En Las mil y una noches, Sherezade cuenta historias para detener una matanza de mujeres.
Tal vez la libertad resida en la decisión de no concluir una narración
Hablas del capital emplean la palabra libertad como reaseguro de privilegios individuales.
Marx la piensa como emancipación de la servidumbre de la necesidad.
El psicoanálisis la concibe como parte del misterio de la otredad y las sujeciones.
Fromm la sitúa como motivo del miedo (tememos más la incertidumbre de la libertad, que la certidumbre de la explotación).
Lévinas (1961) escribe: “La libertad consiste en saber que la libertad está en peligro”.
A veces, enfermarse resulta una opción -la peor opción- para liberarse de las presiones de la hiperproductividad.
Pero, si la insuficiencia no se sufre como falta, carencia, corte, mala noticia de la realidad, se podría pensar como astucia de la libertad.
Frente a las tiranías del rendimiento, la eficacia, la perfección, se necesita practicar la cura de las insuficiencias.
Una común alegría por lo que no se completa ni se concluye. Por lo que nunca se alcanza.
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