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  • Foto del escritorRevista Adynata

Nadie puede determinar lo que puede un encuentro / Ezequiel Buyatti

Actualizado: 12 abr 2023

Hay veces que odio la pedagogía, ¿cómo erradicar de ella la domesticación y la opresión si fue inventada para tal fin? Pero hay veces, algunas veces, aunque sea una vez, que logra mutar. Y entonces recordamos que entre sangre y muertes inventaron revueltas, comunas, caracoles, barricadas, emancipaciones, autonomías, periódicos, murales, graffitis, stencils, hackeos, rondas y hasta escuelas. Y así, aun con “gusto a poco” recuperamos la locura de esos gestos que aquellas luchas inventadas nos legaron

Verónica Scardamaglia


A María le cuento que Maximiliano también pintaba. Le cuento que cortó, junto a Darío, calles y puentes para no cortar el dulce hilo de la vida, como nos susurra el lobo cada vez que la luna y la poesía se posan sobre la noche. Le cuento que escribió en uno de sus cuadros, la noche anterior a su asesinato, “Miro mucho más allá de lo visible”. Al igual que Maxi, María es una persona sensible y comprometida con la época que le toca vivir. A sus maneras, ambos insisten en no cortar ese dulce hilo. Alianzas insólitas que atraviesan épocas, contextos, espacios: hoy tengo un cuadro que me regaló María, estudiante de una escuela que intenta –y logra– alojar experiencias de vidas atravesadas por violencias sistémicas. No es menor lo que escribió en su pintura: “Van a pagar cada gota derramada de sangre popular”. Quizás ya pueda despedirme de este presente con mi gota en el mar y que alguien más siga desbordando el océano.


Primer encuentro en otra trinchera en la que todavía se puede respirar. Intercambios, risas, debates, experiencias, conflictos, tensiones: se parte de las singularidades de lo vivo. Terminan las dos primeras horas y Aron se acerca con una sonrisa, mano extendida y me dice que hace bastante que no le pasaba algo así. Caricias al alma que nutren la vida, afectos que revitalizan cuerpos para seguir en movimiento.


Abril y Federico enuncian –con un mismo significado pero diferente significante– algo que conecta a dos cartas: “Carta a Vicki” y “Carta abierta de un escritor a la Junta militar” de Rodolfo Walsh. Para Abril, ese punto de conexión se construye con un “Elijo morir”. Para Federico, con un “No les importó nada”. La construcción de una heroína que había elegido que su muerte le perteneciera: “Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir”. La intervención fundada en el prestigio del nombre propio o en su posición en el campo político e intelectual sabiendo lo que le podía suceder: “Rodolfo Walsh. - C. I 2845022. Buenos Aires, 24 de marzo de 1977”. Hija y padre eligiendo su propia muerte, como también así su propia vida que viaja por encuentros, lecturas, miradas y conversaciones que nadie puede determinar. Viajes que preservan la memoria histórica ajena al entumecimiento estatizado.


15 y 17 años. Historias cargadas de situaciones que desgarran al tan vacío, violento e inerte discurso de “la igualdad de oportunidades”. Abril y Federico están interesados por lo sensible. Se les nota. Una quiere conseguir Operación masacre. El otro quiere volver a escribir poesía. Situaciones para seguir experimentando la potencia de lo vivo existen de sobra. Tenemos la capacidad de encontrarlas, crearlas, vivirlas. Una de ellas se presenta: 11 de junio. Esta fecha aglutina dos acontecimientos: el cumpleaños número 18 de Federico y el día de su juicio. Estuvo en institutos de menores y el 11 de junio es la última fecha para dejar esa etapa atrás.


“En el instituto conocí la poesía de Camilo Blajaquis”, me dice. Le contesto que si sabía que este libro que estoy sosteniendo –Operación masacre– es uno de los primeros que leyó según lo que dijo en entrevistas. “Piel de gallina”, me dice con una sonrisa y mostrando el brazo.


Le propongo escribir lo que quiera para ese 11 de junio tan importante para él: una crónica, una poesía, un breve texto. Con gusto acepta. A la espera, entonces, de esas palabras. La vida viaja por ese hilo que trae y lleva encuentros, lecturas, miradas y conversaciones que nadie puede determinar. Insistimos: nadie puede determinar lo que puede un encuentro. Lo inesperado, por más que las asfixias de los muros intenten invalidarlo, irrumpe en las determinaciones estériles de planes, consignas, notas y programas, encontrando pliegues por donde asomarse, encontrando resquicios por donde podemos mirar mucho más allá de lo visible.


Arveja. (2023) Encuentros que viajan por redes inesperadas. Fotografía


Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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