Para con la palabra viva soy bueno:
Mira cómo salta de contento,
Y qué amables reverencias,
dulce incluso en su torpeza.
Tiene sangre en ella, y sus enérgicos resoplidos
hasta a los sordos les llena los oídos
Y entonces se enrosca y revolotea,
Lo que hace la palabra --- recrea.
Mas la palabra sigue siendo cosa delicada,
Que tan pronto enferma, como que sana.
Si quieres dejarla vivir su pequeña vida,
Debes tomarla dulce y de la manera debida,
No forzarla ni sacudirla toscamente;
Pues suele morir con mirarla malvadamente.
Y ahí yace entonces su pequeño cadáver,
Tan frío y desvalido, tan exánime,
tan informe, horriblemente transformado
Por la muerte y por la agonía maltratado.
Una palabra muerta es algo muy feo,
Es --- un cascabel esquelético.
¡Qué asco los oficios indecentes,
allí donde las palabras fallecen!
[Aforismos escritos para Lou von Salomé en Tautenburg]
*Fuente: [1. N V 9a. N VI 1a. Notas de Tautenburg para Lou Salomé. Julio-Agosto de
1882], 1 [107] “La palabra”. En Fragmentos Póstumos, Volumen III (1882-1885).
Traducción de Diego Sánchez Meca y Jesús Conill, Ed. Tecnos, España 2010
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