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Foto del escritorRevista Adynata

El poliamor y el teorema de Tales / Daniel Rubinsztejn

El hombre hace el amor

El hombre hace el amor con

El hombre hace el amor con su

El hombre hace al amor con su pene

Llegó con un libro en la mano, léalo me dijo. Es mi guía: Ética promiscua

Proponen las autoras una vida de placer con la convicción de que el poliamor, en la singularidad de cada quien, es una vía para alcanzar alguna felicidad.

“«Putón» es una persona de cualquier género que ensalza la sexualidad de acuerdo con la idea radical de que el sexo es agradable y que el placer es bueno para ti”.

Tratos entre las personas, acuerdos a respetar en la pareja con tal y/o con tales. Intentos de encuentros con varios, evitando el maltrato.

Se pregunta cómo satisfacer a ambas, a muchas. Cercado por demandas, que se han multiplicado. Límites del trato que trata de sostener.

“Los putones comparten su sexualidad al igual que las personas filantrópicas comparten su dinero: porque tienen mucho para compartir, porque les hace felices hacerlo, porque compartir hace del mundo un lugar mejor”.

En la cuarentena se ve obligado a la monogamia, se desvanece por semanas el poliamor… ¡Y el contagio! El programa para el amor se suspende.

Una promesa que si no es ahora será en otra ocasión.

Anagramas de teorema, que incluyen a un dios y al amor. Hay que remarla. Teorema de las proporciones: “Si dos rectas…”.

¿Cómo vivir una vida sin proporción entre un cuerpo y otro cuerpo? Si dos cuerpos…

¿Cómo vivir marcados por la sexualidad que siempre lleva un grano de insatisfacción?

¿Cómo hacer (que) el amor prometa y defraude? Volver a hacer y que vuelva a defraudar.

Con, con su… pareja. Su: ¿se apropia?

Y si el instrumento responde y se yergue orgulloso, deja de ser -a veces- instrumento para devenir su partenaire. Y ella y él, desaparecen.

Sexualidad, amor, dinero. El inconsciente gusta de esas equivalencias.


Diego Posada Gómez, La cura de la histeria masculina. Manual de autoayuda”, 2016

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Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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