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  • Foto del escritorRevista Adynata

Charly García, ese transcurrir / Patricia Mercado

Vivir mientras suena su música.


Y pasa lo que pasa. Y nada pasa.

Y pasa lo que jamás pensamos pudiera pasar.

Y pasa lo mismo.


La música de Charly nunca lejos. Inventa algo que la vida que vivimos no alcanza a vivir.

Y queda tatuada en el calor de lo vivido.

Entonces volvemos una vez, otra. Una vez, tantas.

Y ella nos abraza con un perfume íntimo.

Recurrencia en lo abierto, insistencia de un afán a orillas de las mordazas de la muerte.


La música de Charly se imprime como premoniciones en lo que acontece sin dar respiro y nos arropa la intemperie.

Acuna insomnios perpetrados a ojos abiertos, que no pueden soñar.

Viene a caminar nuestro desierto.

Su paso alado abriga cielos donde brota una estrella capaz de alimentar la más negra de las

oscuridades.

Su oído exhuma melodías capturadas en las soledades de un pueblo que aprendió a quererlo muy de a poco y a los tumbos.

Como se quieren vidas que preguntan a boca de jarro sobre la iniquidad de la desidia

cotidiana. Como se quieren vidas incómodas a los consensos.

Sale a despertar alientos adormecidos entre los trastos del miedo.

Y mientras todo pasa esa música respira cerca para darle horizonte al andar cabizbajo.

Entonces voz y mirada, oído y corazón cruzan umbrales, por un instante, capaces de nacer

mundos por venir.



SNM (2021) Collage digital Verónica Scardamaglia

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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