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  • Foto del escritorRevista Adynata

“El guardián entre el centeno” de Salinger/ Ianina Fornaro

Fragmentos de clase sobre la identificación en el Hospital Alvear.


En el estadio del espejo Lacan refiere el pasaje de la insuficiencia a la anticipación, se anticipa la imagen cuando el cuerpo aún está fragmentado, cuando el cuerpo aún no tiene una unificación en lo que respecta a su imagen. En la pubertad con el estallido de la sexualidad esta imagen resulta insuficiente debido a que apremia la incorporación de las modificaciones que introducen los cambios corporales y la diacronía generacional. La imagen resulta insuficiente para responder ante esas modificaciones, amenaza la fragmentación. De ahí la necesidad de identificarse a alguna imagen para conservarse unificado. Aquí aparecen los diarios íntimos por ejemplo como posibilidad de una escritura que posibilita una descarga psíquica a los fines de transitar estos cambios.


En “El guardián entre el centeno”, Holden (el protagonista) es un adolescente que ha sido expulsado de diferentes escuelas, lo mismo ocurre con la última a la que asiste y de ahí empieza a deambular por distintos escenarios hasta volver a su casa sin querer encontrarse con sus padres y poder tener una conversación con su hermanita menor Pheobe a quien adora.

Holden de 16 años ha perdido a su hermano Allie que muere de leucemia a sus 11 años. Holden tenía 13 para ese entonces.


Holden en una narración que le piden en la escuela cuenta esta historia basada en un guante de Béisbol que tenía guardado en su valija con poemas escritos de su hermano Allie. Dice que los tenía escritos para leerlos mientras jugaba porque su hermano no solo era totalmente inteligente, sino que era el mejor en muchos aspectos. Resalta lo bueno que era, para Holden, Allie era el mejor de todos y no había otro como él. Tras esto se puede pensar su conflicto en las relaciones sociales con los otros. Para Holden “todo el mundo es falso” salvo Allie.


Durante su errancia hay una imagen en el Central Park donde hay patos y un lago. Holden le pregunta al taxista a dónde van los patos cuando el lago se congela, el taxista se sorprende con la pregunta y le contesta que se quedan donde están. Holden le responde que es imposible que sigan como si nada, se pregunta y les pregunta a todas las personas que pasan por allí a dónde van los patos cuando el agua del lago se congela, su pregunta es a dónde va alguien cuando muere, en contraposición con la pregunta de los niños, de dónde vienen, él se pregunta hacia donde van. A dónde se va tras la muerte. A dónde va su hermano, a dónde va él.


En la escena con su hermana menor ella le dice que no puede ser que lo hayan echado de nuevo de la escuela, que el padre lo va a matar. Holden dice que el padre a lo sumo lo puede mandar a una escuela militar y listo.


Su hermanita le dice que a él no le gusta nada, y él le responde que no es así que a él le gusta algo, después de dar rodeos y sin saber bien qué decir dice que le gusta su hermano Allie.

Phoebe: A ti no te gusta nada.

Aquello me deprimió aún más.

Holden: Hay cosas que me gustan. Claro que sí. No digas eso. ¿Por qué lo dices?

Phoebe: Porque es verdad. No te gusta ningún colegio. No te gusta nada de nada. Nada.

Holden le dice: Me gusta Allie, y me gusta hacer lo que estoy haciendo ahora. Hablar aquí contigo, y pensar en cosas, y…

Allie está muerto-le dice Phoebe- no vale. Si una persona está muerta y en el Cielo, no vale.

Holden: Ya lo sé que está muerto. ¿te crees que no lo sé? Pero puedo quererle, ¿no? No sé por qué hay que dejar de querer a una persona solo porque se haya muerto. Sobre todo si era cien veces mejor de los que siguen viviendo.

¿Sabés lo que me gustaría ser? ¿Sabés lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir?

¿Te acuerdas de esa canción que dice “si un cuerpo coge a otro cuerpo, cuando van entre el centeno”? Me gustaría…

Phoebe lo corrige y le dice: Es “si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando van entre el centeno”. Y es un poema de Robert Burns.

Tenía razón es “si un cuerpo encuentra a otro cuerpo cuando van entre el centeno” pero entonces no lo sabía.


Creí que era “si un cuerpo coge a otro cuerpo” le dije, pero verás, muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Solo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo y los cojo. Eso es lo que más me gustaría hacer todo este tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo que único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

Holden así identificado al guardián entre el centeno el que salva a los niños de caer en el agujero queda identificado a esa imagen que implica una suspensión en el duelo por su hermano y la interrupción a un proceso al que no puede darle lugar. Allie es el mejor de todos a condición de que nadie lo sea, la energía libidinal puesta al servicio de conservarlo como tal, de que no se termine de ir. Holden queda suspendido en esa identificación de ser “el guardián entre el centeno” cuidando la figura del santo. Retenerlo como el más bueno, el mejor en todos los aspectos (todo el mundo es falso) Deja suspendido el duelo en esta identificación intentando “salvar” retener a su hermano, cuidando que no se termine de ir.


En la última escena Holden termina enfermo, al parecer en una especie de internación o intervalo en el que refiere a un psiquiatra y hablándole al lector le dice que no le digan a nadie pero que recuerda con simpatía a quienes se fue cruzando aún con quienes había tenido problemas “de lo que estoy seguro es que echo de menos en cierto modo a todas las personas de quienes les he hablado, incluso Stradlater y a Ackley, por ejemplo. Creo que hasta al cerdo de Maurice le extraño un poco. Tiene gracia. No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo”.


Posibilitar una escritura. Un error de lectura que produce una identificación fijada en un símbolo que no acompaña a encontrar una salida y su posterior corrección que posibilita otro destino.

Yo creía que era “un cuerpo coge a otro cuerpo”, pero era “cuando un cuerpo encuentra a otro cuerpo” Phoebe tenía razón y yo no lo sabía.


Lacan, J. 2010, El estadio del espejo como formador, Escritos 1.

Salinger, J. D, 2009, El guardián entre el centeno.



Joëlle Tuerlinckx Statiques carré de ciel bleu (I), (II), (III) (Cuadrados estáticos de cielo azul) 2009 Espejos y gouache Pieza 03: 50 x 50 cm

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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