Winnicott tiene una idea precisa: “crear lo dado”.
Una figura de peluche en la vidriera de una tienda se exhibe como mercancía, yace como existencia increada.
Pero, esa figura en los brazos de una vida pequeña deviene amparo deseado.
Suavidad imantada. Calidez mullida. Cosa encantada. Materialidad sensible. Fantasía animada. Incondicionalidad alcanzada.
Crear lo dado, tal vez no se trate de otra cosa.
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