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  • Foto del escritorRevista Adynata

Crecer ya / Fiorella Nitti

Pasaron dos días después de haberme enterado que Lucía, de 16 años, había muerto.

Me lo había mencionado una amiga: "¿podes creer que la empalaron?" me dijo. Si, la habían violado, drogado y empalado.

Volví a la escuela. Ese día no tuvimos ninguna materia en la que no hayamos realmente tocado el tema. Y siento que pude vivir aquella muerte desde muy dentro mío. Pero no porque yo tenga 16 años, o porque yo piense que podría pasarme a mí. Sino porque tuve la capacidad de ver el dolor desde otra forma, una nueva forma.


Antes de entrar al colegio esa mañana, creía que en ese texto la aclaración de "Lucía nunca había ingerido drogas" era importante.

Antes de esa mañana, como ella tenía rastas y escuchaba rock, seguro "era buena y no merecía morir".

Antes de esa mañana, como también la habían empalado daba más pena que una violada pero no muerta.

Antes de esa mañana era una chica que había muerto.


Después entendí que no importaba si consumía o no consumía drogas.

Que, que tenga rastas y escuche 'buena música', no la convertía en más o menos víctima.

Que no había muerto solo ella, que habíamos muerto muchas.

El colegio me enseño a luchar.

En cada clase encontraba algo nuevo para preguntarme. Una injusticia nueva sin entender. Un detalle menos importante para la muerte de una persona, de una mujer. Un nudo más en mi panza, en la panza de muchos. Una carta hecha por el hermano de Lucía para leer. Un lugar más por hacerle a Lucía en cada materia. Un profesor más dando su opinión: Femicidio como contenido. Una pelea más entre mi compañera de enfrente y la que se sienta lejos, porque ¡Lucía no tenía la culpa!. Un video más por ver, en pantalla grande, en la biblioteca. Y en él, una mujer hablando, emocionándonos. Y del otro lado, un colegio escuchándola. Escuchando su lucha. Al final, esa lucha se la manda una profesora a Lucía, en forma de lágrima. Otra discusión entre alumnos y profesores. Una anécdota vivida y contada por cada alumno. "Culpabilizar" otra vez más. 'Es lo que ellos quieren que veas desde la tele' una vez más. Capitalismo otra vez más.

Otra lágrima que mando a Lucia, mientras escribo esto.

U otra lágrima que podes estar mandándole vos, mientas lees esto.


"¿A qué hora es la marcha?". "Profe, ¿nos encontramos acá o en la 9 de julio directamente?". Sentir como mi piel se hundía en el escalofrío más crudo del mundo.

Una paliza más, que cuenta mi compañero sentado en la izquierda, que le llegó a su tía, que sufrió, su tía. O que también, quizás, le llegó y la sufrió mi tía, y yo no sepa nada. Y nadie sepa nada.


La palabra "Micromachismo" ¿qué es? ¿qué significa?. Aprender que significa. Volver a mi casa. Contarle a mi viejo, que sé que significa micromachismo: "Sutil violencia en la vida cotidiana". Sentir y querer no dejar que el micromachismo me obstruya en ningún momento. Ni a mí, ni a mis amigas. Ni a ninguna persona, ninguna mujer.

Sentir y querer defenderme, y ayudar a cualquier persona, cualquier mujer.

Ver lo grave que es que ¡no haya educación sexual en las escuelas! ¡que él no te dé privacidad! ¡que sientas miedo de ser mujer!


Y querer crecer ya, con apuro.

¿Para qué? Para convertirme en ellos y ellas, que enseñan a luchar...

Crecer ya, con ansiedad, para poder luchar...


¿Pero no ves? de esta manera ¡ya estoy luchando!



* texto publicado en el fanzine De-mentes rosas, en 2016.


Lyndon Barrois Jr., Objetos Inmortales (I-IV), 2021 cuatro relojes de sol de hierro fundido, compuesto de acrílico y yeso, poliedros CMY, dimensiones variables.

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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