la virtud.

Diez veces reír durante el día y alegrarnos.

Contentitud de sí, de sentir lo que podemos y todavía no.


El último humano


Mientras Zaratustra oía hablar así al sabio, reía en su corazón, pues se le había encendido una luz. Y habló así a su corazón: Un necio para mí es este sabio. *

Adormecedores de la voluntad de poder o conatus o chispa.



Dichosos estos soñolientos: pues pronto estarán dormidos *

Tanto que buscan el dormir no nos ocupemos más de ellos, ya se están cayendo.

Tienen energía de último intento, de cansancio, de último humano.

Ocupémonos de lo vivo y despierto.


*Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra (Primera parte ´De las cátedras de la virtud´)



Yoshitoshi Kanemaki - "Persona en tiempo continuo" - Pintura sobre madera - 210x65x100

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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