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  • Foto del escritorRevista Adynata

Elogio de las contradicciones / Tomás Baquero Cano

Este es un mensaje de último minuto. En el día de hoy salió a la luz un dato científico que fue pasado por alto durante mucho tiempo y que va a poner fin a muchos de los grandes conflictos mundiales. Una investigación del año 1971, repetimos 1971, había revelado algo que fue dejado de lado por error. Hace casi 50 años Deleuze y Guattari habían descubierto que, al menos hasta la fecha en cuestión, nadie había muerto de contradicciones. Esto quizás asombre a mucha gente, y no sería de extrañar que levante sospechas y desconfianza, pero se trata de un estudio sumamente riguroso. No hemos encontrado medio alguno para comprobar si alguien murió de contradicciones desde el momento hasta la fecha, pero aun así, es un dato que lo cambia todo y por eso debió haber sido ocultado por los grandes intereses. A pesar de los mitos populares y todos los remedios caseros que conocemos para combatirlas, las contradicciones no habrían sido la causa de ninguna muerte.


Ante la noticia decidimos desde el programa consultar especialistas en el tema. Nos contactamos con el Dr. Unacosaesunacosayotracosaesotracosa quien nos ha dicho que el método tradicional utilizado para detectar esta supuesta anomalía puede ser realizado con pocos elementos en el propio hogar. En general, dice el doctor, se toma una hoja y se hace un listado de hábitos, ideas o cualquier observación de interés sobre una persona o un grupo. Luego, se analiza la lista en su conjunto buscando cosas que desentonan respecto de otras. Al encontrarlas, usualmente lo que se estilaba (y hasta el día de hoy es así) es enojarse mucho, molestarse y hacerle la vida imposible a la persona en cuestión Esto, desde luego, indiferentemente de que afecte o no en algo la situación en la que unx se encuentre. Además, nos dice, es un procedimiento que se respeta a rajatabla, por el Bien de quien padece de contradicciones. El diagnóstico pronto y tratamiento es el método más eficaz para mantener la pureza y las tradiciones, tal como afirman todos los regímenes totalitarios y verticalistas y confirma también la Organización Mundial de la Salud Existencial.

Y, sin embargo, a pesar del pánico y el higienismo, hoy sabemos que hasta 1971 nadie murió de contradicciones. ¿Qué había ocurrido? Ahora, muchos equipos en medicinas horizonalistas y libertarias se preguntan acerca de origen de este posible mito que nos hacía temer a las contradicciones. Algunos estudios de última hora parecerían ubicar la causa en un miedo real, pero desplazado: se trata de la convivencia con compañerxs que, de un momento a otro, decidían apuñalarte por pronunciarte anticapitalista y tomar cocacola o alentar una idea que un viernes a la tarde hace quince años rechazaste. Otros equipos, integrados en su mayoría por psicoanalistas, rechazan esta hipótesis y sitúan la causa principalmente en el superyó. Hoy la Revista Pasiones Tristes sacó un número especial, donde la Dra. Moralitis dice en su artículo que “muchas de las personas que llegan a consulta dicen tener contradicciones que resolver, y dedican horas y horas a pensar por qué desean simultáneamente dos cosas, es terrible”.


Sabemos hace tiempo que las contradicciones existen en la sociedad, pero solamente a gran escala, entonces ¿qué había pasado que tanta gente las sufría hasta en la intimidad de la ducha? Finalmente, todo comenzó a esclarecerse poco a poco, aunque no se trata de un panorama muy alentador para el futuro. Al parecer, detrás de todo esto habría estado una organización llamada Compulsión Yoica a la Unidad (CYU). Desde hace añares, se habría dedicado secretamente a hacer intervenciones sistemáticas en diversos puntos del cuerpo social, que garantizaban la complicidad libidinal con todos los tipos de centralismos y jerarquías, introduciendo así sin ningún tipo de reparo el amor por la pureza y la coherencia. Uno de estos militantes de lo Mismo fue capturado hace algunas horas, el cual aludió seguir órdenes de un tal Comisario Aristóteles, que tiene no se sabe qué doctrina del principio de no contradicción. Este cabecilla aún se encuentra en libertad haciendo de las suyas, por lo que se recomienda cuidarse de cualquier síntoma típico del cuadro (deseos de que nada cambie, impulsos de vigilar al prójimo, leve presión en la frente como si una gorra presionara, etc.). Ante estos sucesos, manifestaciones por el derecho a la polivocidad y a la multiplicidad recorren las calles del país. Sus principales reclamos son:


DERECHO A PERDER EL ROSTRO

DERECHO A DESCUBRIR DE QUÉ SOMOS CAPACES

DERECHO A QUE NO SE LLEVE UN REGISTRO SISTEMÁTICO DE TODO LO QUE ALGUNA VEZ HICIMOS Y SE NOS LO TIRE EN LA CARA EN CADA OPORTUNIDAD

DERECHO A NO VOLVER A ESCUCHAR “PERO SI VOS NO SOS ASÍ, ¿QUÉ HACÉS?” YA SEA POR PARTE DE LAS AUTORIDADES ESTATALES, PSÍQUICAS, FAMILIARES, AMIGAS, ENTRE OTRAS

DERECHO A INCLINARSE POR DOS COSAS, TRES COSAS, CUATRO COSAS, N COSAS

DERECHO A SER COMO EL PERRO DE FUNES: EL DE LAS 3:15hs, EL DE LAS 3:16hs, EL DE LAS 3:17hs…

DERECHO A QUE NO SE TRADUZCA LO QUE DECIMOS Y LO QUE HACEMOS EN LO QUE SOMOS

BASTA DE DESINFORMACIÓN: NADIE MURIÓ NUNCA DE CONTRADICCIONES

VIVA LA POLIFONÍA, VIVA LA POLIVOCIDAD

MENOS PERSECUCIÓN Y MÁS ORQUESTACIÓN


Gurbuz Dogan Eksioglu De la serie “ escaleras” 2009

Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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